Madrid invade Lisboa

Nunca antes Madrid y Lisboa estuvieron tan cerca. O al menos, nunca antes tantos madrileños coincidieron en la capital de Portugal. La razón, a esta altura de la temporada, a nadie se le escapa: la Final de la Champions, que se juega el sábado 24 de mayo. El fútbol, sí. Cosas de los resultados, de los emparejamientos, de la suerte o de la fortuna, por primera vez en la historia dos equipos de una misma ciudad (Atlético de Madrid y Real Madrid, en este caso) se disputan el máximo trofeo continental. Que la sede del partido sea Lisboa da aún mucho más ambiente al partido.

Carteles y carpas en la Plaza del Comercio
El fútbol español en la Plaza del Comercio de Lisboa (Portugal/ Foto: MAF

Los apenas 628 kilómetros que separan a ambas capitales ibéricas han resultado una distancia más que asequible para las aficiones. Miles de personas los recorren estos días para llegar a la desembocadura del Tajo a ver el partido; o a sentirlo. Las 61.000 plazas que tendrá mañana el Estadio de la Luz son escasas para las alrededor de 100.000 personas que llegarán de toda España (los cálculos varían entre las 70.000 y las 120.000 personas). Desde hace unos días en Lisboa se habla más español que nunca, sobre todo con deje madrileño.

Pasear por el centro de la ciudad es una pequeña muestra de lo que será el sábado. Si desde hace días carteles publicitarios de la cita deportiva colapsan cualquier esquina y farola, desde el miércoles la presencia de españoles crece a un ritmo vertiginoso. Periodistas de distintos medios hacen conexiones al minuto, aficionados lucen sus camisetas para que no haya dudas de sus preferencias, los comentarios en las redes sociales son constantes... Incluso hay quien se pasea por las calles más céntricas de Lisboa con el cartel de 'compro entradas', cuando a juzgar por los anuncios la reventa se acerca a las cinco cifras. Y es que, si conseguir hotel u alojamiento ha sido tarea difícil, tener un ticket es de privilegiados.

Desde ayer jueves, la concurrida Plaza del Comercio, abierta al río Tajo, se ha puesto la equipación futbolística; eso sí, la neutral, la de UEFA. Decenas de personas acuden a este punto de encuentro a disfrutar de varias actividades lúdicas: tiros de penaltis, juegos de velocidad, retratos con la Copa de Europa, museo, fotografías de jugadores... Todo un improvisado parque de ocio (y negocio) para entretener a los aficionados y a los curiosos hasta la hora del partido.

Dónde ver el partido

Pero ¿dónde se meterán aquéllos que no tienen entrada? Ésa es la verdadera incógnita. Las pantallas gigantes en varios puntos de la ciudad anunciadas por el alcalde lisboeta, Antonio Costa, a principio de mes no tendrán cabida. O eso parece al menos, según las últimas informaciones. Cuestiones de seguridad se han impuesto mientras que los bares se restriegan las manos: las cafeterías serán la única opción para ver el partido fuera del estadio.

Los equipos ya están en Lisboa probando el césped del estadio donde juega el Benfica, pero las aficiones continúan llegando. Muchos vendrán en coche: unos 15.000 vehículos realizarán el trayecto utilizando la autovía de Extremadura, calcula la Dirección General de Tráfico. Otros tantos en avión: el aeropuerto de Lisboa registrará mañana 740 vuelos, batiendo todos sus récords: hasta ahora el mayor número de despegues y aterrizajes registrados en Lisboa en una jornada fue durante la final de la Eurocopa de 2004 (también el fútbol, sí) con un total de 570 movimientos diarios. Carretera, cielo y también vías del tren son las tres maneras de llegar a la capital portuguesa: Renfe ha puesto un servicio especial de diez trenes que movilizarán a unas 2.000 personas.

Atlético de Madrid y Real Madrid se la juegan el sábado, a las 20.45 hora española. Será la Primera o la Décima. Mientras tanto ya hay un claro ganador: Lisboa y el negocio que se genera en torno al deporte rey. En Lisboa no se habla estos días 'portuñol', se habla español con acento de Madrid.