El Greco: diálogo con las vanguardias

Una exposición en el Museo del Prado, conmemorativa de los 400 años de la muerte del Greco, pone de manifiesto su influencia en los movimientos artísticos de los siglos XIX y XX. La primera imagen que contempla el visitante a esta exposición es la de dos cuadros cuya visión remite a una asociación inmediata entre ellos. Uno es «La Anunciación», pintada por el Greco entre 1600 y 1603, y el otro es «Cristo muerto con ángeles», que Édouard Manet pintó en 1864.

Un cuadro de El Greco y otro de Manet uno junto al otro
Izquierda: La Anunciación. El Greco. Óleo sobre lienzo, 91 x 66,5 cm, h. 1600 – 1603. Budapest, Szépművészeti Múzeum Derecha: Cristo muerto con ángeles. Édouard Manet. Óleo sobre lienzo, 179,4 x 149,9 cm, 1864. Nueva York, The Metropolitan Museum of Art.H

Una exposición en el Museo del Prado, conmemorativa de los 400 años de la muerte del Greco, pone de manifiesto su influencia en los movimientos artísticos de los siglos XIX y XX. La primera imagen que contempla el visitante a esta exposición es la de dos cuadros cuya visión remite a una asociación inmediata entre ellos. Uno es «La Anunciación», pintada por el Greco entre 1600 y 1603, y el otro es «Cristo muerto con ángeles», que Édouard Manet pintó en 1864 (Manet ya había manifestado la influencia del Greco en obras anteriores, como el «Retrato de Zacharie Astruc»).

De este modo queda de manifiesto desde el principio la influencia del pintor hispano-cretense en el movimiento impresionista francés del siglo XIX, una influencia que alcanzó también a Cézanne y que éste puso de manifiesto en sus «Bañistas», a cuyas imágenes imprime un sentido basado en el color, utilizado a la manera del artista cretense. En esta obra Cézanne utiliza además el cuerpo humano de los protagonistas imitando las poses de algunas figuras del «Laocoonte» y de las esculturas «Cristo resucitado» y «Adoni como Epimeteo»: para que se aprecie esta relación, el cuadro de Cézanne se ha colocado entre estas dos obras escultóricas poco conocidas del Greco. Cézanne ya había realizado una versión muy personal de «La dama de armiño», un cuadro atribuido al Greco.

La influencia del Greco en la pintura española

No es extraño que fuesen los pintores españoles de la época los más influenciados por el Greco, ya que tenían un acceso más próximo a su obra y algunos hasta habían adquirido algunos de sus cuadros. Mariano Fortuny hizo una copia temprana de «La Trinidad» del Greco. También los Madrazo, Raimundo y Ricardo, recogieron sus influencias.

Pero tal vez fue Zuloaga quien le rindió un homenaje más continuado. Pintó varias vistas de la ciudad de Toledo («Toledo desde la Virgen del Valle») tomando como modelo las del Greco y retrató a Maurice Barrès, autor de un libro sobre el Greco y su obra («El Greco o el secreto de Toledo»), con la ciudad como fondo. Zuloaga era propietario de «Visión de san Juan», un cuadro que figura colgado de una de las paredes de su obra inacabada «Mis amigos», en la que se retrata a sí mismo al modo como Velázquez lo hiciera en «Las Meninas», y a escritores de las generaciones del 98 y el 14 que sentían pasión por el Greco: Unamuno, Valle Inclán, Pío Baroja, Blasco Ibáñez, Ortega y Gasset, Marañón... Además, su obra «Un monje dominico» recuerda al retrato de Fray Hortensio Félix de Paravicino.

En la posguerra, los pintores vanguardistas vieron en el tenebrismo del Greco una forma de manifestar sus críticas al sistema político. Vázquez Díaz, Benjamín Palencia, José Caballero, Gregorio Prieto, Antoni Clavé o Antonio Saura, utilizaron el el blanco y negro y los colores apagados de la obra del Greco en sus cuadros más expresivos.

Pero, aunque pueda parecer sorprendente, fue Pablo Picasso el pintor sobre el que El Greco tuvo una ascendencia decisiva. Además de la influencia de las máscaras africanas y de los cuadros de Cézanne en «Las señoritas de Avignon», obra fundacional del cubismo, este cuadro recoge algunos de los principios pictóricos que el Greco utilizó en obras como «La visión de san Juan». En otras obras, Picasso utiliza elementos de la pintura del Greco, como la estilización e inmaterialidad de los cuerpos, las manos alargadas, el lenguaje gestual de los personajes... En «El entierro de Casagemas» Picasso homenajea al Greco de la «Alegoría de la Santa Liga» y, por supuesto, al de «El entierro del conde de Orgaz», mientras la influencia de «El abrevadero» es manifiesta en las actitudes de los personajes y los animales de «Muchacho conduciendo un caballo» y «Caballo y muchacho vestido de azul», mientras «Muchacho desnudo a caballo» se emparenta con el grequiano «San Martín y el mendigo». La serie picassiana de Los Mosqueteros, que el malagueño pintó en los últimos años de su vida, es también deudora de la obra del Greco.

El Greco y las vanguardias europeas

Además de Picasso, el cubismo asimiló algunas de las propiedades de la pintura del Greco, como se manifiesta en obras de André Derain, Delaunay (utilizó las figuras alargadas e inmateriales en su obra «Las tres Gracias») y Modigliani, quien introdujo en su pintura la estilización de los rostros, del mismo modo que lo había hecho el Greco, y utilizó iconos relacionados con la obra del pintor, como la mano en el pecho de algunos de sus retratos.

Las Anunciaciones del Greco influenciaron también algunas de las obras de Marc Chagall, como «Judío en rojo» y sobre todo «Visión (autorretrato con musa)», en la que la diosa inspiradora del artista tiene la misma actitud e idénticas alas que el ángel de la anunciación de las obras del Greco. El expresionismo centroeuropeo también se dejó influir por la obra del Greco: Kandinsky, Paul Klee, Otto Dix, Max Oppenheimer, Adrian Kortweg (véase su interpretación del Laocoonte), Max Beckman, cuyas «Resurrección» I y II es una paráfrasis de la «Alegoría de la Liga Santa»... También pueden rastrearse influencias del Greco en Oscar Kokoschka (en la pulsión paisajística de «La novia del viento»), en Henry Moore («Dos madres con sus hijos en brazos»), o en Egon Schiele, de quien su retrato de Franz Hauer se inspira directamente en uno de los personajes del «Entierro del conde de Orgaz».

El surrealismo tampoco podía estar ausente de la influencia del Greco, como lo demuestra la obra de Duchamp «Un joven y una chica en primavera», la de André Masson «Toledo con crisálidas», la de Óscar Domínguez «Homenaje al Greco», inspirada en «La visitación», o la serie de grabados «Cinco españoles inmortales» de Dalí, quien participó en el proyecto del ballet «Sacrificio (sueño de Felipe II)» inspirado en la «Alegoría de la Liga Santa».

Después de la segunda guerra mundial, algunos artistas manifestaron su antibelicismo y sobre todo su manifestación contra los crímenes del holocausto en obras que en algunos casos se inspiraron en el Greco. «Escucha, oh Israel», del judío David Bomberg, es deudor del «Cristo abrazado a la cruz» del Greco, mientras Francis Bacon y Giacometti rinden tributo al genio hispanocretense con «Mujer tumbada» (un desnudo de espaldas cuyo escorzo recuerda al del soldado de «Resurrección») y «Cabeza de hombre III», deudor de la «Dama de armiño». El Greco en América

Además de los muralistas mexicanos José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, también el expresionismo abstracto norteamericano registró la influencia del Greco. En 1919 Charles Demuth pintó uno de sus cuadros de abstracción cubista más conocidos, precisamente titulado «Cielo según el Greco», mientras Georgia O'Keeffe se acercaba a la abstracción bajo la influencia del Greco, cuyo resultado puede apreciarse en «Algas». En «El camino de serrín» George Bellows rinde un explícito homenaje a «El entierro del conde de Orgaz».

Thomas Hart Benton fue uno de los pintores americanos que más pronto reconoció la herencia. Su obra «La balada del amante celoso de Lone Green Valley» tiene claras connotaciones del pintor cretense en el paisaje arremolinado que recuerda al de «La oración en el huerto», mientras la vista de la localidad de «Chilmark» recuerda a las del Toledo grequiano. Como no podía ser de otra forma, Benton trasladó este influjo del Greco a sus discípulos, como Pollock, de quien su «Gótico» recuerda fuertemente a la «Resurrección» y su «Figura arrodillada ante marco con calavera» está claramente inspirada en la «Alegoría de la Liga Santa». Willem de Kooning también recogió las resonancias del Greco en su cromatismo y en los planos alargados de sus figuras.