Cada año se producen unas 140 lluvias de estrellas fugaces, Debido al calor del sol, los cometas, que son rocas envueltas en hielo, de muy diversas medidas, que van desde pocos cientos de metros de diámetro hasta varias decenas de kilómetros se desprenden de pequeños trozos de hielo y pequeñas rocas de su superficie, en sus aproximaciones al Sol, e incluso cuando rebasan la órbita de Júpiter y se dirigen hacia el Sistema Solar interior pasando por Marte, la Tierra, Venus y Mercurio.

Todas estas partículas, en su mayoría, diminutas, quedan flotando en el espacio coincidiendo con la órbita del cometa, y son de muy diversos tamaños, es decir, se va ensuciando de esta materia la 'carretera' por la que pasa el cometa. La lluvia de estrellas se produce cuando la Tierra en su órbita alrededor del Sol, atraviesa esa 'carretera'.

Cada 33 años esta lluvia alcanza su máximo de fragmentos observables, dando grandes espectáculos celestes. Los astrónomos saben perfectamente cuando se van a producir porque todos los años la Tierra en su evolución alrededor del sol atraviesa la trayectoria de ciertos cometas.

Se llaman Leónidas debido a que parecen provenir de la constelación de Leo. Para verlas es necesario observar el horizonte. El Planetario de Madrid recomienda lugares oscuros para la observación y no mirar únicamente en dirección de Leo, ya que los meteoros pueden aparecer en cualquier lugar del cielo. Lo mejor es tumbarse en el suelo, convenientemente tapado y abrigado, para tener una panorámica casi completa del firmamento. En Europa el momento de máximo apogego se producirá el sábado por la mañana, pero, al ser de día, será imposible de ver. Es por eso que esta madrugada y la próxima (los momentos de oscuridad más cercanos al punto álgido) será el mejor instante para verlas

El próximo espectáculo celeste, y el último del año, será la noche del 13 al 14 de diciembre.