La sucesión de Sarkozy acaba en fraude

Ni François Fillon ni Jean-François Copé. Las primarias de la Unión para una Mayoría Popular (UMP), para suceder a Nicolas Sarkozy han acabado en denuncia de fraude por parte de los dos candidatos. El principal partido de la derecha francesa, ofrece así su peor imagen de transparencia al mundo.

François Fillon y Jean-François Copé en un acto de la UMP
Fillon y Copé / Foto: UMP

Los últimos días de campaña entre los dos candidatos a suceder al expresidente francés han demostrado que el partido está fracturado. A última hora de la noche, el ex secretario general del partido, Jean-François Copé, se autoproclamaba vencedor. Una victoria no reconocida por François Fillon, ex primer ministro con Sarkozy. Todo está pendiente de lo que decida la comisión especial.

Unos 300.000 electores tenían la posibilidad de escoger, por primera vez, al líder de la UMP mediante primarias, un método ya habitual en su principal rival, el Partido Socialista. Para facilitar el voto se han habilitado 650 centros electorales. Para controlar la transparencia y evitar el fraude en la consulta cada candidato tenía dos asesores, las urnas estaban cerradas con doble candado y las listas habían sido enviadas lacradas a cada federación.

François Fillon, de 58 años, fue primer ministro entre 2007 y 2012, coincidiendo con la presidencia francesa de Nicolas Sarkozy y ha conseguido el apoyo de los grandes barones de la UMP. Sus hombres de confianza son los exministros Valérie Pécresse y Laurent Wauquiez. Fillon quiere ser el gran oponente del Partido Socialista y ha convertido la crisis económica y la recuperación del país en su objetivo una larga campaña. Para ello se ha atrincherado en su experiencia como hombre de estado y ha huido de la radicalidad presentándose como el candidato del centro.

Enfrente tenía a Jean-François Copé, 10 años más joven y alcalde de Meaux, que ha luchado por demostrar que era el heredero directo de Sarkozy. Mucho más mediático que su oponente ha defendido una «derecha sin complejos», para intentar seducir al electorado del Frente Nacional. En su campaña ha denunciado un tabú, el denominado «racismo antiblanco», que según él sufren los franceses de piel blanca por parte de sus compatriotas de piel negra.

Ambos defienden el liberalismo económico y tienen un mismo punto de vista sobre la política de la Unión Europea, criticando a Hollande de haber abandonado las tesis de austeridad mantenidas por Berlin.

Huérfanos de Sarkozy, la mayoría de los simpatizantes de la UMP consideran al expresidente el único líder que puede sacar del Elíseo al socialista François Hollande. Para eso deberán pasar 5 años y superar el bochornoso espectáculo vivido esta noche. Quizá la sombra de «le petit» Nicolas es demasiado alargada.