La ONU acoge a lobbies favorables y contrarios a las armas

Cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) celebró su reunión bienal de examen del comercio ilícito de armas pequeñas y ligeras, la sala de conferencias estaba repleta de representantes de organizaciones a favor y en contra de las armas de fuego.

Anna Mcdonald hablando
Anna Mcdonald, responsable de campañas contra las armas de Oxfam hablando en la ONU en junio de 2013/ Foto: Un Photo/ Eskinder Debebe

Afortunadamente, nadie llevaba una pistola encima, ni tuvo que dejar sus armas en la puerta del organismo mundial que aboga por la paz y el desarme, al estilo del salvaje Oeste.

Entre los grupos de presión representados se encontraban la Asociación Nacional de Armas de Fuego de Canadá, el Foro Mundial de Actividades de Tiro, el Consejo Asesor de Armas de Defensa Ligeras, el Instituto de Fabricantes de Armas y Municiones Deportivas, la Asociación Nacional del Rifle de Avancarga y la Red Internacional de Acción sobre Armas Ligeras (IANSA, en inglés).

De las 59 organizaciones no gubernamentales (ONG) acreditadas en la reunión, aproximadamente el 15 por ciento eran grupos proarmas que reiteraron en la ONU su viejo lema: «las armas no matan a la gente, las personas matan a la gente».

La Quinta Reunión Bienal de los Estados Miembros para Examinar la Ejecución del Programa de Acción para Prevenir, Combatir y Eliminar el Tráfico Ilícito de Armas Pequeñas y Ligeras, adoptado en 2001, se realizó en la sede de la ONU en Nueva York entre el 16 y el 20 de junio.

Los grupos proarmas trajeron el mensaje de que el 60 por ciento de las armas ligeras en el mundo son de propiedad legal y por tanto deben quedar excluidas del Programa de Acción y del Tratado de Comercio de Armas (ATT) de 2013.

Un resultado positivo de la reunión fue el mensaje que las mujeres deben desempeñar un papel más importante en las políticas nacionales de control de armas, señaló Rebecca Peters, de la Red de Mujeres de IANSA, una alianza internacional de cientos de organizaciones de la sociedad civil que luchan contra la violencia armada.

Las políticas de Estado en materia de armas de fuego no suelen tener en cuenta las experiencias y opiniones de las mujeres y la mayoría de los países no impiden que los responsables de violencia intrafamiliar posean estas armas, nos explicó.

«Esta decisión nos ayuda a impulsar políticas más acordes con los intereses de las comunidades», añadió Peters.

Cuando la Asamblea General de la ONU aprobó el ATT en 2013, hubo 154 votos a favor, tres en contra y 23 abstenciones.

La votación fue necesaria porque Irán, Siria y Corea del Norte bloquearon la aprobación por consenso del tratado, que entrará en vigor 90 días después de recibir 50 ratificaciones. La última ratificación recibida, la número 41, fue de Suecia.

«Conjeturo que vamos a llegar a las 50 ratificaciones necesarias... dentro de los próximos tres o cuatro meses», pronosticó Natalie J. Goldring, investigadora de la Facultad Edmund A. Walsh de Servicio Exterior de la Universidad de Georgetown, en Washington.

Puede ser que algunos países esperen a ratificar el tratado hasta el segmento de alto nivel de la Asamblea General en septiembre, con el fin de redoblar la atención pública en el instrumento y su participación en el mismo, nos comentó.

«Pero si desean estar entre los primeros 50 países que ratifiquen el tratado es posible que no quieran esperar tanto tiempo», agregó Goldring, que también representa al Instituto Acronym por la Diplomacia de Desarme ante la ONU en asuntos de armas convencionales.

«El mundo decidió finalmente ponerle fin al vale todo que caracteriza a las transferencias internacionales de armas», declaró el secretario general de la ONU Ban Ki-moon, un fuerte defensor del desarme, en un acto especial que conmemoraba la apertura a la firma del ATT en 2013.

El tratado «complicaría el desvío de las armas al mercado ilícito, que llegaran a los señores de la guerra, piratas, terroristas y criminales, o que se utilicen para cometer violaciones graves de los derechos humanos o violaciones del derecho internacional humanitario», añadió.

No obstante, algunos de los principales países exportadores de armas no firmaron ni ratificaron el tratado.

La buena noticia es que Alemania, Francia, Gran Bretaña, España e Italia ratificaron el tratado, nos dijo Goldring. Los cinco países estaban entre los 10 principales exportadores de armas convencionales en el período entre 2008 y 2012, según el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI).

«Lamentablemente, Estados Unidos, el mayor exportador de armas del mundo, firmó pero no ratificó el tratado. Rusia, China, Ucrania e Israel ni siquiera lo han firmado aún», agregó.

Goldring también señaló que el clima político en el senado de Estados Unidos no apoya la ratificación, y es posible que esa situación continúe durante años. Muchos senadores parecen haber creído las falsedades sobre el tratado que difundió la Asociación Nacional del Rifle, la organización proarmas más poderosa de Estados Unidos, destacó.

«Lo cierto es que el ATT no afecta el comercio nacional de armas en Estados Unidos. Es un tratado sobre las transferencias internacionales de armas, no sobre las ventas dentro de Estados Unidos», agregó Goldring.

Lo ideal sería que todos los principales exportadores de armas ratifiquen y cumplan el tratado, pero la ausencia de alguno de ellos no será fatal para el ATT, afirmó Peters.

«Hemos visto con otros tratados, por ejemplo, el Tratado de Prohibición de Minas, que los países no ratificantes tienden a avanzar hacia el cumplimiento de todos modos debido a la presión de sus pares y también a la del mercado»,nps dijo.

Por ejemplo, los países ratificantes del ATT pueden negarse a vender armas o quizás incluso a suministrar componentes a los mercados no ratificantes a menos que demuestren el cumplimiento de las condiciones del tratado. «Así que, cuando el tratado entre en vigor, será sin duda un motivo de celebración, incluso si China y Rusia no lo ratifican. Por supuesto, llevará unos años antes de que podamos ver cómo incide el ATT en la prevención de la violencia armada», indicó.

La verdadera prueba será el grado en que los países reconsideren las armas que importan y exportan, y presten mayor atención a las consecuencias de esas transferencias, dice Goldring.

Con el tiempo, este tratado tiene el potencial de alterar de manera significativa el comercio mundial de armas, así como la Convención de Ottawa lo hizo con las minas terrestres, recuerda.

«Pero es probable que sea un proceso largo. En este momento estamos al principio», precisó.