El poder de la diversidad en la Cumbre de las Cooperativas

Las semillas viajeras del cooperativismo se sembraron por primera vez en Europa, pero se han adaptado a los climas de todo el mundo. De todos los rincones del planeta, desde Kenia hasta Filipinas y del Ártico hasta Cuba, los cooperativistas han acudido a Quebec para defender su participación en este movimiento diferente.

Asistentes a la Cumbre
La Cumbre de Quebec cierra el Año Internacional de las Cooperativas de la ONU/ Foto: Cortesía de Desjardeins

En laCumbre Internacional de las Cooperativas, que se ha celebrado en la ciudad canadiense de Quebec, protagonistas del movimiento han intercambiado experiencias, prácticas y tarjetas personales con miras al futuro.

El encuentro ha sido la culminación del Año Internacional de las Cooperativas, declarado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La intención es que este año dé paso a una década internacional para rescatar la importancia de esta forma de economía, nos dice la presidenta de la http://2012.coop/en/ica» Alianza Internacional de las Cooperativas (ICA, por sus siglas en inglés), Dame Pauline Green.

Por su parte Monique Leroux, directora general de Desjardins, una de las organizadoras del encuentro comenta que «Ha sido una gran oportunidad para intercambiar ideas y prácticas innovadoras».

La declaración final de las organizaciones convocantes, Desjardins, ICA y la Universidad de St. Mary, ha puesto el acento en el papel de las cooperativas para el público y para las autoridades. Las tres entidades se han comprometido a aprovechar nuevas herramientas para difundir sus objetivos y crear formas innovadoras para mejorar la comunicación y las consultas con miembros y directivos.

Para Quebec, la cumbre también ha sido una oportunidad de homenajear a Alphonse Desjardins (1854-1920), que dio los primeros pasos para poner cooperativas de crédito al alcance de canadienses francófonos que se veían obligados a abandonar la provincia en busca de un medio de vida en los primeros años del siglo XX.

Las historias y experiencias compartidas en esta reunión mundial han dejado patente el papel de las cooperativas para afincar a las personas en sus comunidades y evitar la fuga de talentos.

Mary Nirlungayuk, vicepresidenta de servicios corporativos de Arctic Cooperatives Limited, cuenta que las cooperativas del extremo norte han abierto una forma de ingresos para colectivos de artistas y han prosperado allí donde otros fracasaron, ofreciendo desde labores de construcción y cable hasta asociaciones con compañías aéreas y empresas de transporte para reducir el coste de los fletes de los productos.

La inclinación de las cooperativas hacia los grupos de base las ha convertido en un modelo de empresa viable para las naciones originarias -la denominación moderna de los pueblos indígenas canadienses-, en su esfuerzo por reconciliar tradiciones con realidades actuales. «Se fundaron cooperativas porque eran muy similares al concepto aborigen de ayuda mutua», dice Nirlungayuk. «Y si funciona para esas comunidades aisladas, ¿por qué no puede ser un éxito en otros lugares?», añade.

Una delegación integrada por 10 miembros de Cuba, país que está sentando las bases de su cooperativismo, aprovechó la oportunidad para aprender de otras experiencias y exhibir el peso del movimiento en su país. «Queríamos que el resto del mundo viera lo que está pasando», indica la canadiense Wendy Holm, que trabaja desde hace años en Cuba promoviendo el cooperativismo y que estuvo al frente de la delegación.

«Las cooperativas socialistas y capitalistas son ligeramente diferentes en su forma. Uno de los desafíos será darles la mayor autonomía sin dejar de tomar en cuenta que, por ejemplo, eres una cooperativa agrícola que produces alimento para toda la población», explica.

La versatilidad de la cooperativa la hace un modelo aceptable para diferentes sectores de la economía, como agricultura, seguros, vivienda y comercio minorista, entre otros. En la economía socialista cubana, las cooperativas han adquirido protagonismo en el proceso de renovar empresas administradas por el Estado y plagadas de problemas.

La delegación cubana se mostró «interesada en observar la mayor cantidad de empresas cooperativas» e incluso se reunieron con cooperativistas del taxi para estudiar si podían adaptar la iniciativa a La Habana, dice Holm.

Aunque más pequeña que la delegación cubana, la de Filipinas, con cuatro integrantes, dejó su huella en la cumbre. La portavoz y delegada juvenil Marie Antoinette Roxas compartió las iniciativas de su universidad, el Instituto de Tecnología de Iligan.

Roxas explica que hay jóvenes que dirigen programas de alfabetización financiera para escolares, un esfuerzo para inculcar prácticas inteligentes desde la niñez. La cooperativa estudiantil también participa en generación de ingresos. Uno de los proyectos ya lanzados es una asociación con tiendas locales de confección para fabricar mochilas ecológicas, que luego venden a su organización madre, la Cooperativa Multipropósito de la universidad.

Ha habido muchas oportunidades de observar diferentes iniciativas, pero Simel Esim, jefa de la rama cooperativa de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), nos dijo que le habría gustado contar con más oportunidades para conectarse y promover más diálogo entre los delegados.

Entre los principales desafíos para ser competitivos y relevantes, el mayor para Esim es vincularse y predicar fuera del círculo del cooperativismo. Al cierre del encuentro, Leroux anunció que Desjardins espera concretar otro encuentro internacional. Quizá figure en la agenda de la próxima cumbre, en 2014.