Cavaco, reelegido presidente de Portugal en la primera vuelta

El conservador Anibal Cavaco Silva ha sido reelegido presidente de Portugal este domingo en la primera vuelta de las elecciones. Casi con el escrutinio terminado, Cavaco superaba ampliamente el 50% de votos necesarios, frente a un 19% de su principal rival, el candidato socialista, Manuel Alegre.

Como se temía, la mitad de los electores no han acudido a votar, después de una campaña que no ha conseguido despertar el interés. Los portugueses están más preocupados por los recortes salariales y sociales y por si el país necesita finalmente ser rescatado por la UE y el FMI.

Cavaco en la campaña de las presidenciales portuguesas
Anibal Cavaco, reelegido presidente de Portugal

Anibal Cavaco Silva, de 71 años, seguirá otros cinco años al frente de la Presidencia de Portugal. Los electores le han dado su apoyo en las elecciones celebradas este domingo con un contundente resultado. No hará falta una segunda vuelta, ya que supera con creces el 50% necesario, mientras su rival, el socialista Manuel Alegre, se ha quedado en un 19% de los sufragios.

Se frustran las esperanzas del PS de pasar a una segunda ronda, en la que sumarían los votos de los otros cuatro candidatos, todos de izquierda, para enfrentarse a Cavaco. Manuel Alegre ha dicho que asume personalmente la derrota. «No ha perdido el Partido Socialista, he perdido yo.»

La abstención ha sido alta, como se temía. El frío ha puesto el elemento final a una campaña anodina, en la que los candidatos no han conseguido interesar a los portugueses, preocupados por las repercusiones de las medidas de ajuste impuestas por el gobierno socialista y pendientes de que Portugal tenga que ser rescatado finalmente por Europa y el Fondo Monetario Internacional.

La victoria conservadora pone aún más difícil la labor del gobierno de Sócrates que ya pasa por una cohabitación complicada. Durante la campaña, Cavaco ha reprochado al gobierno la mala situación del país, mientras los socialistas advertían que no permitirán que el jefe del Estado se inmiscuya en la gestión del ejecutivo. En cualquier caso, el reelegido presidente ya ha didcho que no usará sus atribuciones para disolver el Parlamento.