España, segundo centro europeo del PMA para dar respuesta urgente a hambrunas

El Programa Mundial de Alimentos (PMA) ha integrado el centro de Las Palmas de Gran Canaria, a su rede de bases de respuesta humanitaria de la ONU (UNHRD). Es el segundo centro de estas características que este organismo tiene en Europa, situado en la ciudad italiana de Brindisi, y se une a los que ya están en marcha en Accra (Ghana), Dubai (Emiratos Árabes Unidos), Panamá y Malasia. Estos depósitos son almacenes de productos básicos para poder actuar en menos de 48 horas en casos de urgencia humanitaria. La última vez que lo han hecho ha sido durante las inundaciones de los Balcanes.

Centro del PMA en Las Palmas
Centro del PMA en Las Palmas / Foto: UNHRD

En esa ocasión los kits básicos no solo tenían alimentos nutritivos, productos sanitarios, mantas o tiendas de campaña, también palas y cubos, para que los afectados por las gravísimas inundaciones de Bosnia-Herzegovina, Serbia o Croacia, pudieran comenzar a trabajar en la recuperación de casas y campos de cultivo.

El centro de Las Palmas se ha puesto oficialmente en marcha, aunque ya funcionaba de forma esporádica desde hace 10 años, y tiene como objetivo atender cualquier emergencia que se produzca en el África Occidental. Deste este centro se pueden enviar sacos de cereales, y kits de urgencia por barco o aire. En sus almacenes hay unas 75.000 toneladas de alimentos y pueden llegar a almacenar otras 200.000. Pero el verdadero objetivo del PMA es «hambre cero». Más de 800 millones de personas en el mundo no pueden desarrollar sus capacidades mentales o profesionales porque no tienen acceso a una alimentación sana.

«Las Palmas es año importante puente entre Europa, África y América Latina. Tener este centro logístico significa que el PMA y toda la comunidad Humanitaria pueden llegar a las personas a las que asistimos más rápido y más eficiente, especialmente en situaciones de emergencia «, ha dicho Ertharin Cousin, la directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos.

El hambre no solo mata a las personas, sino que no luchar contra ella supone unas pérdidas de 1,6 billones de euros, es decir entre dos y 3 puntos del PIB mundial. «Un coste demasiado elevado», denunciaba Cousin este lunes en Madrid, en la tribuna de Nueva Economía Forum, que «el hambre no afecta sólo a personas físicas. El crecimiento económico también se ve afectado por la malnutrición», porque esas personas no pueden hacer frente a los gastos de educación, sanitario o cultural que supone mejorar su calidad de vida.

«Las naciones más pobres son las que pagan el precio más alto por el hambre y la malnutrición». Por ejemplo, supone un 11% del PIB en Guatemala y Honduras, y entre un 15 y un 16% en Etiopía, países que, según agregó Cousin, «no pueden permitirse este impacto financiero», explicó la directora ejecutiva del PAM. Además la inseguirad alimentaria se convierte también en una fuente de inestabilidad política y social, como ocurre en países como Chad, Malí o Níger. Para Cousin el raquitismo, el desperdicio de comida y la inseguridad alimentaria son «cruciales para la estabilidad mundial».

En 2013, el PMA ayudó a unos 80 millones de personas en 75 países y la previsión para este año es de llegar a 100 millones. Este organismo calcula que necesita unos 6.400 millones de euros anuales, pero el año pasado recaudó unos 2.000 millones menos de los previstos. La crisis económica en los países desarrollados provocó ese descenso. Un claro ejemplo es España que ya no se encuentra entre los 10 máximos donantes de esta agencia de la ONU.

Considerada por la lista Forbes, como la 45 mujer con más poder en el mundo, Ertharin Cousin, nacida en un barrio pobre de Chicago, trabajó en la administración Clinton, se ha encargado de varios programas cpmtra la sequía en su país y fue embajadora de Estados Unidos para la FAO entre 2009 y 2012. También ha trabajado en empresas privadas de alimentación. En Madrid, dijo que había la industria alimentaria debía hacer más esfuerzos para producir alimentos sanos, algo básico para evitar la otra plaga de este siglo: el obesidad.