Alemania apuesta por un mercado energético común pese al escepticismo de sus socios europeos

Conscientes del escepticismo que levanta entre los Estados miembros de la UE la propuesta de crear una unión europea energética, Alemania pretende sentar un precedente ejemplarizante. La República Federal quiere empezar creando un mercado único con Noruega y Suecia. Las reticencias entre los 28 no se lo van a poner fácil.

Líneas de alta tensión
Alemania organiza su propio mercado común de la energía/ Foto: CE

La Unión Europea tiene entre manos la creación de una plaza energética que aúne los intereses de los Veintiocho, lo que según subrayan sus defensores reduciría la dependencia europea en el sector, promovería la protección climática, crearía empleo e impulsaría el crecimiento. Así leído, se trata de uno de los desafíos más importantes que tiene el continente entre manos.

Alemania es la principal valedora de esta apuesta y, de hecho, ya ha comenzado a dar los primeros pasos para lograr el objetivo. El primer cargo público en defender la medida ha sido el secretario germano de Estado para la Energía, Rainer Baaker, quien en una conferencia en Berlín ha deslizado la idea de un acuerdo directo con «los vecinos eléctricos», expresión que incluiría a los países nórdicos, Suecia y Noruega de forma destacada.

La alianza tendría una estrategia muy definida, tal y como ha explicado Baaker: «Si trabajamos en un mercado único, tenemos que definir reglas comunes que nos permitan prevenir una posible escasez energética durante las interrupciones del suministro».

El planteamiento alemán permitiría en concreto establecer una especie de supermercado mayorista en el que fluctuaran los diferentes precios de cada país miembro. En este sentido, los socios participantes confiarían en las fuerzas del mercado en vez de hacerlo en la voluntad de las corporaciones eléctricas convencionales y en el llamado lobby energético.

Este planteamiento, destaca el portal de noticias Euractiv, está pensado para compensar en periodos de demanda pico las plantas eléctricas que se encuentran en stand by. Una medida «necesaria», califica este medio paneuropeo on-line, mientras las energías renovables no puedan garantizar la demanda en estos casos.

La República Federal Alemana ya cuenta incluso con informes que apoyan su razonamiento, como es el caso de Leistudie Strommarkt 2015 (Estudio piloto del mercado eléctrico 2015). Se trata de un estudio de casi un centenar de páginas elaborado por el Ministerio Federal para Asuntos Económicos y Energía (BMWi, en sus siglas germanas), en el que se destaca que el suministro eléctrico permanecerá muy seguro en Alemania y en sus países vecinos hasta 2025, con un porcentaje garantizado de éxito en el equilibro de carga del cien por cien.

No es la primera publicación del BMWi que rema en este sentido, pues ya en octubre de 2014 el Ministerio publicó One Electricity Market for the Energiewende (Un mercado único para el cambio energético). Para antes del verano se espera una nueva divulgación.

Cañete, a favor

Miguel Arias Cañete, actual comisario europeo de Cambio Climático y Energía, defendió igualmente esta apuesta en la capital alemana: «Queremos un enfoque energético europeo o al menos regional». Según dijo ante los medios el político español, los mercados internos sólo pueden funcionar en base a una cooperación regional entre múltiples Estados.

Las palabras de Cañete suponen una llamada de atención más a los escépticos, a los países que siguen manteniendo que la electricidad y el combustible son una de las mayores tareas de los gobiernos nacionales. No se trata de una minoría dentro de la UE sino todo lo contrario, pues la tendencia generalizada al menos hasta ahora es la de quienes no quieren ceder a Bruselas parte de su política energética.

Entre las razones que explican estos recelos, destaca el hecho de que las fuentes energéticas están distribuidas de manera muy desigual en el continente. Por ejemplo, mientras Malta y Chipre son prácticamente dependientes de las plantas convencionales, Suecia está cerca de presentar un balance libre de CO2 gracias a su apuesta nuclear e hidroeléctrica, Polonia produce el 85 por ciento de su suministro a través del carbón, y los países bálticos confían en la combustión de madera.

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha repetido en diferentes ocasiones que la creación de esa plaza energética compartida reforzaría el suministro energético de Europa, reduciendo la dependencia que sufren especialmente los Estados más pequeños, al tiempo que organizaría las fuentes renovables de forma más eficiente.