Disturbios en Suecia

El modelo social sueco tan admirado tiene fallos en alguna parte. Tres noches de disturbios están poniendo las vergüenzas a la vista. Cientos de jóvenes se han enfrentado a la policía en barrios marginales de la capital, Estocolmo. Ocho personas, la mayoría jóvenes han sido detenidos y decenas de coches han sido quemados.

Un bombero apaga las llamas de un coche
Disturbios en Estocolmo como hacía años que no se conocían

La mecha que encendió el fuego pudo ser la muerte por la policía de un hombre de 69 años en el suburbio de Husby hace unos días, el hombre al parecer empuñaba un machete. Las acusaciones de brutalidad policial fueron inmediatas y la ira se propagó.

Según Rami Al-Khamisi, cofundador de Megafonen, una organización que trabaja por el cambio social y la integración en los barrios marginales, «la sociedad está cada vez más dividida y las diferencias, tanto sociales como económicas, son cada vez más grandes». «La gente de aquí es la más afectada (...) Además hay un racismo institucional».

En estos barrios marginales de la rica Suecia, «se acumula el desempleo, la falta de vivienda y la falta de respeto a la policía» que somete a controles de identidad innecesarios a los jóvenes, señala un periodista que hace información local en Husby.

La ministra de Justicia, Beatrice Ask, ha señalado que entiende que muchas personas que viven en esas barriadas y en Husby estén preocupados, molestos y enojados. «La exclusión es una causa seria de conflictos sociales, eso lo entendemos», ha dicho.

Desde la década de los 90, Suecia ha vivido una gran reducción del papel del Estado a la vez que la desigualdad ha tenido un crecimiento más rápido que en cualquier otra economía avanzada de la OCDE.

Suecia tiene unos de los niveles de vida más altos de la UE, y también un alto paro juvenil de larga duración y se extiende la pobreza. El 15 por ciento de su población ha nacido en el extranjero y entre ellos el desempleo es de un 16 por ciento, mientras que entre la población nativa es del 6 por ciento según la OCDE. El paro en Husby es el doble que en el resto de Estocolmo.

Todo esto va acompañado de un aumento del sentimiento contra los peticionarios de asilo, 43.900 el año pasado la mitad de ellos aproximadamente refugiados sirios, afganos o somalíes, y del partido de ultraderecha «Demócratas por Suecia». Su portavoz, Richard Jomshof, ha propuesto que se establezca el estado de excepción y el toque de queda en las zonas en las que se han producido los incidentes.