Las bases de la nueva Europa

El divorcio de Reino Unido de sus socios europeos ha solapado en lo mediático lo que debería ser el gran acuerdo de la UE para superar la crisis financiera. La intervención decisiva del Banco Central Europeo en la compra de deuda, lo que casi todos ven como la gran solución, no está entre lo pactado por el veto alemán, pero tampoco se cierran todas las puertas. El resto de las medidas son viejas conocidas que, esta vez sí, no queda más remedio que aplicar.

Merkel y Sarkozy en el Consejo Europeo, dic.2011
Merkel y Sarkozy, durante la cumbre europea / Foto: Consejo UE

Los 17 países de la eurozona, y los del resto de la UE que quieran sumarse, firmarán un tratado internacional, con participación de las instituciones europeas, por el que se comprometen a un gran pacto fiscal que estabilice las cuentas nacionales y a poner en marcha otras medidas por si las cosas se ponen aún más feas.

Reino Unido ya ha rechazado sumarse al acuerdo, mientras que Bulgaria, República Checa, Dinamarca, Hungría, Letonia, Lituania, Polonia, Rumanía y Suecia consultarán a sus respectivos Parlamentos, antes de tomar una decisión. La declaración final de la cumbre define el acuerdo como una arquitectura reforzada para la Unión Económica y Monetaria.

Regla de Oro

Con el fin de mantener presupuestos públicos equilibrados o con superávit, los Estados introducirán en sus constituciones un límite de gasto, como ya ha hecho España. El acuerdo fija que el déficit estructural anual no puede exceder del 0,5% del PIB nominal. La Comisión Europea y el Tribunal europeo de Justicia verificarán la incorporación de la norma a los ordenamientos jurídicos nacionales.

Sanciones para los incumplidores

Los límites actuales del 3% de déficit público y 60% de deuda pública, ya previstos en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, e incumplidos innumerables veces por todos los Estados, se toman ahora en serio. La Comisión Europea vigilará que no se sobrepasen y, si ocurre, habrá sanciones inmediatas para los Estados, salvo que se oponga una mayoría cualificada de Estados de la eurozona.

Censura previa para los presupuestos nacionales

La Comisión Europea examinará los planes presupuestarios de los Estados para asegurar que se ajustan a los parámetros de estabilidad marcados y sugerirá, en su caso, las modificaciones que considere oportunas. Para avanzar hacia un gobierno económico europeo, los socios de la eurozona reforzarán su coordinación ante cualquier reforma económica que quieran adoptar.

Refuerzo de cortafuegos

Aunque el fondo temporal de rescate estará en vigor hasta 2013, se adelanta a julio de 2012 la puesta en marcha de su sustituto, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), de modo que durante un tiempo se solaparán para tener una mayor efectividad financiera. En marzo del año que viene se evaluará si su dotación de 500.000 millones de euros es suficiente.

Se aportarán 200.000 millones de euros al Fondo Monetario Internacional para garantizar los recursos necesarios en caso de que haya que prestar nuevas ayudas financieras a otros socios de la eurozona.

Para agilizar la toma de decisiones en el MEDE, se suprime la unanimidad necesaria hasta ahora y se sustituye por una mayoría del 85%, según la aportación de cada socio al FMI, si se presenta un caso urgente de petición de asistencia financiera. De esta forma, Alemania, Francia e Italia, juntos, podrán llevar la batuta.

No más condonaciones de deuda

Para tranquilizar al sector bancario, el Consejo Europeo deja por escrito que las quitas acordadas para la deuda griega han sido únicas y excepcionales y que, por tanto, no volverá a repetirse ese procedimiento.

Intervención del Banco Central Europeo

La participación directa en la compra de bonos por el Banco Central Europeo no está entre los acuerdos pero, indirectamente, se ha dejado la puerta abierta a una acción más decidida de la entidad monetaria de lo que ya viene haciendo solapadamente. El presidente del BCE, Mario Draghi, ha insistido en que lo necesario era un gran pacto fiscal en la UE. En teoría, ya lo tiene.