El proyecto para enderezar el Danubio pone en peligro la biodiversidad

La biodiversidad está cada vez más amenazada en torno al río Danubio, «el Amazonas de Europa». El espíritu lucrativo está pasando por encima de la necesidad de proteger los recursos naturales de la zona.

El Danubio
El Danubio a su paso por Serbia/ Foto: Vesna Peric Zimonjic/ IPS

Austria y Croacia participan en un importante proyecto para «corregir» el serpenteante curso del Danubio, enderezándolo para facilitar el paso de los barcos comerciales que lo navegan rumbo al mar Negro. «Las amenazas a la naturaleza son serias», nos dijo la presidenta del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en Serbia, Duska Dimovic. «La biodiversidad es transfronteriza; las aves y los peces circulan libremente entre Serbia y Croacia. Obras importantes en uno de los países influirán en los vecinos inmediatos a lo largo del río», explica.

Un cinturón verde de 800.000 hectáreas acompaña las riberas del Danubio y de sus afluentes, el Drava y el Mura, en Austria, Croacia, Eslovaquia, Hungría y Serbia. Se trata de una reserva natural única de biodiversidad típica de tierras inundables y pantanos, que alberga a un tercio de las especies de plantas de la región, a la mitad de las de peces y mamíferos y al 63 por ciento de las de aves.

En el área prosperan colonias de raras águilas de cola blanca, pequeñas golondrinas de mar, cigüeñas negras, castores y nutrias. El esturión barba de flecos está al borde la extinción, pero sobrevive. Y también se pueden avistar ciervos rojos acercándose a la orilla. Miles de familias dependen del Danubio para la pesca y la agricultura, actividades vinculadas a los desbordes y los repliegues del río.

Las consideraciones comerciales amenazan todo esto. El Danubio, de casi 3.000 kilómetros de longitud, conecta al continente europeo de occidente a oriente. Las 10 naciones que se extienden a lo largo de sus riberas (Alemania, Austria, Eslovaquia, Hungría, Croacia, Serbia, Rumanía, Bulgaria, Moldavia y Ucrania) lo emplean para el transporte barato de mercancías.

Directa o indirectamente, el Danubio sirve a más de 40 países europeos para trasladar anualmente millones de toneladas de mercancías desde el oeste del continente hasta el mar Negro. El río está vinculado al canal Rin-Meno-Danubio, que se inicia en el delta del Rin, en la ciudad holandesa de Rotterdam. «Es comprensible el interés de importantes países europeos en la navegación comercial», dice el economista Nebojsa Savic, que explica «El transporte de camiones en enormes barcazas es 14 veces más barato que enviarlos por carretera, y cinco veces más barato que en tren».

Una barcaza puede trasladar hasta 100 camiones. El transporte comercial por el Danubio aumentó un 27 por ciento en los últimos dos años, según la Oficina de Estadísticas de Serbia. El Danubio atraviesa Serbia en un trayecto de 600 kilómetros. Entra por el norte, desde Hungría, forma la frontera natural con Croacia y luego se interna en Rumanía.

Las grandes obras para reencauzar el Danubio incluyen la construcción de escolleras, barreras en forma de «T», que le impidan serpentear, y la adaptación de las riberas, además de la creación en medio de islas de arena natural. Pero esas obras también pueden cambiar por completo el ecosistema del área. Aves, peces y otros animales pierden sus habitat natural y se van, o incluso mueren, alertan los ambientalistas.

Austria ha construido varias decenas de escolleras a lo largo de 49 kilómetros del río, al este de Viena, con un presupuesto de 274 millones de dólares. Las presiones de los ambientalistas húngaros impidieron la concreción de un proyecto similar en ese país.

Según los planes internacionales para la regulación del Danubio, Croacia podría construir 53 escolleras a lo largo de sus 53 kilómetros de río. El nuevo gobierno, que asumió el cargo a comienzos de este año, todavía tiene que tomar una decisión sobre esta propuesta, que ha levantado una fuerte oposición de los ecologistas. «Eso significaría la muerte segura del Kopacki Rit, por ejemplo», dice Arno Mohl, experto en conservación del WWF, que visitó la región la semana pasada.

Kopacki Rit, está ubicado en la confluencia de los ríos Drava y Danubio en Croacia, es un habitat natural único para más de 260 especies de aves. Entre ellas figuran la gran garza blanca y el pájaro carpintero verde europeo. También prosperan allí muchas especies de peces e insectos. «Esperemos que Croacia y Serbia no cometan el error que cometió mi país en los años 70 y 80, con la regulación del flujo del Danubio», agrega Mohl, oriundo de Austria, donde se inició hace ya décadas el proyecto para enderezar el curso del río.

En Serbia no está claro qué ocurrirá en el futuro cercano. El 6 de mayo se celebraron elecciones generales, pero el país todavía no tiene un gobierno, y es posible que no lo forme en más de un mes.