La oposición siria en el exterior se prepara para el futuro

Turquía ha vuelto a bombardear este sábado posiciones de la vecina Siria, en respuesta a un nuevo obús que cayó en la provincia meridional de Hatay sin causar víctimas. Mientras el conflicto sirio llega a los países vecinos, opositores establecidos en el exterior han elaborado un paquete de propuestas para la transición política cuando caiga el régimen de Bashar Al Assad.

Un hombre encima de una casa totalmente destruída
Ruinas en Alepo (Siria)/ Foto: Zak Brophy/ IPS

El misil fue disparado por el Ejército de Siria durante sus combates contra grupos armados rebeldes cerca de la frontera turca. Una unidad militar estacionada en la zona respondió de inmediato al fuego, siguiendo un protocolo que ya parece haberse convertido en rutina en los últimos días.

Desde la Unión Europea la jefa de la diplomacia, Catherine Ashton, ha condenado los disparos e instado a las dos partes a la cautela. En Washington se expresa el respaldo a una posible acción militar por parte de Turquía.

WASHINGTON, (IPS)- El Instituto de Estados Unidos para la Paz (USIP, por sus siglas en inglés) organizó este jueves la conferencia «Siria después de Al Assad: Gestionando los desafíos de la transición», en la que los integrantes del Proyecto del Día Después: Apoyo a la Transición Democrática en Siria, presentaron sus propuestas para ese país árabe.

Los participantes insistieron en que El Proyecto del Día Después es un «documento en evolución y en crecimiento» que apunta a ofrecer principios guía, más que recomendaciones concretas. El informe trata varias cuestiones sobre la transición, como el estado de derecho, la justicia, la reforma electoral y de la seguridad, un marco constitucional, y la reconstrucción económica y social.

En el Proyecto del Día Después participan 45 opositores sirios, procedentes del Consejo Nacional Sirio, de los Comités de Coordinación Local, de la Hermandad Musulmana y de otras organizaciones independientes. Entre ellos hay varias personas ahora muy conocidas en círculos de Washington, como Murhaf Jouejati, Najib Ghadbian, Radwan Ziadeh y Rami Nakhla, pero muy pocos dirigentes de la oposición interna.

Para incentivar el consenso entre las distintas orientaciones políticas y evitar la toma de decisiones que corresponderán al futuro gobierno, el informe no incluye propuestas específicas. En cambio, recomienda objetivos como «independencia judicial», «respeto por la diversidad de la sociedad siria» y «medidas para facilitar la estabilidad macroeconómica», sin concentrarse en las estructuras formales o las ideologías que sostienen esos principios.

Los autores incorporan algunas lecciones aprendidas de las últimas transiciones políticas en la región. Remarcan la importancia de una autoridad civil por encima del ejército y la necesidad de mantener las estructuras de gobierno existentes sin entrar en un proceso de «des- Baathificación», enseñanza aprendida del vecino Iraq.

Seguros de que no falta mucho para la caída del régimen de Al Assad, según los panelistas entre unos pocos meses y un año, los autores han lanzado una campaña para acercar las conclusiones del documento a los activistas que están en Siria en busca de apoyo de grupos locales para reforzar el respaldo internacional que han recibido.

Un conflicto en expansión

A pesar de su optimismo por el futuro lejano, los integrantes del grupo de discusión se han visto obligados a reconocer que «los logros crecientes obtenidos por la oposición en el verano se han frenado» y que el impulso de los primeros ataques a Alepo y Damasco se han prolongado y han llegado a un cruento punto muerto.

Las deserciones del ejército sirio «han disminuído enormemente» y por lo menos una figura importante ha vuelto a las filas del régimen. El estancamiento del conflicto no ha evitado que la violencia haya desbordado las fronteras sirias. El ejército turco ha atacado en varias ocasiones posiciones del régimen sirio, en represalia por un disparo de mortero contra una localidad fronteriza turca que dejó cinco muertos.

El primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, declaró que no tiene intenciones de agravar el conflicto. Pero miles de personas han protestado en las calles de Ankara y de Estambul en contra de la «horrible provocación de guerra» contra Siria por parte del gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo.

El conflicto atrae, además, a diversos grupos de ambos bandos. Tras la muerte de un conocido miembro del libanés Partido de Dios (Hezbolá) en Siria, algunos analistas pronosticaron un «respaldo más explícito a Al Assad» que podría acercarlo al régimen sirio.

En filas de la oposición aparecen dudas sobre la creciente cantidad de miembros vinculados a organizaciones de derecha o sionistas, entre ellas CyberDissidents, de Rami Nakhla, del Proyecto del Día Después. CyberDissidents es una organización fundada por Sheldon Adelson, del Instituto Adelson para Estudios Estratégicos, con sede en Jerusalén.

Enviados de ambos bandos tratan de ganar nuevos aliados y legitimidad. La destacada figura de la oposición Michel Kilo envió una carta al papa Benedicto XVI pidiéndole que aliviara los temores de los cristianos sirios respecto al cariz sectario que el conflicto estaba tomando.

La guerra se encarniza

Mientras, decenas de personas han sido asesinadas en una serie de atentados suicidas similares a los de la red extremista Al Qaeda, en la ciudad de Alepo. Uno de ellos fue reivindicado por la organización Jabhat Al-Nusra, también extremista. El gobierno respondió con ataques de mortero, bombardeos aéreos y francotiradores que han reducido la ciudad antigua a ruinas.

Los combates en Damasco se han reducido de una forma significativa desde el verano. Pero la organización Human Rights Watch emitió un comunicado de condena contra el secuestro del conocido abogado Khalil Maatouk, que había asumido la defensa de varios militantes. «La detención arbitraria de Maatouk y (el hecho de mantenerlo) incomunicado viola los principios básicos del derecho internacional en materia de derechos humanos», reza el documento, que reclama al gobierno su «liberación inmediata si está bajo su custodia».

El caso renovó las peticiones de Egipto, la Unión Europea y organizaciones de derechos humanos para que Siria libere a los miles de presos políticos. La intransigente respuesta de Damasco probablemente aumente las exigencias deque Al Assad renuncie a toda costa.

Mientras sigue el conflicto en Siria, se vuelve cada vez más crucial contar con una respuesta humanitaria y de infraestructura, y un plan para el futuro parece más importante que nunca. Pero también queda la duda sobre la viabilidad de un borrador abstracto que, precisamente, evita tocar las mismas cuestiones que sembraron el caos en ese país.