Israel se topó con otro Egipto en Gaza

Opinión de Adam Morrow y Khaled Moussa al-Omrani

Hace unos días la UE prometía a Egipto una ayuda financiera de 5.000 millones de euros, que deben servir para ayudar a reconstruir su devastada economía y apoyar al país en su camino a la democracia. Una semana después, el gobierno de Morsi presenta unas credenciales poco democráticas al blindar sus poderes ante la Justicia, modificando la Constitución para que sus resoluciones sean «inapelables y definitivas». Tras los ataques de Gaza, Egipto y Morsi han salido reforzados como potencia en la zona y muestran sus cartas.

Familia palestina en la calle con mantas
Familia palestina en el norte de Gaza / Foto: Mohammed Omer (IPS)

EL CAIRO, (IPS) - La reacción del nuevo gobierno de Egipto frente a la campaña militar de Israel contra Gaza, interrumpida el miércoles por la declaración de un cese del fuego, contrasta claramente con la posición del régimen anterior. «El gobierno de Mubarak participó de forma descarada en el sitio impuesto por Israel contra la franja de Gaza, sin perderse una oportunidad de presionar a Hamás explica Tarek Fahmi, el experto en asuntos israelíes del Centro Nacional de Estudios sobre Medio Oriente, con sede en El Cairo. Y apunta «en cambio, los nuevos gobernantes egipcios expresaron su apoyo incondicional a Hamás y al pueblo de Gaza, y han tratado de poner fin al bloqueo».

El presidente Mohammad Morsi fue elegido en las urnas el pasado verano, 16 meses después de la salida de Mubarak en febrero de 2011 tras 30 años en el poder. Morsi pertenece a la Hermandad Musulmana de Egipto, vinculada ideológicamente a Hamás, que controla Gaza desde 2007. A diferencia de su antecesor y de la mayoría de los gobernantes occidentales, el nuevo presidente egipcio rápidamente denunció el último derramamiento de sangre en Gaza.

Al asistir al sermón semanal islámico del viernes pasado, Morsi prometió que Egipto no dejaría a la franja de Gaza «por su cuenta» para hacer frente a la «descarada agresión» de Israel. En una clara alusión a los cambios ocurridos en este país en materia de política exterior tras la revuelta popular que derrocó a Mubarak, dijo que «hoy Egipto es muy distinto al de ayer».

El último episodio de violencia comenzó el miércoles, cuando las fuerzas israelíes asesinaron a Ahmad Jabari, comandante de operaciones de las Brigadas Ezzedine al-Qassam, vinculadas a Hamás, a lo que la resistencia armada palestina respondió con cohetes contra el sur de Israel. Los siguientes días de incesantes bombardeos, por aire, tierra y mar, dejaron más de 150 palestinos muertos, la mayoría civiles, y cientos más con heridas de gravedad. Los cohetes lanzados desde Gaza contra el sur de Israel acabaron con la vida de cinco israelíes y causaron heridas a varios ciudadanos.

Tras el anuncio del cese del fuego, el jefe político de Hamás, Jaled Meshaal, expresó su gratitud hacia Morsi por el papel mediador desempeñado por Egipto para poner fin a la violencia, así como por sus «decisiones y posición respecto de la última agresión de Israel contra Gaza». Desde el inicio del último enfrentamiento, la reacción de Egipto no se redujo a declaraciones fuertes.

Desde el primer día, El Cairo anunció la retirada de su embajador en Israel, mientras Morsi llamó al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y a la Liga Árabe, con sede en esta capital, para mantener reuniones de emergencia. Dos días después, el primer ministro egipcio Hisham Qandil realizó una corta visita al territorio palestino de 40 kilómetros de largo y 14 de ancho en una demostración de solidaridad.

Egipto también abrió el cruce de la fronteriza ciudad de Rafah, la única conexión de Gaza con el mundo exterior. Israel ha mantenido sus fronteras estrictamente controladas desde que se 'retiró unilateralmente' del territorio palestino en 2005. Ahora personas y mercancías, incluidos los imprescindibles suministros médicos, ingresan a la franja de Gaza por Egipto, mientras enfermos palestinos pueden trasladarse a este país para recibir tratamiento médico.

Según Fahmi, la reacción del nuevo gobierno frente al último ataque contra Gaza corresponde a la posición declarada de Morsi, y por extensión de la Hermandad Musulmana, frente el eterno conflicto árabe- israelí. «La reacción de Morsi concuerda con su plataforma electoral y con sus declaraciones posteriores a su elección», indica Fahmi. «Bajo su liderazgo, el país africano apoyará al pueblo palestino contra la continua ocupación por parte de Israel y trabajará para garantizar sus aspiraciones nacionales», añade.

La actual respuesta de Egipto contrasta claramente con la del régimen de Mubarak frente a la Operación Plomo Fundido, lanzada por Israel a fines de 2008 y principios de 2009. Durante aquella campaña de tres semanas, en la que Israel utilizó armas prohibidas, murieron 1.500 palestinos, la mayoría civiles, y hubo miles de heridos. Pese a la violencia de entonces, el gobierno de Mubarak mantuvo la frontera de Rafah sellada. Ni siquiera los pacientes con heridas de gravedad pudieron ser trasladados a Egipto para recibir tratamiento médico.

El analista Magdi Hussein, expresidente del Partido Laborista Islámico Egipcio, de tendencia islamista, señala que «a instancias de Estados Unidos e Israel, Mubarak completó el bloqueo sionista de la franja, aun durante lo peor de la masacre, con la esperanza de destruir a Hamás». «En cambio, Morsi apoya abiertamente la resistencia en Gaza y comenzó a tomar medidas para abrir la frontera, aun antes de esta última agresión», añade Hussein, preso durante dos años por el régimen de Mubarak por cruzar a Gaza sin permiso durante la Operación Plomo Fundido.

El apoyo de Egipto al pueblo de Gaza, y a la resistencia local, no se ha reducido a círculos oficiales. Además, «Egipto apoya ahora a Hamás», mientras el «régimen de Mubarak respaldó a su archirival Fatah, que insiste en mantener infructuosas 'conversaciones de paz' con Israel y que fracasaron totalmente en mejorar la situación de los palestinos».

Cientos de activistas egipcios de todos los partidos políticos hicieron una breve visita a Gaza el domingo pasado para expresar solidaridad a sus hermanos palestinos. Dos días antes, varias manifestaciones contra el ataque reunieron a decenas de miles de personas.

La política de Egipto ha cambiado tras la revuelta popular, pero al parecer la comunidad internacional no. Como ocurrió con la Operación Plomo Fundido hace cuatro años, el Consejo de Seguridad no emitió ninguna resolución pidiendo el fin de las hostilidades. El martes, un día antes del cese del fuego, Estados Unidos bloqueó una declaración de ese órgano de la ONU condenando la escalada de violencia. «Algunos gobiernos europeos parecieron más favorables a Hamás y a Gaza esta vez», observa Fahmi. «Sin embargo, el apoyo de Washington a Israel parece total, igual que la otra vez».