Las elecciones griegas traen a las bolsas por el camino de la amargura

Las principales bolsas europeas han abierto este martes con pequeñas subidas que indican que a los inversores no se les va de la cabeza el futuro de Grecia ni el precio del petróleo que no deja de bajar. Todo eso hace presagiar un probable resurgir de la crisis que parecía aletargada a finales de 2014.

Escultura del euro que hay a la entrada del edificio antiguo del BCE
Los mercados inquietos ante los últimos acontecimientos en la UE/ Foto: PE

Al comienzo de la sesión de este martes, el índice FTSE-100 de Londres ganaba un 0,07%, el Dax de Fráncfort un 0,12%, el CAC-40 de París un 0,45% y el Ibex madrileño un 0,47%.

Una leve recuperación después de las pérdidas de ayer lunes en la que el Ibex perdió un 3,45 por ciento llegando a los 9.993 puntos, por debajo de los psicológicos 10.000, la mayor caída desde mediados de octubre. La prima de riesgo española superaba los 109 puntos. En cuanto al euro caía a su valor más bajo en 9 años, en los mercados asiáticos se cambiaba a 1,18605 dólares.

Los inversores ponen a prueba de nuevo al Banco Central Europeo. Piensan que el peligro de deflación y la incertidumbre política en Grecia forzarán al BCE a poner en marcha un programa de compras de bonos similar a los que han hecho los bancos centrales de Estados Unidos, Reino Unido y Japón, algo que parecía sugerir Mario Draghi el pasado viernes.

Según el diario financiero holandés Hert, ante la posibilidad de que el abaratamiento del petróleo pueda llevar a la deflación en la eurozona el BCE podría estar considerando tres opciones para comprar deuda pública.

Una opción sería inyectar dinero en el sistema financiero comprando bonos gubernamentales en cantidades proporcionales a la participación que cada estado de la eurozona tiene en el BCE.

La segunda sería que el BCE comprara exclusivamente bonos calificados como 'triple A', bajando así su rentabilidad a cero o a territorio negativo y aumentando de esta forma el atractivo de la deuda soberana de mayor riesgo.

La tercera opción sería similar a la primera pero quienes compraría los bonos serían los bancos centrales nacionales con lo que el riesgo permanecería en cada país.