Ahora, la guerra en la destruida Gaza es por una vivienda

«Cuando empezó el bombardeo» de Israel, «reuní a la familia y nos fuimos a lo que pensé era un lugar seguro, una escuela, pero entonces se superpobló y le faltaba saneamiento, así que terminamos en los terrenos del hospital», contó Islam Abu Sheira, un refugiado oriundo de Beit Hanoun, una ciudad en el extremo nororiental de la Franja de Gaza.

Unos niños juegan delante de una especie de tienda de campaña
Niños de la familia Abu Sheira juegas delante de la tienda de campaña improvisada por su padre en los terrenos del hospital Al Shifa de Gaza/ Foto: Khaled Alasqar/ IPS

Hablamos con Islam frente a lo que es el «hogar» improvisado de su familia en el hospital Al Shifa, en la ciudad de Gaza, desde hace dos meses. Sus ojos se empañan al recordar su casa destruida por la guerra que comenzó el 8 de julio y sus esfuerzos por encontrar un refugio seguro para todos.

Mayor de 40 años, Islam describe la odisea que vivió la familia en los 50 días de bombardeos israelíes que los han dejado sin hogar.

Primero buscaron refugio en una escuela dirigida por la UNRWA, la agencia de ayuda y desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los refugiados palestinos, pero el hacinamiento y las malas condiciones sanitarias les obligaron a trasladarse.

«No encontré ningún lugar seguro para refugiarnos salvo en el hospital Al Shifa. Junto con nuestros siete hijos huimos al terreno del hospital y dormimos la primera noche bajo los árboles para escapar de los misiles israelíes que estaban destruyendo zonas enteras, matando a familias enteras», dice Islam.

«Durante la guerra, lo único que buscábamos era un lugar que pudiera protegernos de los bombardeos», añade.

Islam y su familia han perdido sus pertenencias y, por el momento, sus posibilidades de vivir una vida digna. La mayoría de los refugiados en la Franja de Gaza tuvieron que abandonar sus casas con tanta prisa que no tuvieron tiempo de llevarse nada.

«Simplemente no tenemos medios para subsistir y mis hijos duermen todas las noches en el suelo. Ni siquiera tenemos una manta para cubrirlos», se lamenta Islam. «Vivimos una vida primitiva desde que huimos de casa, ni siquiera pudimos llevarnos la ropa necesaria», dice.

A medida que aumentaba la cantidad de personas que huían de los bombardeos, también se complicaba encontrarles refugio. Las escuelas hicieron todo lo posible, pero no podían satisfacer las necesidades básicas y les faltaban suministros médicos, y alojaban a cuatro o cinco personas, si no más, en cada aula.

Jamila Saad, una mujer que se dedica a cuidar a sus 12 familiares y que también huyó a una de las escuelas de la UNRWA, nos cuenta su experiencia.

«La escuela recibía cada vez más refugiados, y nosotros y las demás familias de refugiados compartíamos un baño. Necesitamos una vida mejor para nuestros hijos y esperamos que pronto reconstruyan nuestra casa para empezar de nuevo», dice.

La difícil situación que experimentan los miles de refugiados palestinos en las escuelas y en otros centros de acogida hizo que la mayoría de las organizaciones humanitarias internacionales enviaran su ayuda, pero esta no es la solución definitiva para su sufrimiento.

El nuevo gobierno palestino tiene la enorme responsabilidad de atender y proteger a las familias de refugiados y de implementar los programas de reconstrucción de Gaza que, con la ayuda de la Unión Europea y los Estados donantes, se adoptaron de conformidad con el acuerdo de cese el fuego mediado en El Cairo entre Israel y el movimiento islamista Hamás.

«La destrucción de casas y centros económicos es descomunal, y la población de Gaza vive en una situación difícil, por lo que estamos trabajando mucho para mejorar las condiciones de vida», declaró Mufid al Hasayna, ministro de Obras Públicas y Vivienda del nuevo gobierno de unidad palestino.

«Estamos trabajando... para iniciar la reconstrucción de la Franja de Gaza y reconstruir las casas destruidas», añade.

Al Hasayna cree que el panorama poco claro que tienen los gazatíes sobre su futuro tras la guerra y el temor constante de nuevos ataques de las fuerzas de ocupación israelíes agrava la situación.

«La guerra de 50 días de la ocupación israelí redujo el acceso de la población al agua y a la comida y amenazó la seguridad de la gente, mientras que el bombardeo de torres residenciales que albergaban a decenas de familias causó un grave impacto en la población civil», explica Amjad Shawa, director de la Red Palestina de ONG.

Según Shawa, la situación de la vivienda es peor ahora porque, incluso antes de la operación militar que Israel llama «Margen Protector», la Franja de Gaza ya padecía un déficit de 70.000 unidades de vivienda que quedaron destruidas tras las guerras de 2009 y 2012.

«Después de las dos guerras no se llevaron a cabo los proyectos de viviendas previstos para reconstruir la infraestructura, y el déficit... llegó a un estado que pone a la población en una situación de verdadero desastre», nos explica Shawa.

Shawa reclama a la Autoridad Nacional Palestina que forme un organismo independiente, integrado por organizaciones de la sociedad civil, para crear un plan de reconstrucción de la Franja de Gaza.

Un estudio de la Oficina Central de Estadísticas Palestina (OCEP) señala que en junio de 2014 vivían 1.760.000 personas en la Franja de Gaza, en una zona costera que se extiende a lo largo del mar Mediterráneo y que cubre aproximadamente 365 kilómetros cuadrados, con un ancho máximo de 12 kilómetros.

La OCEP cree que la superficie estrecha de la Franja de Gaza y la elevada población han contribuido a que el territorio sea una de las zonas más densamente pobladas del mundo, con 2.744 habitantes por kilómetro cuadrado.

Según los expertos, eso significa que los alimentos, la salud y la educación deberían ser las principales prioridades de desarrollo de los gobernantes en el futuro.