Cumbre europea: la UE se preocupa (por fin) por el empleo

Después de innumerables cumbres de los 27 jefes de Estado y de gobierno de la UE dedicadas exclusivamente a la crisis de deuda soberana, este lunes el Consejo Europeo tiene como primer punto de su agenda la creación de empleo. Los drásticos planes de ajuste para conseguir la estabilidad presupuestaria siguen siendo prioritarios, pero sus consecuencias sobre el paro asustan ya a los líderes comunitarios. Mariano Rajoy se estrena en una cumbre europea.

El edificio Justus Lipsius, sede del Consejo Europeo
El edificio Justus Lipsius, sede del Consejo Europeo / Foto: Pres. danesa UE

Con un índice de desempleo del 10% en la UE, más del doble entre los menores de 25 años y España superando la tasa global del 23% y del 45% entre los jóvenes, los líderes europeos se han visto obligados a cambiar el orden de prioridades. Si el mensaje durante el último año fue único, reducir el déficit y la deuda pública, ahora se impone el llamamiento a adoptar medidas para crear empleo.

En su carta de invitación a los líderes comunitarios, el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, subraya que «quisiera que nos centráramos en esta ocasión en la acción inmediata que debe emprenderse en los ámbitos específicos del desempleo juvenil, el Mercado Único y las pyme».

No tiene muchas armas Bruselas para afrontar el desafío y los países de la UE redoblan las declaraciones en favor del empleo pero sin confiar en sus propias herramientas. La novedad ha salido de los fondos estructurales y de cohesión que están previstos para los próximos años pero aún no asignados. Unos 82.000 millones de euros que ahora pueden dedicarse a programas de formación de empleo para jóvenes.

«No podemos aceptar que casi un tercio de los jóvenes de Europa estén en paro. Propondré la creación de equipos de acción conjunta formados por representantes de la Comisión, de los Estados Miembros y de socios nacionales sociales para elaborar hasta abril planes concretos que nos ayuden a luchar contra el desempleo juvenil», ha dicho el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.

Seguramente se ha reaccionado tarde, como han venido señalando economistas y sindicatos durante los últimos meses que pedían una acción combinada de lucha contra el déficit y de medidas de estímulo económico. Ahora el momento es especialmente difícil, cuando todas las previsiones apuntan a una vuelta a la recesión en el primer semestre de este año.

La estabilidad presupuestaria se sigue considerando el primer objetivo para restaurar la confianza de los mercados, de hecho, la cumbre de mañana cerrará el pacto fiscal acordado en diciembre y se aprobará el Tratado sobre el Mecanismo Europeo de Estabilidad, el fondo de rescate permanente de la UE, dotado con 500.000 millones de euros. Habrá que ver si la siempre difícil situación en Grecia no altera el orden del día.

El debut de Rajoy en una cumbre europea

El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, se sentará por primera vez en la mesa del Consejo Europeo con los peores datos de paro de Europa, pero con un firme compromiso de cumplir lo acordado con Bruselas y unas medidas ya en marcha para combatir el déficit excesivo.

Rajoy exhibirá los recortes de 15.000 millones de euros ya aprobados, la ley de Estabilidad Presupuestaria ya aprobada en el último consejo de ministros y el acuerdo salarial entre los agentes sociales como parte de la reforma laboral y la apuesta por la competitividad.

El objetivo de llegar a un déficit del 4,4 % a final de este año sigue siendo irrenunciable para el gobierno español, aunque las malas perspectivas económicas lo sitúan en una meta muy posiblemente inalcanzable. Por eso, Rajoy confía en que el propio presidente del Consejo sea quien proponga cierta flexibilidad en los plazos que dé un respiro a España. La coartada puede estar en las previsiones financieras que haga la propia Comisión en Europea el próximo febrero. Un cambio sustancialmente negativo en los datos podría propiciar más margen en el cumplimiento de los objetivos.

Los 27 jefes de Estado y de gobierno de la UE van a sufrir las consecuencias de las medidas que han venido adoptando. Una huelga en Bélgica contra los planes de austeridad va a obligar a los invitados a llegar a Bruselas a un aeródromo militar, situado a 30 kilómetros de la capital, desde donde serán trasladados en helicóptero hasta el edificio Justus Lipsius, sede del Consejo Europeo. También hay dudas sobre el catering de la cumbre.