Los estados nucleares continuarán armándose

Tras casi cuatro semanas de negociaciones, la Conferencia Internacional de Examen del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) ha tenido una conclusión previsible, un texto que refleja abrumadoramente las opiniones e intereses de los Estados con armas nucleares y de algunos de sus aliados.

John Kerry habla en la ONU
El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, en la Conferencia Internacional de Examen del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), el 27 de abril/ Foto: Loey Felipe/ ONU

«El proceso de elaboración del borrador del documento final de la conferencia de examen fue antidemocrático y poco transparente», afirmó Ray Acheson, directora de Reaching Critical Will, el programa de desarme de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad. No incluye ningún progreso significativo referido al desarme nuclear, e incluso revierte algunos compromisos anteriores, añadió.

Según varios diplomáticos, el que ha salido ganándo con este resultadoI ha sido Israel, el único país de Oriente Medio con armas nucleares,aunque nunca ha respaldado plenamente la propuesta de realizar una conferencia internacional para un Oriente Medio sin armas de destrucción masiva.

Canadá, cuyo actual gobierno ha sido calificado como «más proisraelí que el propio Israel», Estados Unidos y Gran Bretaña dijeron el viernes 22 que no podían aceptar el proyecto de acuerdo, contenido en el documento final, que convocaría a la conferencia propuesta sobre Oriente Medio para el 1 de marzo de 2016.

«Quizá sea paradójico, que estos tres Estados impidieran la adopción de este documento final en nombre de Israel, un país con armas nucleares que ni siquiera es parte del TNP», destaca Acheson.

Joseph Gerson, coordinador de desarme de American Friends Service Committee, una organización estadounidense de derechos humanos, nos dijo que Washington es el principal responsable del fracaso de la conferencia de examen de este año, así como lo fue de la de 2005. «Es decir, Estados Unidos e Israel, aunque Israel es uno de los pocos países que aún no ha firmado el TNP», precisó.

Canadá, Estados Unidos y Gran Bretaña, en lugar de culpar a Israel, culpan a la víctima según Gerson, al sostener que Egipto hizo fracasar la conferencia cuando solicitó que la declaración final reiterara el llamamiento a la creación de una Zona Libre de Armas Nucleares en Oriente Medio.

La agencia de noticias Reuters informó el jueves 21, el día previo a la conclusión de la Conferencia de Examen del TNP, que Estados Unidos había enviado a «un funcionario estadounidense de alto nivel» a Israel «para discutir la posibilidad de una transacción» en el borrador del documento final.

«Israel aparentemente se negó, y los compromisos ostensibles» del presidente estadounidense «Barack Obama con un mundo sin armas nucleares se derrumbaron ante la intransigencia israelí», según Gerson.

John Burroughs, director ejecutivo del Comité de Abogados sobre Política Nuclear, nos dijo que el problema con los compromisos sobre desarme realizados por las conferencias de examen del TNP en los últimos 20 años no es tanto que no hayan sido lo suficientemente sólidos, sino que no han sido aplicados por los Estados poseedores de armas nucleares.

En las últimas décadas, a las cinco principales potencias nucleares, China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia, se les sumaron cuatro países más, Corea del Norte, India, Israel y Pakistán. En su preparación para la Conferencia de Examen de 2015, muchos Estados que no poseen armas nucleares pretendían concentrarse en la adopción de mecanismos y procesos para garantizar la aplicación del TNP, señaló Burroughs.

En este sentido, el proyecto de documento final, que no fue adoptado, recomendaba que la Asamblea General estableciera un grupo de trabajo abierto para «identificar y elaborar» medidas de desarme eficaces, incluidos los acuerdos legales para alcanzar un mundo sin armas nucleares.

Independientemente del resultado de la Conferencia de Examen de 2015, esta iniciativa puede y debe ser propuesta en la próxima sesión de la Asamblea General de la ONU sobre el desarme y la seguridad internacional que se celebrará este año, exhortó Burroughs.

Acheson dijo que 107 Estados, la mayoría de los países del mundo y de los Estados parte del TNP, habían respaldado una Promesa Humanitaria, comprometiéndose a llenar el vacío legal para la prohibición y la eliminación de las armas nucleares.

El resultado de la Conferencia de Examen del TNP es esa Promesa Humanitaria, explicó. En el futuro, los Estados que respaldaron la promesa deben utilizarla como base para un nuevo proceso de desarrollo de un instrumento jurídicamente vinculante que prohíba las armas nucleares.

«Este proceso debe comenzar sin demora, incluso sin la participación de los Estados con armamento nuclear. El 70 aniversario de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki», que se cumplirá en agosto de este año, «ha sido identificado como el hito apropiado para el inicio de este proceso», añadió.

Acheson afirma también que un tratado que prohíba las armas nucleares sigue siendo la opción de acción más viable para los Estados comprometidos con el desarme. «Esta Conferencia de Examen demuestra, más allá de toda duda, que seguir confiando en el liderazgo de los Estados con armas nucleares o sus aliados... es inútil», afirma.

Este contexto requiere una acción decidida a estigmatizar, prohibir y eliminar las armas nucleares. «Quienes rechazan las armas nucleares deben tener la valentía de seguir adelante con sus convicciones sin los Estados poseedores de armas nucleares, para recuperar terreno del puñado de violentos que pretenden gobernar el mundo, y construir una nueva realidad de seguridad humana y justicia mundial», insiste Acheson.

Gerson por su parte, analiza que lo peor es que el fracaso de la Conferencia de Examen socava aún más la credibilidad del TNP, al aumentar el peligro de la proliferación de las armas nucleares y no hacer nada para contener las carreras armamentistas, mientras que las potencias nucleares «modernizan» sus arsenales.

Advierte de que el fracaso de la conferencia acrecienta el peligro de una catástrofe nuclear.