Eslovaquia quiere curar la corrupción médica

Los médicos de Eslovaquia han lanzado una campaña sin precedentes en el país para librarse de un estigma que pesa sobre la profesión: la corrupción endémica. Al presentar la campaña «Gracias, no aceptamos sobornos», los integrantes de la Asociación de Sindicatos Médicos señalan que la medida reafirmará la integridad de estos profesionales ante el público y aumentará la transparencia en el sistema de salud pública.

Un médico sujeta un estetoscopio
Los médicos eslovacos lanzn una campaña para limpiar su nombre/ Foto: Alex Proimos

Los expertos creen que eso no será de mucha ayuda a la hora de frenar la corrupción en el sector. «Es una medida interesante y atípica, pero no reducirá de modo significativo la corrupción en el sistema de salud. Se necesitan medidas más efectivas», dice Roman Muzik, analista del Instituto de Políticas de Salud de Bratislava.

Al atender a sus pacientes, los médicos que trabajan en hospitales públicos usarán autoadhesivos con el lema de la campaña, y en un sitio web figurarán los profesionales que participan en ella.

Esto tiene lugar en medio de una percepción pública generalizada según la cual el sector de la atención a la salud en este país, así como en muchos otros de Europa oriental, tiene un problema serio con los sobornos.

Según un estudio de Transparencia Internacional divulgado en 2010, el sistema de salud de Eslovaquia era percibido entonces como el 18 más corrupto entre 88 países importantes. Otra investigación que se ha conocido este año mostró que una de cada cuatro familias en Eslovaquia tienen experiencia personal de sobornos a médicos.

A menudo los pacientes dicen que, aunque no se les pida directamente ese tipo de pagos, ellos mismos sienten que deben ofrecer uno para garantizarse por lo menos una atención médica razonable.

Las entrevistas con pacientes mostraron que se efectúan pagos que oscilan entre decenas y miles de euros a cambio de tener prioridad en las listas de espera para cirugía, o para recibir un servicio de mejor calidad.

La situación es la misma, o peor, en otros países de Europa central y oriental. La atención a la salud en Ucrania, Moldova, Rumania y Hungría se percibida como particularmente problemática en cuanto a funcionarios médicos que aceptan sobornos.

En muchos países de la región, la atención pública a la salud carece de suficientes fondos, en comparación con la media europea. A esto hay que sumar que las pagas son muy bajas y las condiciones laborales malas, lo que a menudo se cita como motivos para que los médicos acepten sobornos. Todo eso ha promovido huelgas masivas de trabajadores de la medicina en Hungría, la República Checa y Eslovaquia en los últimos dos años.

Pero una investigación del Instituto de Políticas de la Salud de Bratislava ha desestimado esto, sugiriendo en cambio que es la codicia de los médicos y el hecho de que «las circunstancias permiten» reclamar sobornos eran motivos más probables para la floreciente corrupción.

También se cree que la falta de claridad sobre cuáles son los derechos de los enfermos contribuye al problema. «Es importante que se defina un paquete básico que muestre qué le corresponde a un paciente. Si eso no está claro, se crea un espacio para las negociaciones» clandestinas, dice Gabriel Sipos, director del capítulo eslovaco de Transparencia Internacional, al periódico local Sme.

Para otros, las causas de los problemas que involucran a médicos corruptos son más complejas y se remontan a los regímenes comunistas instalados en la región hasta hace apenas 20 años. Entregar dinero y obsequios a cambio de un trato preferencial o a acceso a ciertos productos y servicios era habitual y formaba parte del estilo de vida en todos los estratos de la sociedad. Esto creó una cultura de aceptación generalizada de los sobornos, que actualmente sigue arraigada en algunos sectores.

Según estimaciones del Banco Mundial, solo en Rumanía se reciben u ofrecen 750.000 euros al día bajo la forma de sobornos. Los medios de comunicación locales informan de que el personal hospitalario reclama entre cientos y cientos de miles de euros por favores como asegurarse de que les cambien las sábanas o les aprueben la realización de operaciones en el exterior.

El ministro de Salud de Rumanía, Ladislau Ritli, admitió a comienzos de este año a los medios: «La corrupción está tan profundamente arraigada en nuestro sistema que es realmente difícil eliminarla». Muzik, del Instituto de Políticas de Salud de Bratislava, nos dijo que «Uno de los motivos de los problemas con los sobornos en la atención a la salud es que la corrupción en general está profundamente arraigada en el comportamiento de las personas. Usaban sobornos antes de 1989, bajo el régimen comunista, y continúan usándolos ahora». Los propios pacientes tienen un papel que cumplir en la erradicación de los sobornos, agregó. «Los pacientes tienen que dejar de guiarse por la idea de que 'si todos lo hacen, ¿por qué yo no?'».

También se ha pedido a los pacientes que denuncien a los médicos que solicitan sobornos y, junto con su nueva campaña, la Asociación de Sindicatos Médicos pide que el Ministerio de Salud cree una línea telefónica especial donde las víctimas de esta práctica puedan denunciar esos casos.

Aunque algunos médicos han sido descubiertos cobrando sobornos luego de que los pacientes acudieran a la policía, los juicios por casos de corrupción en el sector han sido inusuales. Muchos enfermos admiten ser reticentes a denunciar a los profesionales que les reclaman pagos ilícitos, por temor a que lo que algunos llaman «mafia de la bata blanca» pueda tomar represalias en una mesa de operaciones.

Pocos médicos hablan abiertamente de la corrupción o de colegas que acepten sobornos. Pero, en privado, algunos admiten que es una práctica común. Una psiquiatra eslovaca de la norteña ciudad de Zilina que pidió que ocultáramos su nombre, confiesa que aunque ella no acepta sobornos, es consciente de que estos se realizan. «Hay muchas personas que buscan y ofrecen» estas pagas. «Eso siempre existió», agrega.

Hay pocas expectativas de que este problema se resuelva en el futuro inmediato. Pero, pese a las dudas sobre la efectividad de la campaña en general, el hecho de que se haya lanzado ya es un paso positivo.

Según Muzik, «aunque es improbable que la campaña tenga mucho efecto sobre la corrupción, es bueno que los médicos eslovacos admitan que existe en el sistema, que sientan que es generalizada y que quieran hacer algo al respecto».