El Tribunal de Justicia de la UE tumba el proyecto de patente europea

El proyecto de crear una patente única europea podría quedar en suspenso, después de que el Tribunal de Justicia de la UE haya declarado ilegal que otro tribunal europeo se encargue de los litigios sobre propiedad industrial.

Los ministros comunitarios tenían previsto sacar adelante la iniciativa sin España e Italia, que se oponen por considerar que el proyecto discrimina a sus respectivos idiomas. El Tribunal de la UE solo cuestiona el sistema judicial que se ha previsto porque entiende que es incompatible con el derecho comunitario.

El Tribunal de Justicia de la UE considera que crear un tribunal europeo de patentes va contra el derecho europeo. El nuevo organismo es una de las novedades del proyecto de patente única europea que la UE tiene previsto sacar adelante esta semana, mediante una cooperación reforzada, ya que España e Italia se oponen por entender que el proyecto discrimina a sus respectivos idiomas, al contemplar exclusivamente el inglés, francés y alemán en su régimen lingüístico.

El Tribunal de Justicia europeo cree que la creación de un nuevo órgano jurídico internacional para interpretar y aplicar lo relativo a la nueva patente comunitaria «desvirtuaría las competencias conferidas a las instituciones de la unión y a los estados miembros, que son esenciales para la preservación de la naturaleza misma del derecho de la Unión».

La sentencia añade otra complicación al proyecto de patente europea que la presidencia semestral húngara pensaba sacar adelante esta misma semana, con la oposición de España e Italia y el respaldo de los otros 25 socios. Desde Budapest se dice que sólo se está cuestionando el sistema judicial del proyecto y, por tanto, se puede aprobar aunque no haya tribunal de patentes europeo. Sin embargo, la nueva norma quedaría sin organismo para la resolución de conflictos.

La idea de crear una patente única europea es un viejo objetivo de los 27 por las complicaciones que presenta la normativa actual, según la cual, para que una patente sea efectiva tiene que ser validada por cada uno de los Estados miembros en los que se quiera que esté protegida.

Este sistema dispara los costes administrativos y de traducción, de modo que una patente europea viene a costar diez veces más que una estadounidense. Precisamente por ser los gastos de traducción los que encarecen los trámites, los gobiernos de Madrid y Roma han exigido que el español y el italiano sean idiomas válidos en la futura patente europea.