Cauto optimismo ante la reanudación de las conversaciones con Irán

Jasmin Ramsey

Casi cuatro meses después de la elección del presidente de Irán, Hasán Ruhaní, este martes se reanudan en Ginebra las conversaciones sobre el controvertido programa nuclear de ese país. Las negociaciones entre Irán y el P5+1 (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, China y Rusia más Alemania) se realizaron por última vez en abril en Almaty, Kazajstán.

Los ministros en torno a una mesa
Los ministros de Asuntos Exteriores de EE UU, Irán y la Alta Representante de la UE/ Foto: CE

Jasmin Ramsey

Ginebra, (IPS) - Casi cuatro meses después de la elección del presidente de Irán, Hasán Ruhaní, este martes se reanudan en Ginebra las conversaciones sobre el controvertido programa nuclear de ese país.

Las negociaciones entre Irán y el P5+1 (Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, China y Rusia más Alemania) se realizaron por última vez en abril en Almaty, Kazajstán. Cuando el equipo iraní estuvo liderado por el excandidato presidencial Saeed Jalili, un representante de la línea dura que fue derrotado por el clérigo moderado en los comicios de junio.

El momento en que Irán estuvo más cerca de alcanzar un acuerdo nuclear bajo la vigilancia de Jalili fue en octubre de 2009, cuando su reunión directa con el entonces subsecretario de Estado de Estados Unidos, William Burns, terminó con un acuerdo de intenciones que incluyó la transferencia de la mayor parte del uranio de bajo enriquecimiento iraní a Rusia para ser procesado en barras de combustible con fines médicos.

Pero las esperanzas se hicieron añicos cuando «el tumultuoso ambiente postelectoral de Irán, combinado con la falta de transparencia en relación a los detalles del acuerdo, condujo a la oposición de todo el espectro político», dice Farideh Farhi, académica independiente en la Universidad de Hawaii.

«La incapacidad tanto de Jalili como del (entonces) presidente Mahmoud Ahmadineyad de convencer a otros en Irán de que el acuerdo incluyera una aceptación explícita del programa de enriquecimiento hizo que el líder (supremo) Ali Jamenei retirara su apoyo al pacto», señala.

Ruhaní, exjefe de las negociaciones nucleares (2003-2005) que ha prometido «moderación» e «interacción constructiva con el mundo», ha hecho que los iraníes abriguen esperanzas de que su gobierno pueda garantizar un acuerdo en el que se incluya un alivio a las muchas sanciones que Irán soporta actualmente.

Su viaje del mes pasado a Nueva York junto con el ministro de Relaciones Exteriores, Javad Zarif, derivó en la reunión formal directa de más alto nivel con un funcionario estadounidense desde la Revolución Islámica de 1979.

Zarif se mostró «optimista» tras la reunión con el P5+1 y con un debate privado, de 30 minutos, con el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, en paralelo a la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, el 27 de septiembre.

«Ahora tenemos que hacer coincidir nuestras palabras con la acción. Y eso, espero, no es un desafío», dijo el diplomático educado en Occidente al final de un discurso de Ruhaní.

A la reunión siguió una breve pero cordial llamada telefónica entre el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y Ruhaní, que sugirió un descongelamiento de las relaciones entre ambos países.

Aunque expertos de la diplomacia recibieron con beneplácito el anuncio de Obama de que Kerry participaría directamente en las negociaciones con Irán, no se prevé que este asista a las conversaciones de Ginebra, donde la principal representante estadounidense continuará siendo Wendy Sherman, la subsecretaria de Asuntos Políticos.

El hecho de que Estados Unidos incluya ahora a Adam Szubin, director de la agencia del Tesoro que administra y aplica sanciones, también señala que esa potencia está evaluando su política de castigos.

Se prevé que Zarif solo asistirá a una sesión introductoria de las conversaciones de dos días (martes 15 y miércoles 16), en las que estará la alta representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Catherine Ashton.

La delegación iraní estará liderada por el viceministro de Relaciones Exteriores, Abbas Araghchi, según informa la prensa de ese país.

«Me tranquiliza la posibilidad de que el grupo iraní esté encabezado por Zarif, porque es un diplomático brillante, y por las insinuaciones de que el fin de la reunión es que Irán presente ideas y que los otros obtengan una aclaración y vuelvan para informar» a los jefes, dice Peter Jenkins, quien entre 2001 y 2006 fue representante permanente de Gran Bretaña en la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA).

«Pero pueden surgir problemas si alguna de las dos partes pretende ir demasiado lejos, demasiado rápido, lo que significa que reclamarán compromisos de la otra parte sin asumir voluntariamente compromisos propios», añade.

Filtraciones y especulación

«Presentaremos nuestros puntos de vista, tal como acordamos, en Ginebra, no antes. Sin Prisas, Sin Especulaciones Por Favor (por supuesto si pueden evitarlo!!!)», tuiteó Zarif desde su cuenta oficial el 11 de este mes.

Dos días antes, el exnegociador nuclear Ali Larijani pareció sugerir que Irán estaba dispuesto a hablar sobre sus depósitos de uranio enriquecido al 20 por ciento.

«Tenemos cierto excedente, es decir, la cantidad que no necesitamos. Pero sobre eso podemos tener algunas discusiones», dijo Larijani, actualmente presidente del Congreso legislativo iraní, en declaraciones a Associated Press en el marco de una reunión de la Unión Interparlamentaria en Ginebra.

El sitio de noticias del parlamento iraní describió luego esos comentarios como «contrarios a la realidad y sin base», según una traducción de Al-Monitor.

Mientras, The Wall Street Journal informó el 9 de este mes que Irán viene preparando una propuesta que es muy similar a la que el P5+1 dio a conocer en Almaty.

El último ofrecimiento de generación de confianza por parte del P5+1, al que Irán no respondió formalmente, incluía demandas de que se suspendiera el enriquecimiento al 20 por ciento, que se enviara al exterior los actuales depósitos de uranio y que se clausurara temporalmente la central nuclear de Fordow.

Todo esto a cambio de un alivio de las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea a los metales preciosos y los productos petroquímicos, así como de las dirigidas contra la industria aeronáutica.

El domingo 6, la Agencia de Noticias de los Estudiantes Iraníes informaba que el país presentaría una propuesta de tres fases que incluiría el enriquecimiento dentro de su territorio.

Ese mismo día, la prensa citó al negociador Abbas Araqchi diciendo: «Por supuesto que negociaremos en relación a la forma, la cantidad y los varios niveles de enriquecimiento (de uranio), pero el envío de materiales fuera del país es nuestra línea roja», según Reuters.

Sin embargo, algunos expertos indican que hay que tomar estos informes con precaución. «Hasta ahora, las filtraciones sin sustancia solo han creado esperanzas infladas que pueden ser peligrosas y conducir a una desilusión», nos dijo el experto en temas iraníes Ali Vaez, del International Crisis Group.

«Nadie debería esperar que un impasse de una década se resuelva en apenas dos días... En el mejor de los casos, las dos partes podrán reducir sus diferencias en los amplios límites de un resultado final y una hoja de ruta para llegar allí», planteó.

Calendario restringido

Ruhaní expresó en septiembre en Nueva York que esperaba que se pudiera alcanzar un acuerdo en el plazo de tres a seis meses. Luego, los representantes de la línea dura podrían recuperar el control interno si la política exterior del nuevo presidente no arrojara ninguna victoria para Irán.

Mientras, el Congreso legislativo de Estados Unidos se prepara para impulsar más sanciones.

El Comité Bancario del Senado accedió a postergar la evaluación de un proyecto sobre sanciones aprobado en julio, cuya mira son las exportaciones petrolíferas de Irán tras las presiones de Kerry, pero procederá en las próximas semanas, según The New York Times.

Ante la pregunta de cómo afectarán las sanciones al proceso diplomático, Farhi respondió: «Depende de si en Ginebra se llega o no a alguna clase de acuerdo».

«Sin un acuerdo, la imposición de sanciones será el anuncio público del fracaso de las conversaciones. Si hay un acuerdo y el Congreso de Estados Unidos todavía insiste en intensificar las sanciones, entonces será otro anuncio de la debilidad política de Obama», asegura la experta.

«Espero que todas las partes tengan suficiente previsión para saber que, dado el deseo públicamente expresado de resolver el asunto, este es el momento para la flexibilidad y para un proceso paso a paso de creación de confianza mutua a fin de evitar un camino que no desea ninguna de las partes», expresó Farhi.