La agricultura necesita una nueva revolución

Hablamos con Kanayo Nwanze, presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA)

Se aproxima el plazo de 2015 para cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), pero la pobreza todavía afecta a una de cada siete personas, y una de cada ocho aún se va a la cama con hambre. Hay que mirar, entonces, más allá de 2015. Hablamos con KanayoNwanze, sobre el lugar que ocuparán la pobreza rural y la seguridad alimentaria en el debate para definir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que la comunidad internacional debe adoptar en 2015.

Kanayo Nwanze
Kanayo Nwanze, presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola/ Foto: Juan Manuel Barrero/ IPS

Hablamos con Kanayo Nwanze, presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA)

Roma, (IPS) - Se aproxima el plazo de 2015 para cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), pero la pobreza todavía afecta a una de cada siete personas, y una de cada ocho aún se va a la cama con hambre. Hay que mirar, entonces, más allá de 2015. Hablamos con KanayoNwanze, sobre el lugar que ocuparán la pobreza rural y la seguridad alimentaria en el debate para definir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que la comunidad internacional debe adoptar en 2015.

El 3 de este mes, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA), publicaron una propuesta conjunta de cinco objetivos a incorporar en la agenda de desarrollo posterior a 2015.

Estas metas incluyen acceso a alimentos adecuados todo el año para todas las personas; poner fin a la desnutrición en todas sus formas, prestando especial atención al raquitismo, y volver más productivos, sostenibles, resilientes y eficientes los sistemas de producción de alimentos.

Asimismo se propone garantizar el acceso de todos los pequeños productores, especialmente las mujeres, a recursos, conocimientos y servicios que les permitan elevar su productividad, y lograr mayor eficiencia en la posproducción para reducir a la mitad la pérdida y el despilfarro de comida.

¿Cree usted que es hora de revisar las estrategias para lograr los ODM?

KANAYO F. NWANZE: No solo lo creo; lo sé. Y por eso estamos elaborando los ODS, una idea que nació en 2012, en la Conferencia de Desarrollo Sostenible de Río de Janeiro. La planificación de una nueva agenda mundial para el desarrollo es una oportunidad única para redirigir políticas, inversiones y asociaciones para una transformación rural que sea inclusiva y sostenible.

El propósito es producir un conjunto más inclusivo y más sostenible de metas mundiales de desarrollo que puedan aplicarse a todos los países. Estos objetivos, una vez acordados por los gobiernos, entrarán en vigor cuando expiren los actuales ODM, en 2015.

Y la capacidad de medir será crucial si queremos lograr lo que nos propusimos. Por esto estamos hablando de universalidad, pero en un contexto local. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible serán para todos los países, en desarrollo e industrializados por igual. Pero su aplicación tendrá que responder a la realidad local, que varía de un país a otro.

¿Cómo encajan los cinco objetivos que propusieron este mes en ese debate?

KFN: Los objetivos e indicadores propuestos buscan brindar a los gobiernos una herramienta informada para cuando discutan la naturaleza y la estructura precisas de los ODS relativos a una agricultura sostenible, a la seguridad alimentaria y a la nutrición.

Estos son cinco aspectos cruciales para una agenda universal y transformadora que sea ambiciosa, pero también realista y adaptable a diferentes contextos nacionales y regionales. Las metas pueden agruparse en un posible objetivo único o en varios. Así que corresponde a los gobiernos decidir si desean o no incluirlas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

¿Por qué la agricultura es tan crucial dentro de la agenda de desarrollo posterior a 2015?

KFN: Tenemos una población mundial en aumento y una base de recursos naturales en deterioro, lo que significa más personas para alimentar con menos agua y menos tierras agrícolas. Y el cambio climático amenaza con alterar toda la geografía global de la agricultura y los sistemas alimentarios.

Está claro que necesitamos una nueva revolución en la agricultura a fin de que pueda cumplir plenamente con su potencial de pautar el desarrollo sostenible. Las metas deberían abordar desafíos universales y específicos de cada contexto, pero las agendas y los enfoques locales son los componentes básicos de cualquier esfuerzo por alimentar al mundo.

¿Por qué es tan importante centrarse en las áreas rurales para superar la desigualdad?

KFN: El mundo se está volviendo cada vez más urbano, aunque las ciudades todavía se abastecen por quienes trabajan la tierra en áreas rurales. Y es en esas áreas rurales donde vive el 76 por ciento de los pobres del mundo.

En el FIDA vemos que la brecha entre ricos y pobres es principalmente una brecha entre poblaciones urbanas y rurales. Aquellos que migran a las ciudades a menudo lo hacen creyendo que la vida será mejor allí.

Sin embargo, quedan atrapados en los arrabales, pierden la cohesión social que brindan las comunidades rurales y se convierten en poco más que caldo de cultivo de la desesperación y el descontento social. Basta mirar lo que está ocurriendo con la «Primavera Árabe».

Pero más allá de la exclusión y la agitación, ¿por qué es clave abordar la pobreza rural?

KFN: Porque en el espacio rural se producen los alimentos: en el mundo en desarrollo, el 80 por ciento y en algunos casos un 90 por ciento de todos los alimentos que se consumen internamente se producen en áreas rurales.

El cultivo no prospera en las ciudades sino en las áreas rurales, y este medio de vida de la mayoría de la población rural no solo proporciona alimentación, sino también empleo, empoderamiento económico y cohesión social.

Si no invertimos en las áreas rurales, estamos desmantelando las bases de la seguridad nacional, no solo de la seguridad alimentaria. Y eso se traduce en seguridad y paz nacional e internacional.

¿Qué riesgos enfrentamos en términos de seguridad mundial, si no tomamos medidas concretas para garantizar la seguridad alimentaria?

KFN: Hay que mirar lo que ocurrió en 2007 y 2008: la crisis mundial de los precios de los alimentos y las circunstancias culminaron en disturbios en 40 países.

Esos disturbios fueron resultado de la inacción de los anteriores 25 a 30 años, por el tipo de inversiones en la agricultura y los desequilibrios en el comercio de distintos países y continentes. Cuarenta países experimentaron serios disturbios por los alimentos, y dos gobiernos fueron derrocados, en Haití y Madagascar. Ya lo hemos visto y continúa repitiéndose.

¿Qué papel se espera que jueguen los países desarrollados en el logro de estos cinco objetivos?

KFN: Todos los países tendrán un papel esencial que desempeñar en el logro de los ODS. Los gobiernos han acordado que sea una agenda «universal», y el compromiso de las naciones industrializadas tendrá que extenderse más allá de la Ayuda Oficial al Desarrollo.

En el FIDA vemos que el desarrollo va más allá de la ayuda, para lograr un crecimiento y un desarrollo autosostenibles, inclusivos y liderados por el sector privado.

Por ejemplo, en África, los ingresos se dispararon de 141.000 millones de dólares en 2002 a 520.000 millones de dólares en 2011. Este es un desafío universal, pero también requiere que los países tomen el asunto en sus manos y que haya colaboración internacional en todos los ámbitos.