Crecen las desigualdades sociales según la OCDE

Las brechas sociales y la desigualdad económica podrían empeorar e incluso enquistarse si los gobiernos no actúan rápidamente para reforzar el apoyo a las personas más vulnerables de la sociedad. Ésta es una de las principales conclusiones del informe de la OCDE 'Panorama de la sociedad' en su edición de 2014, que destaca el caso de España, donde sólo el diez por ciento de los más ricos ha esquivado la crisis.

Un mendigo bebe un café en la calle
España es uno de los países de la eurozona donde más han crecido las desigualdades/ Foto: PE

Las brechas sociales y la desigualdad económica podrían empeorar e incluso enquistarse si los gobiernos no actúan rápidamente para reforzar el apoyo a las personas más vulnerables de la sociedad. Ésta es una de las principales conclusiones del informe de la OCDE 'Panorama de la sociedad' en su edición de 2014, que destaca el caso de España, donde sólo el diez por ciento de los más ricos ha esquivado la crisis.

Reducir las desigualdades y orientar la protección social a los más desfavorecidos son cuestiones clave para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que admite que la economía está mejorando pero alerta de los muchos retos pendientes para hacer frente a las consecuencias sociales de la crisis económica y financiera. «Para que nuestras sociedades sean prósperas y estables es esencial que las políticas sociales apoyen a las familias en los tiempos difíciles y eviten que los problemas a corto plazo se conviertan en rémoras a largo plazo», ha subrayado el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría.

El gasto en educación ha disminuido durante la crisis en la mitad de los países que integran la OCDE.

A pesar de que el gasto público en prestaciones de discapacidad o de desempleo aumentó durante las primeras fases de la crisis, la situación ha dado la vuelta y estas áreas también están ahora bajo presión. Por ello, el organismo internacional considera que hay que valorar todas las consecuencias de los recortes, ya que pueden añadir dureza a los más vulnerables y crear problemas de cohesión social en el futuro.

La organización internacional recuerda que debe mantenerse el compromiso a largo plazo para restaurar las finanzas públicas con el fin de crear confianza, aunque esto no puede llevarse a cabo a costa de aumentar las desigualdades y las brechas sociales. «La recuperación de la economía por sí sola no será suficiente para sanar las divisiones sociales y ayudar a los más afectados. Los gobiernos deben poner en marcha políticas sociales más eficaces para ayudar a sus ciudadanos frente a las crisis futuras. También tienen que evitar la complacencia y perseverar en sus esfuerzos de reforma ya que la recuperación se consolida», apuntó al respecto Gurría.

La organización recuerda en las 147 páginas de su trabajo, disponible en internet, que desde 2007 el número de parados en sus 34 países miembros ha subido un tercio, alcanzando los 48 millones de personas. Además, las que viven en hogares sin ningún ingreso por el trabajo se ha duplicado en Grecia, Irlanda y España, y ha aumentado un 20 por ciento en Estonia, Italia, Letonia, Portugal, Eslovenia y Estados Unidos.

La situación de desigualdad es especialmente preocupante entre las personas jóvenes, ya que la OCDE considera que corren mayor riesgo de pobreza: la proporción de personas de entre 18 y 25 años en los hogares con ingresos más bajos ha aumentado en la mayoría de los países, destacando los casos de Estonia, España y Turquía.

Educación, salud y presión demográfica

El gasto en educación en relación al PIB ha disminuido en la mitad de los países que integran el organismo económico, destacan los «recortes agudos» de Estonia, Hungría, Islandia, Italia, Suecia, Suiza y Estados Unidos. «Estos recortes afectan en mayor medida a los más pobres», recoge el estudio, que ofrece una visión general de las sociedades y de las tendencias sociales y políticas de los países miembros de la OCDE, así como de algunos países no miembros.

La salud es otro de los temas abordados, aunque en este caso reconoce que es demasiado pronto para cuantificar los efectos a largo plazo de la crisis en la salud de las personas. En todo caso, parte de la premisa de que las dificultades económicas y el desempleo contribuyen de manera negativa a la salud de las personas, incidiendo por ejemplo en las enfermedades mentales.

Asimismo las tasas de fecundidad han disminuido durante la crisis, profundizando de este modo los retos demográficos y fiscales del envejecimiento, que desde hace tiempo vienen preocupando sobre todo en Europa. Entre los años 2000 y 2008 las estadísticas señalaban una media de 1,75 hijos por mujer, pero desde entonces ha habido un descenso y el dato actual es de 1,70 hijos por mujer. Al respecto, la OCDE considera que la incertidumbre sobre los ingresos podría haber causado que más personas hayan decidido retrasar la maternidad o tener menos hijos.

Las grandes fortunas de España esquivan la crisis

Las personas más enriquecidas perdieron menos ingresos que aquellas más pobres, una tendencia que ha provocado el ensanchamiento de la brecha social. La OCDE destaca el caso de España, donde el 10 por ciento más empobrecido ha visto disminuir sus ingresos en un 14 por ciento anual entre 2007 y 2010, mientras que los ingresos del 10 por ciento más enriquecido de la sociedad disminuyeron en aproximadamente un 1 por ciento al año.

Los ingresos de los hogares españoles cayeron aproximadamente 2.600 euros por persona entre 2008 y 2012, lo que supone uno de los descensos más pronunciados entre los países de la eurozona, y refleja el deterioro de las condiciones del mercado de trabajo. Precisamente los datos del paro son uno de los grandes lastres del Estado, ya que las cifras españolas explican el 55 por ciento del alza del desempleo en toda la eurozona.

Con una tasa de desempleo 2,5 veces más alta que la media de la UE, el gasto en prestaciones para las personas en edad de trabajar (como las prestaciones de desempleo y de familia) es similar a la media. Mientras tanto, el gasto por desempleado en programas de activación (como pueden ser las ayuda a la búsqueda empleo o la formación) disminuyó en más de dos tercios entre 2007 y 2011, pasando de unos 390 euros al mes a cerca de 160 euros al mes. La OCDE considera además que la coordinación entre las oficinas públicas de empleo regionales y nacionales sigue siendo un problema.