Los políticos alemanes quieren un referéndum sobre la UE

¿Cesión de soberanía? ¿Eurobonos? ¿Ayuda financiera a los Estados en dificultades? El mantra del «más Europa» desaparece en Alemania cuando se trata de política interna y se torna en una idea que sería bien recibida por la población: celebrar una consulta popular sobre las relaciones de Alemania y la UE. Políticos de todas las tendencias se suman al carro del referéndum. Merkel, de momento, no.

Puerta de Brandenburgo, Berlín
Puerta de Brandenburgo, Berlín / Foto:eXp

La canciller se va quedando aislada en esta cuestión después de que sus socios de gobierno planteen el referéndum siempre que tienen ocasión. El último ha sido el líder de la Unión Socialcristiana (CSU), el partido hermano en Baviera de la CDU, Hors Seehofer, quien ha dicho al diario Die Welt, que «se debe dejar al ciudadano decidir, llegado el momento, acerca de la colectivización de la deuda en la zona euro».

Lo dice también el ministro de Exteriores, el liberal Guido Westerwelle, quien espera que Europa tenga «algún día una Constitución y se someta a referéndum». Y lo dice el parlamentario del FDP, Rainer Brüderle: «Podemos llegar a la conclusión de que un referéndum sobre Europa es necesario...El desarrollo futuro de la crisis de deuda mostrará hasta qué punto se pide a los países de la UE que cedan su soberanía», dijo Brüderle al diario Hamburger Abendblatt.

Incluso el propio ministro de Finanzas, Wolfgan Schäuble, se ha referido a la convocatoria de un referéndum sobre Europa y ha señalado que «podría ocurrir antes de lo que pensábamos hace unos meses».

La idea de la consulta sobre Europa gana fuerza en las filas próximas a Merkel pero se trata de una iniciativa socialdemócrata. Siempre con la vista puesta en Berlín y no en Bruselas, los líderes del SPD apuestan por un cambio radical en la política alemana sobre la UE y por el referéndum como herramienta, sobre todo, cuando se habla de eurobonos.

La legislación alemana solo contempla la celebración de consultas populares en casos de extrema gravedad, de modo que sería necesario reformar la Constitución para celebrar un referéndum nacional y eso requiere una mayoría de dos tercios en el Parlamento.