Los inmigrantes aportan un impacto económico positivo

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sostiene que la entrada de inmigración supone un impacto fiscal positivo en los países receptores. Así lo acaba de subrayar su secretario general, Ángel Gurría, con datos referidos a la «práctica totalidad» de los Estados examinados, entre ellos el Reino Unido, que acapara estos días las portadas con el plan de su primer ministro para desincentivar la inmigración europea.

Una joven empujando un carrito con maletas en un aeropuerto
La envejecida sociedad europea pierde la savia nueva que le aporta la inmigración/ Foto: PE

El informe Perspectivas de la Migración Internacional 2014, publicado por el llamado 'club de los ricos', supone un 'tirón de orejas' indirecto al británico David Cameron, presionado en clave interna tras el ascenso electoral del UKIP (Partido por la Independencia del Reino Unido), la agrupación euroescéptica que amenaza con poner fin a la era del bipartidismo británico y de momento ya tiene, por vez primera en su historia, 24 eurodiputados en el Parlamento Europeo.

«Los inmigrantes son un recurso, no un problema», ha asegurado Gurría, admitiendo que su integración es «un reto» para los países miembros de la Unión Europea que debe abordarse a través de «un diálogo necesario entre los gobiernos y las poblaciones». Antes de cerrar su discurso, el secretario general de la OCDE hizo un guiño a la reforma migratoria anunciada por el presidente estadounidense Barack Obama en noviembre y que supondrá la legalización de millones de personas en situación irregular.

Sus palabras fueron refrendadas por el comisario europeo de Interior, el griego Dimitris Avramopoulos, quien apuesta por «cambiar la narrativa de la inmigración» puesto que, entre otros factores, la UE está experimentando un envejecimiento demográfico que puede suponer la pérdida de 15 millones de personas entre 2010 y 2020.

En la Comunidad Europea viven actualmente cerca de 20 millones de inmigrantes de terceros países al margen de las leyes, es decir, el cuatro por ciento de la población total de los veintiocho. Y en el ámbito de la OCDE, los extranjeros suman 115 millones, que globalmente suponen el 10 por ciento de la población mundial; en este mismo marco, uno de cada diez nuevos migrantes proviene de China y uno de cada cinco, de Asia.

Incremento de las entradas en la OCDE

Los cuentas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico resaltan que en 2013 se produjo, por vez primera desde el comienzo de la crisis, un aumento en el número de entradas de inmigrantes permanentes en el llamado 'mundo desarrollado'. En concreto, estas llegadas aumentaron el 1 por ciento, sumando un total de 3.824.000 en los 23 países estudiados. Se trata todavía de cifras por debajo de los niveles precrisis ya que, sin ir más lejos, en 2007 el número se elevó a los 4.474.000, es decir, un 15 por ciento más que los últimos datos registrados.

Alemania ha centrado la mirada de los analistas a la hora de explicar este cambio de tendencia, pues la República Federal ha visto cómo en los últimos años se ha convertido en el segundo Estado en cuanto al número de inmigrantes que se asientan en su territorio, apenas superado por Estados Unidos. El Reino Unido es, por su parte, el tercer receptor de la UE, con un aumento del 2 por ciento con respecto al ejercicio anterior.

En suma y según dicho informe, aumenta la migración cualificada y aumentan también los movimientos humanitarios en la OCDE que, a lo largo de las más de 400 páginas que contiene el International Migration Outlook 2014, pide que las políticas migratorias sigan el ritmo de estos cambios. «Los costes a corto y largo plazo todavía en pie ante la rápida evolución de las necesidades son altos. Los responsables políticos deben liderar un debate abierto e informado para crear confianza y asegurar que todos se beneficien», ha resumido Gurría.

La crisis transforma el panorama migratorio español

España, Italia y Portugal son el patrón de una Europa del Sur acostumbrada a los grandes flujos de migrantes a comienzos de siglo, principalmente personas de baja cualificación, que se han visto reducidos drásticamente en los últimos seis años.

En el Estado español, «la crisis económica ha transformado el panorama», subraya el estudio, que refrenda esta tesis con cifras: de las 691.900 personas que ingresaron en 2007, cuando el país era el segundo país receptor de la OCDE, a las 209.800 de 2012, cuando pasó a ocupar la octava posición.

La OCDE aporta una vez más su análisis: «Las desalentadoras perspectivas del mercado de trabajo han llevado a una mayor emigración, tanto de españoles como de inmigrantes residiendo en el país». En total, aproximadamente 321.000 extranjeros hicieron las maletas para marcharse en 2012, «en la mayoría de los casos personas nacidas en el extranjero que habían adquirido la nacionalidad española y que volvieron a sus países de origen».

Con estos mimbres, la OCDE propone en primer lugar «adoptar un sistema dinámico de gestión» y, en segundo lugar, «un dispositivo adaptable y flexible a favor de la integración», evitando así «medidas abruptas y directas». Este organismo de cooperación internacional apuesta por conciliar las preocupaciones cortoplacistas con las de mayor alcance, así como por «encontrar un equilibrio» entre la protección de la mano de obra local y la pertinencia de ser atractivo para atraer talentos a escala global.