Eurobonos: solución o desastre

Termina una semana que The Financial Times ha definido como aquella en la que «los inversores perdieron toda esperanza». Los intentos de los líderes europeos por dar una imagen de solvencia en la economía de la zona euro han desembocado en otro batacazo en los mercados. Para muchos analistas, la emisión de eurobonos sería la única fórmula de garantizar una respuesta conjunta y contundente de Europa; para Alemania, perder más de 20.000 millones de euros en diez años para beneficio de países incumplidores.

Debate en la UE sobre la emisión de eurobonos
Debate en la UE sobre la emisión de eurobonos /Imagen:cotizalia

Los eurobonos son una herramienta financiera por la que los países de la zona euro emitirían títulos de deuda conjuntamente, no país por país, de forma que los Estados más vulnerables tendrían el respaldo de los otros con economías saneadas. Esto permitiría presumiblemente a todos acceder a mejores condiciones de financiación, con tipos de interés más bajos, y devolvería la confianza a los mercados en la moneda única, según sus defensores.

La revista británica The Economist, en su último número, cuestiona la supervivencia del euro, y advierte a Alemania de que el lanzamiento de eurobonos tendría costes mucho menores que la desaparición de la moneda única.

Alemania, en contra

Pero la teoría pierde fuerza ya en la simulación de la práctica. La prensa alemana asegura este domingo, con cálculos del Ministerio de Finanzas, que la implantación de eurobonos como fórmula para estabilizar la eurozona supondría para Alemania costes de 2.500 millones de euros anuales. Las fuentes oficiales que cita Der Spiegel argumentan que los eurobonos son una manera de colectivizar la deuda europea, que desincentivaría a los países menos solventes a estabilizar sus economías.

La canciller alemana, Angela Merkel, se opone radicalmente porque más allá de los principios, está su propio electorado, harto de la idea de que Alemania salva a los pobres y despilfarradores de la UE; y su propio partido, contrario abiertamente a que haya transferencias de deuda entre los socios de la eurozona.

Van Rompuy, en contra

El presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, tampoco está por la labor. En una entrevista en la radio belga RTBF, ha asegurado que «no es el momento adecuado» para emitir eurobonos. El líder europeo prefiere esperar a que las economías y los presupuestos de los países de la eurozona consigan una mayor convergencia. Van Rompuy aporta unos datos definitivos: los índices de deuda entre los Estados de la moneda única varían entre el 6,6% del PIB en Estonia y el 142,8% en Grecia.

Sus declaraciones responden directamente a la petición del ministro belga de Finanzas, Didier Reynders, esta misma semana, cuando pidió la emisión de eurobonos para demostrar a los mercados que Europa tiene «bolsillos profundos» y cuando la presión sobre la deuda belga ya ha hecho entrar al país en el grupo de países sospechosos.

El BCE, en contra

El Banco Central Europeo (BCE) rechaza esos argumentos. Su economista jefe, Jürgen Stark, cree que los eurobonos serían solo un remiendo que podría«curar los síntomas, pero no las causas». En línea con las tesis alemanas, Stark considera injusto que los países en peor situación se beneficien de un menor coste de la deuda, mientras los que tienen un mejor perfil de crédito sufran un encarecimiento. El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, viene repitiendo que los gobiernos que han sido responsables en sus finanzas no tienen por qué pagar por los problemas de los que no lo han sido.

El gobierno español es partidario de la creación de títulos de deuda europea, pero admite que aún no es el momento adecuado. La ministra de Economía, Elena Salgado, lo considera una buena idea para poner en marcha más adelante y el ministro de Fomento, José Blanco, al comentar el rechazo a la medida por Merkel y Sarkozy esta semana, dijo que los eurobonos son «el final del camino y no el principio». Según algunos cálculos, España ahorraría con ellos un 0,6% del PIB.