«La lucha contra la trata de personas no es sólo la aplicación de la ley»

Maria Grazia Giammarinaro Relatora Especial sobre la trata de personas, especialmente mujeres y niños, recuerda a los gobiernos de todo el mundo que la lucha contra la trata no es sólo la aplicación de la ley y exige cambios radicales en la política y en la percepción de la trata.

«Después de más de una década de esfuerzos dirigidos a luchar contra la trata de personas, tenemos que reconocer que los resultados son todavía modestos. La gran mayoría de las personas objeto de trata -un número eque se estima en 20 millones de personas en todo el mundo- no son reconocidos como tales, y por lo tanto no tienen acceso a la justicia y a ser socorridos.

Trata significa explotación extrema de mujeres, hombres y niños que son social y económicamente vulnerables. Para hacer frente a las violaciónes graves de los derechos humanos que conlleva el tráfico, es necesario un cambio de política, y un cambio en la percepción de la trata de personas.

Hasta el momento, el tráfico se ha considerado sobre todo un problema de aplicación de la ley. Hoy en día, debemos mirar a la trata como un problema económico y social, vinculado con las tendencias mundiales, incluyendo la migración. Por lo tanto, la prevención es la clave.

Para prevenir la trata de personas, las autoridades nacionales deben hacer frente a la explotación de una manera más amplia, en la industria del sexo, en la agricultura, la pesca, el trabajo doméstico, la ropa, y la industria turística.

Los gobiernos y el sector privado deben prevenir y combatir todas las formas de explotación allí donde y cuando se lleve a cabo, y hacer frente a los factores determinantes de la explotación. Entre ellos, uno de los más poderosos es la falta de canales regulares para la migración.

En ese sentido, la coherencia política es esencial: la lucha contra la trata es incompatible con las políticas migratorias restrictivas que ponen a las personas en situación de irregularidad y vulnerabilidad a la explotación y la trata.

Por otra parte, dentro de los flujos migratorios hay situaciones mixtas, un número creciente de personas migran para huir de los conflictos y las crisis prolongadas. Se necesita una mayor cooperación internacional para asegurar que esas personas que tienen derecho a la protección internacional se les ofrezca una solución viable en uno de los países que ellas prefieran.

Sin embargo, en la situación actual, las personas que huyen de la persecución, la guerra u otras emergencias están entre los más vulnerables, a menudo expuestos a los riesgos de la trata, incluidos los niños que viajan solos, las mujeres y las niñas que son violadas durante el viaje y explotados en la prostitución cuando llegan a destino, hombres, mujeres y niños obligados a aceptar condiciones de trabajo inhumanas para sobrevivir.

Este cambio de política es muy necesario hoy en día: para prevenir la trata y para defender los derechos de las víctimas de trata, es necesario proteger los derechos de todos los migrantes, y de todas las personas vulnerables, ya sean extranjeros o nacionales.

Una vez que alguien se reconoce como sometido a la explotación y / o al tráfico, él o ella debe tener acceso inmediato al asesoramiento jurídico, asistencia sanitaria, y otras formas de ayuda, con el fin de que sea capaz de reclamar sus derechos.

Estas oportunidades se deben dar sin ninguna condición. No hay requisitos legales que deban cumplir que en realidad lo que hacen es negar y entorpecer a las víctimas de la trata su derecho a acceder a la justicia y a obtener ayuda.

Detrás de la trata y la explotación de los pobres del mundo hay enormes intereses económicos. Sin embargo, la gente de buena voluntad puede detenerla - ya sean personas poderosas o simples ciudadanos - si sienten que la trata es moral y socialmente inaceptable, y adoptan medidas contra la explotación, la injusticia y las violaciónes de los derechos humanos»