Cumbre UE-China, atados mutuamente

Siria, Irán, dumping comercial, crisis económica, deuda, derechos humanos.... Demasiados temas para tratar en una reunión de pocas horas. China y la Unión Europea son cada vez más interdependientes y hablan cada vez menos. La quinta cumbre UE-China ha acabado con pocos acuerdos y sin rueda de prensa. Bruselas cede ante China.

Van Rompuy, Barroso y Wen Jiabao en patio ministerio de exteriores belga
Van Rompuy, Barroso y Wen Jiabao / Foto: CE

Esta mañana el gobierno de Islanda, país que no pertenece a la UE, ha aprobado finalmente que el millonario chino, Huang Nubo, ex alto dirigente del Partido Comunista, adquiera tierras en el país para desarrollar un complejo turístico. El acuerdo se ha adoptado tras un año de negociaciones por las posibles connotaciones políticas de la operación. Son 300 kilómeros cuadrados de tierras, que le van muy bien a las dos partes.

Islandia necesita dinero y los chinos se lo pueden dar.... a cambio de las materias primas del subsuelo islandés y de estar más cerca del Ártico. China no tiene acceso directo a ese territorio y por tanto no podría participar en la nueva «fiebre del oro» en que se ha convertido uno de los ecosistemas más frágiles del planeta. Para algunos analistas, esta compra permitiría a la segunda potencia mundial acceder a una zona estratégica en cuanto a recursos naturales y transporte marítimo. Huang tiene intención de comprar más terrenos en Noruega, Finlandia y Suecia.

Horas más tarde, en Bruselas, el primer ministro chino, Wen Jiabao, ha pedido que la UE levante el embargo sobre ventas de armas que tiene Pekín y que le otorgue a su país el estatuto de economía de mercado. La concesión de ese estatus le permitiría eliminar algunas de las barreras comerciales que se le imponen por competencia desleal -el último caso, la venta por debajo de su precio de mercado de placas solares, que enfrenta a ambas potencias-.

La reunión ha estado dominada por el temor a un contagio mundial de la crisis de la deuda europea. Es decir que, por lo que ha transcendido, en la «cumbre» se han tratado los temas que le interesaban a China. La reunión se ha realizado en un contexto de alta tensión, con la esperanza de Bruselas de que Pekín les ayude a salir de su prolongada crisis de la deuda, y se produce pocas semanas antes de la llegada al poder de nuevos dirigentes chinos.

El país asiático está empezando a sufrir las repercusiones de la crisis en la zona Euro. El gigante asiático sufre la caída de sus exportaciones, afectadas por una menor demanda de los europeos. Han caído casi un 5 por ciento, entre enero y agosto. A Italia le ha vendido un 26 por ciento menos, a Francia un 9,6 y a Alemania casi un 8 por ciento menos que hace un año. En cambio China ha aumentado sus compras a Europa más de un 3 por ciento. La UE es el primer destino de las exportaciones chinas y el segundo proveedor de China, tras Japón. Por el contrario China es el segundo socio comercial de Europa por detrás de Estados Unidos.

Hace unas semanas Wen se comprometía ante Merkel que seguirían comprando deuda pública europea, pero mostraba su «preocupación» y anunciaba que iban a «evaluar plenamente los riesgos». Los analistas creen que no adoptará ninguna decisión hasta después de la cumbre de los 27 el 18-19 de octubre.

De Siria, Irán, Corea del Norte, la tensión entre China y Japón, la cooperación en el G20 y las negociaciones sobre medioambiente, poco han hablado. Y ante la prensa, nada. Una vez más Van Rompuy y Barroso han cedido antes las peticiones de las autoridades chinas y se ha anulado la tradicional rueda de prensa para explicar los acuerdos adoptados. Por cierto, la reunión tampoco se ha celebrado en ningún edificio de las instituciones europeas, sino en el palacio de Egmont, sede del ministerio belga de asuntos exteriores.