Las otras Cataluñas y Escocias de la Unión Europea

Chipre del Sur, Chipre del Norte, Silesia, Andalucía, Aragón, Samogitia, Aland, Islas Feroés, Groenlandia, Sápmi, Cornuelles, Padania, Frisia, Cerdeña, Occitania, Baviera, País Valenciano, Islas Canarias, Transilvania o Tirol son consideradas naciones sin Estado por la Alianza Libre Europea (EFA, por sus siglas en inglés) que tiene cinco diputados, de partidos nacionalistas de Galicia, Flandes, Escocia o Gales, en el Parlamento Europeo. Los diputados de CiU y PNV se sientan en la bancada de los liberales europeos.

Fragmento del mapa de Europa con los territorios que aspiran a ser Estado
Un mapa diferente de Europa/ Foto: EFA

Cataluña y Escocia no son los únicos territorios de la Unión Europea que aspiran a ser nuevos Estados de Europa. Las naciones sin Estado en la UE son una norma y una realidad organizada políticamente a través de la EFA, partido político europeo formado por 35 formaciones nacionalistas, que aboga por el derecho de autodeterminación de los pueblos.

Eslovenia, Bulgaria, Portugal , Malta y Luxemburgo son los únicos países de la UE sin disputas territoriales dentro de sus fronteras. En Lituania, Letonia y Estonia la lucha es lingüística, por lo que no se puede hablar de movimientos autonomistas o independentistas, propiamente dichos, pero sí de realidades plurinacionales. Las minorías rusas tratan de que el ruso sea reconocido como lengua oficial en las repúblicas bálticas y de que el derecho al voto no esté vinculado a dominar los idiomas letón, estonio o lituano.

Los Estados sin movimientos nacionalistas son aquellos donde nación -comunidad cultural- y Estado -entidad política administrativa- es una unión natural y no forzada por tratados de paz o conquistas imperialistas. De ahí que los Estados sin conflicto territorial interno sean territorios pequeños resultantes de las aspiraciones nacionalistas.

Minorías nacionales con vocación autonomista

El eslovaco Partido de la Minoría Húngara, con un 10% de apoyo electoral, defiende la creación de nuevo Estado o la unión con Hungría de la minoría magiar que vive en el sur de Eslovaquia. El Estado federado austriaco de Carintia agrupa igualmente a 20.000 eslovenos que son considerados una minoría nacional en Austria. En 2011, lograron que la lengua eslovena fuera cooficial en ciudades con más de un 17% de eslovenos.

En Rumanía se encuentra la región autónoma de Transilvania donde vive la minoría húngara. La Unión Democrática Magiar de Rumanía representa los intereses del pueblo magiar-rumano y su papel en la política estatal es comparable al que juegan CiU y PNV en el tablero político español.

Polonia es uno de los Estados, junto a República Checa y Eslovaquia, en donde se encuentra el territorio histórico de Silesia. Aunque sólo los silesios polacos reclaman más autonomía y sus derechos nacionales. El Movimiento de la Autonomía de Silesia, con un apoyo electoral sostenido del 10%, es el partido que lidera las reivindicaciones silesas en Polonia.

Otra minoría nacional disgregada en distintos Estados, como consecuencia de la fragmentación del Imperio Austrohúngaro, es Tirol. Una región alpina situada en Italia y Austria. Tirol del Sur cayó del lado italiano y Tirol del Norte y Este, del lado austriaco. Sus habitantes hablan italiano y alemán y presumen de tener una identidad cultural diferente a la italiana. Los tiroleses del sur son los más favorables a abandonar Italia y unirse a Austria o crear un nuevo país dentro de la UE.

En Grecia también vive la minoría macedonia, con lengua y cultura propias. Las persecuciones del Estado contra el Partido Arco Iris han llegado a ser denunciadas por Amnistía Internacional. El mismo Tribunal de Derechos Humanos de Estraburgo determinó en 2005 que el Estado griego había incumplido la Convención Europea de Derechos Humanos al no respetar a la minoría macedonia griega. Electoralmente, el Partido Arco Iris es poco relevante en la política helena.

Movimientos independentistas

Italia, España, Reino Unido y Francia son los Estados de la UE con más movimientos secesionistas. Además de las conocidas situaciones de Escocia, Cataluña, País Vasco, Córcega o Flandes, el nacionalismo de la Isla de Cerdeña es uno de los que más apoyo político tiene. De hecho, desde 2008 y por primera vez, la isla italiana de Cerdeña está gobernada por el Movimiento por la Autonomía, al haber obtenido un apoyo popular aplastante con algo más del 65% de los votos. Padania es el nombre que la Liga Norte ha dado al norte italiano donde el separatismo también disfruta de un amplio apoyo electoral.

El archipiélago finlandés de Aland amenaza igualmente con dibujar un nuevo mapa de Europa. La lengua oficial es el sueco, no el finés, y el territorio tiene más autonomía que el resto de provincias finesas. De hecho, la única competencia compartida con Finlandia es el ejército. Si bien es cierto que una buena parte de su población ansía la independencia, la mayoría aboga por volver a integrarse en el Estado sueco que perdió las islas durante la Primera Guerra Mundial.

Islas Feroés y el archipiélago de Groenlandia, en Dinamarca, son territorios autónomos donde el conflicto secesionista está también generalizado. El independentismo gobierna las islas groenlandesas y es mayoritario en el parlamento de las Islas Feroés, aunque actualmente el Partido Unionista lidera el Ejecutivo isleño.

En la República de Chipre se da un acalorado enfrentamiento entre el norte y el sur. El norte turcochipriota está reconocido como una república independiente por Turquía y aspira a que la comunidad internacional reconozca su realidad nacional.

En la fachada costera holandesa se halla Frisia. Territorio con lengua y rasgos culturales diferentes de la mayoría neerlandesa. El Partido Nacionalista Frisón, con un 9% de votos que le sirven para gobernar alguna alcaldía importante de Frisia, lidera las reivindicaciones independentistas. De momento, lo máximo que ha logrado el nacionalismo frisón es tener las mayores cotas de autogobierno de todas las regiones holandesas.

El caso alemán

Alemania, el Estado federal por excelencia de la Unión Europea, cuenta con territorios que piden más autonomía y con minorías nacionales que tienen partidos políticos propios. Baviera fue uno de los Estados europeos más importantes hasta que en el siglo XIX se integró en Alemania. Sus reivindicaciones nacionalistas las lidera el regionalismo de la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU) que gobierna la región ininterrumpidamente desde la Segunda Guerra Mundial.

Baviera es el Estado federado referente de los nacionalismos vasco y catalán ya que sus realidades socioeconómicas y fiscales son similares. Los bávaros son los ciudadanos alemanas que más aportan al fondo de solidaridad del Estado alemán y actualmente, como Cataluña, exige a Angela Merkel la negociación de un nuevo pacto fiscal.

La CSU es el partido hermano de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Ángela Merkel, por lo que el regionalismo bávaro forma parte del gobierno alemán y cede sus diputados federales a la bancada democristiana que gobierna Alemania. Las relaciones entre la CSU y la CDU son similares a las que tiene el PSOE con el Partido Socialista de Cataluña o el PP con Unión del Pueblo Navarro.

Además de los regionalistas bávaros, la minoría danesa del Estado federado Schleswig-Holstein también aporta su dosis de tensión territorial. La Asociación de Votantes de la Minoría Danesa es el partido político que lidera las reivindicaciones de los daneses alemanes. Por si no fuera bastante, el pueblo sorbio, de origen eslavo, está reconocido como una minoría nacional en los Estados federados de Brandeburgo y Sajonia.

La UE podría tener 50 Estados miembros

Sólo en 5 de los 27 Estados miembros de la UE no se localizan conflictos territoriales. Por lo que se puede afirmar que Europa está compuesta por una inmensa mayoría de Estados plurinacionales y plurilingüísticos. Si todas las naciones sin Estado lograran la independencia, la UE estaría formada por más de 50 Estados miembros que hablarían 60 lenguas oficiales. Los nacionalismos catalán, flamenco, escocés, norirlandés, vasco o corso son los que más fuerza mediática tienen pero no son, ni mucho menos, las únicas naciones sin Estado que aspiran a ser nuevos Estados de Europa.