La UE condena una lapidación en Malí

La Unión Europea ha condenado hoy la lapidación en Mali de una pareja, con dos hijos, acusada de adulterio porque convivían sin estar casados. Más de 200 personas asistieron al «ajusticiamiento popular» realizado por miembros del grupo radical islámico Ansar al Din, que controla el norte del país africano.

La Unión Europea ha condenado hoy la lapidación en Mali de una pareja, con dos hijos, acusada de adulterio porque convivían sin estar casados. Los autores del "ajusticiamiento" han sido miembros del grupo radical islámico Ansar al Din, que controla el norte del país.

La lapidación se habría llevado a cabo el domingo en la región maliense de Gao, según ha explicado a la agencia Efe un notable de esa zona. Según testigos presenciales, los dos fueron enterrados en un agujero y apedreados hasta la muerte en la ciudad de Aguelok. La ejecución fue llevada a cabo ante unas 200 personas, en aplicación pública de la «sharia» o ley islámica, cuya redacción se remonta al siglo VII, y que se ha aplicado en el norte de Malí por primera vez.

La jefa de la diplomacia europea ha declarado estar «profundamente preocupada por la inquietante situación de los derechos humanos" en el norte de ese país, según un comunicado difundido por su portavoz. Ashton ha insistido en la «necesidad de poner fin a esa barbarie y de respetar los derechos humanos fundamentales y reconocidos universalmente».

La Alta Representante de Exteriores, ha recordado que «la Unión Europea se opone a la pena de muerte en todas las circunstancias y a la ejecución por lapidación, una pena particularmente cruel e inhumana», ha recordado la Alta Representante de la UE.

El Gobierno de Malí ha denunciado la lapidación calificandola de "práctica oscurantista" que no quedará en la "impunidad".

Ami Maigua, un ciudadano originario de Tombuctú, se queja de que «cada día que pasa nos hundimos un poco más en la miseria. ¿Cómo podemos soportar que nos impongan latigazos, prisión y humillación en nombre de la 'sharia'?»

Para Yéyia Tadin, un refugiado de esta localidad septentrional controlada por Asar al Din, «Malí es un país amputado, minado por los narcotraficantes y los terroristas religiosos». Tadin denuncia que «en Tombuctú, en Gao y en Kidal (las tres regiones cuyo control se escapa a las autoridades) no se puede jugar al fútbol ni ver la televisión. Se han acabado las tardes de baile y los lugares de entretenimiento».