La semana de Millessime en Madrid

Millessime 2014, es el salón exclusivo y sensorial que ha aupado a la gastronomía a la calidad de sublime en un ambiente especialmente selecto. Es la cita obligada de cada año, en Madrid, para las empresas y profesionales más exigentes y un referente mundial por el excelente nivel al que han llegado la GASTRONOMIA y las BODEGAS españolas.

Postres
Postres / Foto: Sully Fuentes Ciocca

Bien es sabido, que no faltan oportunidades para ese ritual cautivante que sorprende a un comensal que cada día sabe más sobre productos originales y exóticos, técnicas culinarias, logros de laboratorio y maridajes. Si lo miramos, de otra manera más simple, está pensada para aquellos profanos que eligen hacer de su vida un «banquete de placeres». Por esta razón Millesime cuenta con unos seguidores muy apasionados por el «savoir vivre».

Es la VIII edición, pero cada año adquiere mayor vuelo. Esta vez ha tocado en la segunda semana de octubre en el Pabellón Satélite de la Casa de Campo de Madrid, bastante más alejado de la entada principal del recinto ferial. Debemos reconocer que es una nueva ubicación más grande y moderna, con decorados que se acercan a los 15 metros de altura en un juego de espejos y prismas llamado Caleidoscopic, dibujando un espacio que acerca más la gastronomía de alto nivel a la arquitectura efímera.

El público circula cómodamente por un espacio de vanguardia, elegante, sugestivo y minimalista dónde se concentran en cuatro días, hasta altas horas de la noche, los profesionales de la alta cocina con los restauradores, bodegueros y profesionales de las distintas disciplinas artísticas. En esta edición se ha reconocido el trabajo de la restauración madrileña a través de los Premios Millesime by Affligem.

A la hora de la comida, la cocina española ha estado presente junto a la mexicana con la representación de tres grandes chefs aztecas: Guillermo González (de Monterrey), José Manuel Baños (de Oaxaca), Diego Hernández (de Ensenada). Mientras que ESPAÑA ha tenido como embajadores a Jorge de Andrés (de Valencia), Arnau Bosch (de Tarragona) y Xosé Torres Cannas (de Pontevedra). Todos, con propuestas culinarias diseñadas especialmente para las cuatro comidas y cenas previstas. Seis espacios de lujo bien diferenciados y suficientemente amplios como para albergar cada día 500 invitados.

El Open Bar es donde se prueban los mejores vinos y en la Plaza Central se vive el showcooking más sorprendente, con propuestas de jamón, caviar, trufa, cerveza o simplemente aceite para reconocer hasta grados impensables las propiedades organolépticas de los productos estrellas que da el encuentro.

Nos sorprendió:

• «Los perfumes del vino', una propuesta que conjuga los perfumes de una reconocida firma internacional con los aromas del vino, mostrando sus similitudes y su influencia en nuestras preferencias a la hora de escogerlos. Estas singulares aproximaciones las explicaron María Vélez y Yolanda Bravo. Impensable, pero comprensible.

• La carne preparada por el chef Juan Pozuelo, especial para maridar con cualquiera de los vinos presentes en Millesime de las bodegas de Ribera del Duero, Rioja Arzuaga, Extremadura y Madrid

• «Maridajes imposibles «con la cerveza como protagonista junto a creaciones como las del El Fogón de Trifón y sus callos y albóndigas de carrilleras.

• La propuesta de Andrea Tumbarello, con 3 estrellas Repsol de unas miniaturas de huevo, trufa y setas cremosas y en su punto.

• José Rojano (Mallorca) con 3 soles Repsol con un guiño canario: delicatesen basadas en gofio, queso de cabra y plátano, gazpacho de mango con huevas de trucha, y las miniaturas de papas arrugadas con diferentes combinaciones de mojos.

• Los maridajes de José Fernández Ramos, Mejor pastelero 2008, de Madrid, ha presentado deliciosos postres de chocolate negro de Madagascar y cremas de gelatina o un chocolate blanco caramelizado. Insuperables, con la buena compañía de Vinos y vermús de Madrid.

• La Rioja apostó por jugar con el mismo vino en dos versiones diferenciadas por las cosechas. Las variedades tempranillo, garnacha graciano y mazuelo recogidas a comienzo del otoño y las mismas en una vendimia tardía de diciembre y enero. Del primero salía «Vivanco», un vino muy equilibrado con las características de los vinos riojanos de siempre. En la segunda versión «Dulce de Invierno», un vino dulce de las cuatro variedades de «uvas botritizadas» (pasificadas) que se conocían como vinos tradicionales «supurados» y que nos transportaban a otros tiempos de la Rioja.

• El Espacio Lounge, con la terraza como protagonista para disfrutar los tragos más sorprendentes, concentraba gran público con los mejores destilados y cócteles a cargo de prestigiosos barmans. Se sumaba a estos momentos la música animada por DJ's.

• Un Catering de reconocida calidad y tradición madrileña presentó piruletas de chocolate con relleno de crujiente de pimienta, bolas de chocolate blanco con corazón de coco y golosinas de gelatina afrutada.

Quizá el visitante que asiste por primera vez espera ver más variedades en el ámbito enológico, más representación internacional, más productos que le sorprendan, más material de consulta. Pero el cliente exigente quiere conocer las últimas revelaciones del sector.

Un año más MILESSIME ha conseguido reunir un público fiel que paga 150 euros por la entrada para mejorar su experiencia en el mundo gastronómico. Afirmamos que aquí, no caben los «caneperos» -que ya son muy habituales en todo encuentro con buen «cocina» y más si aseguran calidad y cantidad.

No hay dudas de que Millesime Madrid se ha convertido en un caleidoscopio de gastronomía, arte y arquitectura.

Al final lo que más atrae son los exquisitos y novedosos productos gastronómicos y los reconocidos profesionales de las cocinas del mundo que lo presentan. Estamos en horas dulces para la buena mesa.