Apoyos a Serbia para su entrada en la UE

Paulo Portas, jefe de la diplomacia lusa, ha manifestado su apoyo a Serbia para que ésta se convierta en uno de los candidatos oficiales a entrar en la UE próximamente. Portas ha destacado las buenas relaciones entre Portugal y Serbia y ha animado al país balcánico a superar su polémica con Kosovo, como pide la Comisión Europea y Alemania.

Los ministros de Exteriores de Serbia y Portugal
Los ministros de Exteriores de Serbia y Portugal / Foto:Gobierno de Serbia

El conservador Paulo Portas ha sido tajante, «no hay UE sin los Balcanes, ni hay Balcanes sin Serbia», según ha declarado este pasado fin de semana en una rueda de prensa en Belgrado. Portas, que se ha reunido con el Ministro de Exteriores Serbio, Vuk Jeremic, ha querido dar a conocer las extraordinarias relaciones diplomáticas que tienen ambos países y ha apoyado la entrada de Serbia al conglomerado de países que forman la Unión Europea, «Portugal es amigo de Serbia y quiere ver a este país en la UE. Sería un error si la Unión no entendiera todas las buenas razones para darle el estatus de candidato», indicó.

En diciembre pasado, los líderes comunitarios decidieron no conceder a Serbia el estatus de candidato a la adhesión y dejar la decisión para marzo del 2012. Todo lo contrario que ocurría con su vecino Croacia, que ya ha conseguido uno de sus objetivos más perseguidos, tener fecha de entrada oficial en la Unión Europea; el 1 de julio de 2013, convirtiéndose así en el 28º miembro de la Unión.

Portas también ha declarado la posibilidad de inversiones empresariales entre ambos países, «hay muchos sectores en los que compañías portuguesas pueden hacer negocios aquí y empresas serbias en Lisboa» y precisó que se ha registrado un aumento de las exportaciones lusas a este país balcánico, «hemos decidido acelerar las negociaciones para lograr un acuerdo y evitar así dobles impuestos».

Kosovo, el obstáculo de Serbia para la UE

Uno de los principales problemas que tiene Serbia para su entrada en la UE es su relación con Kosovo, que proclamó unilateralmente su independencia en 2008, lo que Belgrado sigue sin reconocer. Portas recalcó la importancia del diálogo entre Belgrado y Pristina, amparado por Bruselas, y afirmó que cuenta «con las autoridades de Serbia para que ayuden a garantizar la estabilidad sobre el terreno».

La tensa situación, lejos de calmarse continúa. Desde el pasado verano persisten las tensiones en el norte de Kosovo, habitado por serbios, que rechazan la presencia de funcionarios albanokosovares en los puestos fronterizos con Serbia. E incluso en las barricadas que montaron en las carreteras de la zona se produjeron incidentes violentos.

El actual gobierno europeísta, en el mando del país tras las últimas elecciones generales en mayo de 2008, siempre se ha mostrado partidario de mejorar las relaciones para conseguir cuanto antes el estatus de país candidato. Esto se pudo comprobar con la entrega al Tribunal Internacional de La Haya de varios de los hombres más buscados tras la devastadora guerra que acabó con la antigua Yugoslavia, como Slobodan Milošević o Radovan Karadžić. Sin embargo, esto no es suficiente y para conseguir dicho estatus de candidato, deberán seguir cooperando en este ámbito y entregar al resto de criminales de guerra, así como resolver problemas como el de Kosovo.

El pasado verano, Angela Merkel ya declaraba que Serbia debe facilitar las relaciones con Kosovo, «creo que estamos en una etapa decisiva hacia la obtención de la condición de candidato», explicaba Merkel en una conferencia de prensa con el presidente serbio Boris Tadic en Belgrado. «Tenemos que avanzar en cuestiones prácticas. Sé que no se puede llegar de la noche a la mañana pero es posible ir dando algunos pasos». Merkel defendía la idea de que es necesario que haya resultados concretos en las conversaciones con Kosovo, y que además Serbia debe aceptar la presencia de EULEX, una misión de la UE, en Kosovo y suprimir las estructuras administrativas paralelas en el norte de Kosovo. La actitud de Belgrado no era la deseada por la mayoría de los países miembros de la UE ya que se oponía a la misión alegando que es la ONU quien debe administrar Kosovo hasta la resolución final de su estatus.