El Eurogrupo quiere más reformas en Portugal

El Eurogrupo quiere que Portugal tome nuevas medidas para bajar el déficit presupuestario a menos de un 3 por ciento. Así lo han desvelado diferentes medios lusos, confirmando las proyecciones europeas que estiman que el déficit se elevará al 3,2 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), cinco puntos por encima de las previsiones gubernamentales (2,7 por ciento) y siete de lo acordado con Europa (2,5 por ciento).

María Luisa Albuquerque en rueda de prensa
María Luisa Albuquerque, ministra de Finanas de Portugal/ Foto: CE

Los países del euro han insistido en que «se necesitan medidas eficaces para conseguir una mejora en el déficit público». Con este escenario sobre la mesa y con una deuda pública por encima del 130 por ciento del PIB, el Ejecutivo conservador de Pedro Passos Coelho se ha mostrado dispuesto a «adaptar la estrategia». De momento, la situación económica del país, fuera teóricamente de la intervención de la troika, está bajo vigilancia.

La ministra de Finanzas portuguesa, María Luisa de Albuquerque, considera que las medidas adicionales no son necesarias, si bien ha subrayado que el Gobierno estará alerta, listo para adaptar un nueva estrategia si la situación lo requiere.

Mientras tanto, el país sigue pagando los préstamos de su rescate, que se alargó de 2011 a 2014. Hace unas semanas, los ministros de Economía de la eurozona autorizaron una devolución anticipada de 14.000 euros al Fondo Monetario Internacional (FMI), lo que supondría un ahorro parcial de los intereses. No hay que olvidar que durante los tres años de intervención económica, Portugal recibió un rescate de 78.000 millones de euros en 2011, de los cuales 26.000 millones vinieron del FMI.

Estas cuentas macroeconómicas van por un lado y la vida de la ciudadanía portuguesa por otro bien distinto, muy alejada de los grandes números. El ministro de Salud ha tenido que reconocer, por ejemplo, que hay más de un millón de portugueses sin médico de familia. Una situación que mejorará este año, ha asegurado Segundo Paulo Macedo, prometiendo contrataciones continuadas durante doce meses, hasta ampliar la atención sanitaria a otras 500.000 personas.

El lastre de las políticas de austeridad, todavía en vigor, muestra un país donde casi un 30 por ciento de la población está en situación de riesgo de pobreza y de exclusión social. La tasa de paro es del 13,4 por ciento y los sueldos no llegan en muchos casos a los 505 euros del salario mínimo. Y a pesar de todo, las instituciones supranacionales siguen aplaudiendo a Portugal. La última ha sido la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), que ha señalado a la República Portuguesa como uno de sus mejores alumnos, allí donde más se redujo la tasa de desempleo en enero de este año (0,3 puntos porcentuales, frente al 0,2 que registraron España, Irlanda y Polonia).

Dudas sobre Passos Coelho

Portugal sigue pendiente de los motivos que rodean la estancia en prisión preventiva de su ex primer ministro, el socialista José Sócrates, desde hace más de tres meses. También desconoce aún los pormenores de la caída en apenas una semana de una de las mayores entidades financieras del país, además de uno de los grupos empresariales más fuertes de Portugal y con mayor proyección exterior, el Banco Espírito Santo, cuyo caso está envuelto en una comisión de investigación parlamentaria que ocupa mucho espacio en los medios de comunicación.

Un hueco, el de las polémicas protagonizadas por los grandes nombres del país, que hace unos días le disputa el primer ministro, acusado de tener deudas con la Seguridad Social y con el fisco.