El Eurogrupo decide hoy el futuro de Grecia

Grecia irá a la quiebra o se salvará, según lo que decidan este lunes los 17 ministros de Finanzas de la zona euro, que deben acordar un segundo rescate para Atenas de, al menos, 130.000 millones de euros. El gobierno griego asegura que ha cumplido todo lo exigido por la troika (CE, BCE,FMI), pero sucesivos incumplimientos mantienen la desconfianza. Las negociaciones «in extremis» tratarán de garantizar que las medidas prometidas se convierten en hechos.

Banderas de Grecia y de la UE
Banderas de Grecia y de la UE

Las declaraciones previas de los líderes comunitarios parecen indicar que esta vez sí, en el último minuto como suele suceder, Europa pondrá el remedio para no dejar caer a Grecia en la suspensión de pagos. A mediados de marzo, el país necesita 14.500 millones de euros para hacer frente a vencimientos de su deuda.

El ministro francés de Finanzas, François Fillon, ha dicho hoy que se dan «todos los elementos para un acuerdo. Los elementos de una participación que sigue siendo voluntaria de los banqueros, de los acreedores privados, y de los acreedores públicos, los Estados, los bancos centrales». Su colega austríaca, Maria Fekter, ha querido resumir la posición común de «no dejar a Grecia en la estacada».

Sin embargo, el ministro alemán,Wolfgang Schauble, marca la diferencia. Asegura que se concederá la ayuda «si Grecia aplica hasta finales de febrero todas las promesas y reformas». Este sí condicional es lo que está hoy sobre la mesa del Eurogrupo, qué fórmulas se articulan para que Grecia demuestre que pone en marcha los durísimos recortes exigidos y aprobados por el Parlamento de Atenas.

Entre los mecanismos de control que se manejan estaría la creación de una cuenta bloqueada que Grecia solo podría utilizar cuando se hayan pagado los intereses de la deuda. Habría también un refuerzo de las medidas de control por parte de Europa sobre la efectividad de los recortes, que podría ser mediante el establecimiento de una «troika» permanente en el país.

Otras dudas que mueven al escepticismo son la cuantía de la participación del Fondo Monetario Internacional en el programa de ayuda financiera y las negociaciones paralelas que se han desarrollado con la banca privada para condonar la mitad de la deuda griega en manos privadas.

El primer ministro griego, Lukas Papademos, está desde ayer en Bruselas para convencer a sus socios comunitarios de que el país, con las fuerzas políticas a favor y la mayoría de la población en contra, está decidido a seguir en la moneda única, aun a costa de sumir al país en una recesión de la que costará años salir. En el Eurogrupo se valoran los efectos de contagio sobre toda la economía europea que tendría dejar caer a Grecia.