Portugal rescata con dinero de la troika el Banco Espíritu Santo

J. Marcos y Mª Ángeles Fernández / Lisboa

A pesar de que abandonó el país antes de verano, el rescate de Portugal a manos de troika tiene aún mucho recorrido. El país nacionalizó (desde Lisboa se niegan a usar este calificativo) ayer el Banco Espíritu Santo (BES), el mayor banco privado del país y uno de los negocios clave de la economía lusa. Para ello utilizó 4.400 millones de euros de los 6.400 que tenía disponibles a través de los fondos obtenidos para la recapitalización bancaria como parte del paquete del rescate de la troika y que aún no se habían utilizado. El monto total que ha costado el rescate del BES es de 4.900 millones de euros; los otros 500 han llegado del resto de bancos portugueses.

Banco Espiritu Santo
La troika acude en ayuda del Banco Espíritu Santo

Novo Banco. Así se llama la nueva entidad. «Mais forte e mais seguro» es el eslogan que ya figura en su página web y también en la pantalla de su red de cajeros. Novo Banco, que ahora es propiedad del Fondo de Resolución de la Banca, gestionará los depósitos de los clientes y los préstamos libres de riesgos. Además se ha creado otra entidad 'mala', que continúa con el nombre de BES, a la que han ido a parar los productos de riesgos y la deuda subordinada. De este modo, son los accionistas, tanto pequeños como grandes, y los titulares de deuda subordinada quienes asumirán las pérdidas.

El agujero millonario en el Grupo Espíritu Santo (GES), conglomerado familiar que giraba en torno al banco y que cuenta con unas 400 empresas y alrededor de 25.000 empleados, fue en parte tapado con deuda suscrita por el BES. Unos 1.200 millones de euros, según algunos estudios, que se convirtieron finalmente en pérdidas de 3.577 millones de euros, anunciadas la semana pasada.

Ante esta cuenta de resultados tan negativa, el Banco de Portugal obligó a la recapitalización del banco. Las fuentes oficiales siempre hablaron de hacerlo a través de fondos privados, dejando la opción pública abierta pero como última medida. Y, finalmente, ha sido éste el camino que se ha tomado: la inyección de dinero público, que el BES ya había rechazado en anteriores ocasiones. En todo caso, la intención es que este proceso sea un paréntesis y que el ya Novo Banco sea vendido a inversores privados.

Esta solución, anunciada un domingo (de agosto) por la noche, ha sido aplaudida por la Comisión Europea. «La adopción de esta medida de resolución es suficiente para restablecer la confianza en la estabilidad financiera y garantizar la continuidad de los servicios y evitar posibles efectos sistémicos adversos», ha dicho en un comunicado. El primer ministro, Pedro Passos Coelho, también se ha sumado a los aplausos y dice que la solución es la que mejor defiende a los contribuyentes.

La caída de un coloso

El caso Espíritu Santo no es uno más (a pesar de que ya han sido nacionalizados también BCP y Banif). La entidad financiera, propiedad de la familia del mismo nombre, es uno de los ejes clave de la economía del país: no sólo por su papel de financiador de familias, sino también por sus préstamos a empresas y por la red que lo une a otras de las grandes compañías lusas. Por ejemplo, Portugal Telecom (PT) tiene 900 euros de deuda de una de las compañías del grupo, un agujero que lo deja una mala posición de negociación frente a la próxima fusión con la brasileña Oi.

«El plan no involucra riesgos para las finanzas públicas o los contribuyentes», ha dicho Carlos Costa, presidente de Banco de Portugal, en una rueda de prensa a última hora del domingo. Lo que está claro es que los efectos en la Bolsa ya se han notado, y no sólo en Portugal. Y que los intereses de la deuda portuguesa también podrían estar afectados por este caso que ha dejado sin respiración a una de las entidades clave de la economía lusa.

Las dudas sobre la situación financiera del BES y de todo el Grupo familiar, que arrancaron hace unos meses, han destapado además todos los trapos sucios de la familia Espíritu Santo, que ha dejado la dirección del banco. Ricardo Salgado, presidente del BES durante 22 años y hasta hace tan sólo unos días, ha sido detenido y puesto en libertad bajo fianza de tres millones de euros, por su supuesta implicación en una red internacional de blanqueo de capitales y de fraude. Ésta y otras malas prácticas en la gestión de la entidad le podría llevar a la cárcel.