Transportes de antaño para el Real Sitio de Aranjuez en Madrid

Fin de semana de mayo con buen pronóstico: algo se inaugura y nos promete placer. No es poca cosa... en los tiempos que corren. Retrocedemos en el tiempo. Hacemos un ejercicio de «show life» y pausadamente, bebiéndonos la «mañana», nos dirigimos hacia la zona de Delicias, cerca de Atocha, en el centro de Madrid. Allí comenzaremos un recorrido que nos va hacer experimentar y evocar sensaciones de siglos pasados.

Tren fresa
Tren fresa / Foto: Sully Fuentes

Nos espera un centenario tren -de especial encanto- que parte hacia el Sur de Madrid: «El tren de la Fresa» que lleva 30 años funcionando. En menos de una hora hemos llegado al Real Sitio y Villa de Aranjuez. Una banda de música estalla en acordes que nos emocionan ¿Acaso somos unos ilustres privilegiados pasajeros? Pues sí, lo son todos los que se acerquen a esta ciudad. Con este primer viaje 2014, se ha inaugurado con gran esplendor una nueva temporada que se repetirá en otoño. Ha salido del Museo del Ferrocarril, que es quien gestiona este tradicional servicio turístico-cultural.

A las 10 de la mañana iniciamos el histórico recorrido para volver cargado de entusiasmo al atardecer, con los primeros pasajeros que lo han disfrutado en una cálida jornada primaveral. Son: turistas ávidos de probarlo todo, un grupo de 17 «personajes de época, con atuendos de los años 20 y sus raídas maletas, paquetes y bolsitos de mano... y hasta un bebé de dos meses que iniciaba su primer paseo en tren, una pareja indio-española que quiso ver y registrar en sus cámaras hasta los mínimos detalles porque gestionan un Museo con las mismas características a unos 40 km de Nueva Delhi, y algunos de esos «locos amigos del tren».

El tren en sí, es una preciosidad. Su interior hecho de madera noble, con detalles decorativos de época, reflejan un tiempo de «clientes muy selectos». Imágenes de «art decó», números en «oro», material explicativo y unas azafatas generosas, con cestas cargadas de fresas y fresones que nos ofrecen para endulzar el camino.

Un autobús nos traslada al centro de la ciudad, que también se puede hacer andando. Con el billete de ida y vuelta se incluye una visita al Palacio Real, y al museo de Falúas, antiguas embarcaciones que utilizaba la corte para surcar los ríos.

Es cierto que vamos a dejar por unas horas la frenética vida del siglo XXI y vamos a ir retrocediendo en el tiempo para entender, lo que percibimos con nuestros sentidos y comprendemos con nuestra apertura cognitiva.

Aranjuez, situada en el ancho valle que se extiende en la confluencia de los ríos Tajo y Jarama que inundan de frondosa vegetación este estratégico sitio. Destinado al descanso de la corte española y a hechos que conmovieron y removieron la sociedad europea como «El motín de Aranjuez», da lugar a que los europeos lo elijan, ya que de una manera u otra (más festiva, lúdica o de enfrentamientos y rebelión) siempre les ha tocado estar vinculados a estos enclaves significativos. Lo visitan y lo valoran especialmente. Es parte de la historia común de Europa ya que también se parece a otras joyas europeas. Pero hay más motivos para la visita, ya que ha sido declarado -con toda justicia- Paisaje Cultural de la Humanidad por la Unesco. Las edificaciones de varios siglos atrás le dan una magnificencia y esplendor histórico que no deja a nadie impasible.

El Palacio Real es de 1561, cuando Felipe II ordenó su construcción. Aquí vivieron o pasaron tiempos de descanso numerosos integrantes de las cortes españolas, quienes recibían a personalidades de muchos países. Historias y leyendas palaciegas se entretejen de forma cautivante mientras atravesamos los amplios salones y habitaciones... pero solo se pueden entender si se visita detenidamente estos «interiores» con una buena guía. Hay quienes se asombran, al ver donde la Familia Real Española actual, exhibe todos los trajes usados en las grandes ceremonias de bodas reales , como las de los Reyes , los Príncipes y las Infantas.

El exterior nos deja más perplejos aún, con sus románticos jardines: El Jardín del Príncipe, el Jardín de la Isla, y el de Isabel II, así como el Jardín del Parterre. Los tres primeros se acercan más a la multiculturalidad artística y paisajística; una fusión entre los hispano, italiano, flamenco y musulmán. El del Parterre es de estilo francés.

Hay muchos sitios para visitar como la Casita del Labrador y sus jardines, las huertas y bodegas reales, los negocios típicos: hoteles, restaurantes y cafeterías que cada día tienen una oferta más atractiva para pasar unas jornadas inolvidables. Si lo hacen en mayo o junio es oportuno disfrutar del Festival de Música antigua en Aranjuez. Son «paseos musicales» con visitas a los Jardines guiados por especialistas; botánicos, paisajistas e historiadores. Durante cada paseo se hacen dos paradas de 15 minutos para descansar y disfrutar de selectos mini –conciertos y al final del recorrido un apoteósico momento de «cierre»: un concierto de 45 minutos.

Como comenzamos en un tren centenario nos recreamos, ahora, con otro paseo de especial elegancia y disfrute: un paseo en «calesas», una oferta turística de calidad que termina de inaugurar el Ayuntamiento de Aranjuez. Un extraordinario servicio, ya que pudimos pasear por los lugares más bellos, en un carruaje de antaño tirado por dos caballos de nombres particulares, Campanile y Fanfarrón. Guiados por los simpáticos y atentos cocheros, Pepe, Enea y Emiliano. Al compás del trotecillo que dejan los cascos de los caballos sobre los adoquines activamos nuestros sentidos para apreciar las formas, los colores, los aromas y esa sensación inigualable de una brisa que nos acaricia en todo el recorrido. Son dos las concesiones adjudicadas y certificadas- y por igual con profesionalidad y encanto- se preocupan de agregar una nota emotiva a estos paseíllos de «otros tiempos».

Se pueden elegir entre tres rutas: a) la ruta monumental por el centro histórico, b) el paseo arbolado bajo la sombra de los sotos, álamos y plátanos, así como de las Huertas históricas c) la ruta del Palacio de la Monta, gran centro ecuestre para la monta, cría, competición y exhibición de caballos. Para los menos avezados en oficios rudos: el jardín-vivero es una preciosidad así como la contemplación de una espléndida naturaleza, sus instalaciones deportivas, restaurantes, actividades recreativas y de salud, etc.

No cabe más insistencia por algo que cada uno debe vivir, en estos transportes de antaño, en su propio coche, en barcas por el río, en bicicletas, en el «Chiquitrén», en autobús o en el más viejo de los motores: «nuestros propios y queridos pies» porque... Aranjuez siempre nos recibirá con los brazos abiertos y... si el tiempo nos acompaña «la realidad va superar sin dudas la ficción».