Iniciativa para combatir el riesgo que representan las sustancias tóxicas

La Unión Europea, el Instituto Interregional de las Naciones Unidas para la Investigación sobre la Delincuencia y la Justicia (Unicri), y expertos en productos contaminantes han lanzado una iniciativa conjunta, que busca unir a los países para mejorar las políticas contra los riesgos que representan las sustancias químicas, biológicas, radiológicas y nucleares.

Gran cantidad de televisores viejos tirados
La basura electrónica es peligrosa para el medio ambiente y para los que rebuscan en ella

En respuesta a las crecientes preocupaciones por el uso delictivo de estos materiales y la amenaza de una catástrofe industrial, entre otros riesgos, se han creado unos Centros de Excelencia (CoE, por sus siglas en inglés) en Kenia, Argelia, Marruecos, Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Georgia, Uzbekistán y Filipinas, que reunirán información de más de 60 estados.

Actualmente, muchos países quedarían aislados en caso de crisis. Los CoE harán asociaciones entre regiones para compartir los riesgos de incidentes con estas sustancias y mejorar su capacidad para proteger a las poblaciones civiles, explica Francesco Marelli, gerente del programa de CBRN de Unicri.

Bruno Dupré, coordinador político del Servicio Diplomático Europeo para cuestiones de CBRN, explica que las secretarías regionales que se crean en cada región buscan movilizar a las comunidades locales (justicia, fuerza policial y personal militar) para desarrollar y compartir conocimiento sobre amenazas y riesgos específicos.

Tráfico nuclear ilícito

Dada la preocupación por la proliferación de armas de destrucción masiva, los primeros dos proyectos piloto de los Centros de Excelencia (CoE) apuntan a contrarrestar el tráfico nuclear ilícito y la amenaza del terrorismo nuclear y radiológico.

Desde 1998, ha habido más de 1.300 incidentes de pérdida, robo o abandono de dispositivos con material radiactivo sellado solo en Estados Unidos, un promedio de 250 por año, según un estudio elaborado en enero de 2011 por la UE.

El Proyecto Geiger también registró más de 2.200 casos de tráfico, según el estudio. Esta es una iniciativa conjunta de Interpol (Policía Internacional) y de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), con el fin de reunir datos sobre el tráfico ilegal de materiales nucleares y radiológicos.

Los proyectos de los Centros de Excelencia (CoE) apuntan a mitigar el riesgo que supone el tráfico ilícito aumentando la capacidad en medicina forense nuclear en Asia sudoriental.

En respuesta a cuestiones sobre la posibilidad de que armas de destrucción masiva de Siria se propagaran fuera del país, Dupré subraya que los Centros de Excelencia (CoE) son principalmente iniciativas preventivas, y no hay que confundirlos con instituciones permanentes u organizaciones de respuesta a las crisis.

Los CoE se proponen evitar crisis atendiendo cuestiones estructurales, sistemas de alerta y de asistencia temprana, pero la coordinación de una respuesta a la dispersión de armamento en situaciones de conflicto en Oriente Medio y África del norte queda fuera de su mandato.

Desperdicios tóxicos

Ante la amenaza de terrorismo nuclear, los proyectos sobre otras preocupaciones químicas y biológicas son difíciles de materializar.

La gestión de la basura electrónica se ha vuelto una prioridad para África, donde dispositivos tóxicos de equipos como computadoras y teléfonos móviles, presentan serios peligros para la salud de quienes trabajan a diario para deshacerse de ellos.

Proyectos sobre gestión de desperdicios de los CoE en África están buscando patrocinadores para desarrollar medios con los que lidiar con los problemas que plantean esos restos contaminantes. Pero no hay suficientes fondos, según Dupré.

El estudio «Reciclando, de desperdicios electrónicos a recursos», publicado el 22 de febrero de 2010 por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), señalaba que India, China y otros países de América Latina y África afrontan el riesgo que representan montañas de desperdicios electrónicos peligrosos, que implican graves consecuencias para el medio ambiente y la salud pública.

El documento también señala que en países como Senegal y Uganda se pueden llegar a multiplicar los desperdicios electrónicos, solo de ordenadores personales, por cuatro y hasta por ocho para 2020, y se estima que Kenia generará 11.400 toneladas de refrigeradores, 2.800 de televisores, 2.500 de ordenadores personales, 500 de impresoras y 150 de teléfonos móviles.

«Es un gran tema porque no tenemos suficiente dinero», se lamenta Dupré. «Tratamos de conseguir patrocinadores que nos ayuden a definir procedimientos. Tenemos un programa de gestión de desperdicios en África y tratamos de conseguir fondos alentando a organizaciones internacionales a colaborar con este asunto», apunta. «La gestión de desperdicios es una prioridad, más que la cuestión de la proliferación del terrorismo», termina.

La iniciativa CoE está pensada para apoyarse en los valores locales para que los proyectos regionales no operen de acuerdo con los intereses de ningún donante en particular. Pero afrontan el desafío de encontrar fondos para atender a las múltiples cuestiones del tema sin tener en cuenta la falta de atención que suscitan en el concierto internacional.