Malawi, un panorama desolador: desnutrición, SIDA y falta de acceso al tratamiento

El pasado mes de Septiembre, Manuel y Brian, dos misioneros que trabajan en Benga (Malawi) me visitaron en Madrid. Sabían que yo estaba involucrada en proyectos de cooperación internacional y querían trasladarme su preocupación por la salud dermatológica de los habitantes de la zona. «Muchas personas tienen costras, úlceras y erupciones purulentas en la piel». Así es como me lo transmitieron.

Consulta en Malawi
La doctora Galván pasa consulta en Malawi/ Foto: cortesía de la dra. Galván

Ellos ya han llevado a cabo labores de primera necesidad, como la construcción de pozos, la puesta en marcha de huertos, suministro de alimentos y construcción de escuelas donde, además de educar a los niños, aseguran su nutrición con el comedor escolar.

Hasta ese momento, Malawi era un país desconocido para mi. A vista de pájaro, con su clima benigno, un 20,6% de superficie cubierta por las aguas del bellísimo lago Malawi, el color rojo intenso de la tierra, los paisajes de Acacias y Baobabs, matorrales verde intenso y alguna montaña siempre en el horizonte, Malawi puede parecer el paraíso. Si a esto unimos la mirada profunda, la sonrisa amplia y el intenso colorido de las ropas de sus habitantes, la buena impresión aumenta. Con la fresca sensación que transmite encontrarse un porcentaje tal grande de niños y jóvenes de rostros agraciados y tan escaso de ancianos, si además tienes la suerte de disfrutar de la sorprendente armonía de sus cantos a mil voces, Malawi es sin duda un país exultante.

¿Nos acercamos un poco mas? Lo que perciben los cinco sentidos en distancias mas cortas no es adecuado para nuestra sensibilidad de humanos conscientes y solidaros de este primer mundo en crisis económica.

Algunos datos generales:

-Con 15,3 Millones de Habitantes (O.N.U. 2009) su PIB, Renta per Cápita e Índice de Desarrollo Humano, siempre se encuentra en los últimos puestos de las listas que emiten los distintos organismos oficiales. El 40% de la población está por debajo del umbral de la pobreza y no tienen acceso a cubrir las necesidades básicas (World Bank 2012).

-El nivel de alfabetización es del 74%, pero solo un 25% de los que completan la educación primaria pueden acceder a la secundaria y sólo un 9% de los que terminan Primaria son capaces de dominar la lengua inglesa. (Unicef 2010). La media de maestro por alumno es de 1/80 y de aulas construidas 1/100.

-Su recurso natural es la tierra, que está en riesgo constante de degradación por la presión demográfica y los métodos rudimentarios de agricultura. El 90 % de la población se dedica a la agricultura de subsistencia. En un país ocupado, como hemos dicho, en un 20,6% por agua, la ausencia de infraestructuras hace que dependa por completo de la lluvia. Los años con escasez de lluvia son años de hambruna.

-Carece de un sistema de Salud desarrollado. Hay 1 médico por cada 65.000 Habitantes y una cama hospitalaria por cada 9.000. En la mayoría de los establecimientos de salud existe un déficit grave de personal, medicamentos y equipo básico. El acceso a los Centros Sanitarios para la población rural alejada de las principales ciudades es muy difícil si no imposible. Tan sólo las capitales política y financiera (Lilongwe y Blantyre) disponen de algún médico especialista.

La mortalidad infantil y la mortalidad materna son muy elevadas. La esperanza de vida es de 54 años. Las tasas de desnutrición grave y de VIH/SIDA son sumamente elevadas. Hay 770.000 niños huérfanos por sida (ONUSIDA 2014). La combinación de SIDA y desnutrición, aumentan el peligro de contraer y desarrollar formas severas de otras enfermedades, lo que mantiene el circulo vicioso de hambre y enfermedad.

¿Qué puedo contar de mi experiencia?

Con las dificultades administrativas, económicas y logísticas que conlleva un proyecto de este tipo, gracias al apoyo de muchas personas y entidades, logramos aterrizar allí con 120 kg de medicamentos y material médico.

Durante nuestra estancia, hemos trabajado continuamente, parando solo para comer y dormir. En ningún momento se terminó la cola de pacientes, pacientes y agradecidos, que esperaban a ser atendidos, desde el punto de la mañana a la tarde, o al día siguiente o al año próximo...

Hemos asistido a pacientes en situaciones graves, algunos muy graves, pero la gran mayoría de pacientes sufría enfermedades comunes y de fácil curación. En un alto porcentaje infecciones cutáneas. Siendo así, la intensidad de presentación de esta patología común alcanza unos grados inimaginables. Con 30 años de especialidad a mis espaldas y otras experiencias de Cooperación Internacional, no he dejado de sorprenderme. Es la consecuencia de la suma de las malas condiciones de vida, la desnutrición, el SIDA y la falta de acceso al tratamiento. Tiñas, impétigos, sarnas y eccemas que, solo un 1% de su afectación, nos resultaría intolerable para uno de nuestros niños.

El trabajo ha sido muy satisfactorio. Poder diagnosticar y después curar, o entregar en mano el medicamento adecuado para el paciente y sus familiares afectados, y explicar las medidas preventivas para evitar la recaída, no tiene precio.

En ocasiones ha sido muy duro, como en los casos en los que hemos llegado tarde, o las características del proyecto no han sido suficientes y hemos tenido que reconocer la impotencia. O en situaciones como las siguientes, que parecen de cuento, pero son reales:

-«Anola, tengo que explicarle que estas manchas de su hija, parecen producidas por la lepra. Es muy importante que acuda al Hospital donde hacen la prueba confirmatoria y, de ser positiva, que haga correctamente el tratamiento. Si se detiene la evolución, no tendrá las graves consecuencias que esta enfermedad produce».

-«Entiendo muy bien, doctora, y le agradezco su sinceridad, pero no vamos a ir al Hospital donde me manda porque no tenemos dinero para pagar el transporte».

-«Señor, es cierto que su hijo tiene la piel en muy mal estado, y está relacionado con otro problema mas importante. Su niño tiene datos de desnutrición, a lo que hay que poner remedio».

-«Lo sé, doctora, pero tengo cinco hijos mas y no tengo comida para todos ellos».

Otras anécdotas me han hecho sonreír y comprobar una vez mas que todos somos iguales, presumidos y coquetos como Samuel, un anciano despierto, ágil y simpático, un rarísimo ejemplar de 102 años.

-«Doctora por favor, quíteme estas marchitas de la cara»

-«¡Pero Samuel! ¡Si eso no es nada! ¡Y da gusto verle a usted con ese aspecto tan sano!

-«Si, pero no hacen bonito, me gustaría mucho no tenerlas...»

Nuestra intención es volver y hasta entonces mantenemos la continuidad con una red de tele-dermatología, a través de WhatsApp. El personal sanitario y los misioneros nos están remitiendo un resumen de la historia clínica y las fotos de las lesiones dermatológicas, para poder hacer desde aquí un diagnóstico y orientación terapéutica.

Esperamos seguir contando con el generoso apoyo de personas e instituciones para mejorar en numero y calidad nuestra colaboración.

Me gustaría haber llenado este relato de respuestas a tantas preguntas que desde el primer mundo nos hacemos. Al contrario, me surgen mas y mas preguntas que se acumulan con las que tenía antes de este proyecto

Cristina Galván Casas es médico especialista en Dermatologia. Trabaja en el Hospital Universitario de Mostoles y en la Clínica Dermatológica Dra. Galván y ha trabajado en distintos proyectos de Cooperación Internacional Sanitaria.