Margallo considera que 'no tiene sentido' imponer sanciones a Venezuela

Una semana después de que el gobierno estadounidense tomara la decisión de aplicar sanciones contra Venezuela por considerar que la situación en el país constituye una amenazada a su seguridad nacional, el titular español José Manuel García-Margallo cree que ese caso no ocurre con Europa por lo que «no tiene sentido» imponer medidas. Sin embargo, ha admitido su preocupación por la inestabilidad en el país y el encarcelamiento de los opositores.

Federica Mogherini Consejo
Federica Mogherini/ Foto: CE

«La experiencia española nos dice primero reconciliación, diálogo y elecciones», ha señalado Margallo a su entrada a la reunión de ministros de exteriores celebrada en Bruselas. «Es un tema que nos preocupa. Distinguimos claramente al pueblo de Venezuela y al gobierno de Venezuela», ha asegurado.

Sin embargo, el tema que ha copado la mayor atención en el encuentro de hoy ha sido África, y los conflictos en el continente. Los titulares de exteriores han decidido mirar hacia el sur para abordar las tensiones que provocan también consecuencias en Europa, entre ellas, la inmigración. Hace más de cuatro años que estalló la primavera árabe y mientras Túnez ha celebrado elecciones democráticas libres y mantiene la tan ansiada estabilidad política, el vecino Egipto lucha contra la ingobernabilidad y conseguir el Estado de Derecho. La plaza Tahrir se convirtió en símbolo con los gritos de los manifestantes que se plantaban ante la policía militar de Hosni Mubarak y exclamaban «yo muero hoy», como explica la periodista española Olga Rodríguez en su libro del mismo nombre. Las primeras elecciones libres dieron la victoria a los Hermanos Musulmanes, pero un abrupto golpe de Estado lo ha sumido en una profunda crisis.

Otro de los países a los que llegó la primavera fue Libia, que acabó con una intervención de la OTAN, bajo el paraguas legal de la ONU. Sin embargo, las tensiones tribales que tenía controladas Muammar al Gaddafi con mano de hierro han explotado. Actualmente, existen dos gobiernos, dos capitales, Tobruk y Trípoli, dos parlamentos y está al borde de una guerra civil, que el mediador español para la ONU Bernardino León intenta impedir, y cuyo mandato expira a finales de marzo. Los titulares de exteriores han coincidido en que Libia «se encuentra en una encrucijada» e instan a todas las partes a mantener el diálogo y llegar a un acuerdo para un gobierno de unidad nacional, «condición sine qua non», para ser considerado un interlocutor válido internacionalmente, ha asegurado el ministro español José Manuel García-Margallo. «La buena noticia es que siguen hablando, la mala es que aún no han llegado a un acuerdo para formar gobierno», ha explicado Margallo.

En caso de que las partes no lleguen al acuerdo, el ministro español cree que se debería imponer sanciones como la congelación de activos del banco nacional del país o imponer un embargo de petróleo, aunque ya exista de facto por la bajada de precio del barril. «Sólo con estabilidad política, habrá recuperación económica», ha señalado el titular español. En este sentido, Margallo ha rechaza cualquier intervención militar en el país. Asimismo, los Veintiocho confirman que entre las consecuencias directas del conflicto está la llegada de inmigrantes, especialmente hacia las costas italianas, huyendo de la inestabilidad y de las tensiones. «La llegada de forma irregular de personas provenientes de Libia y a través de sus fronteras tiene un efecto dramático en las vidas de demasiadas personas y desestabiliza a los países de los dos bandos del Mediterráneo», reza el comunicado del Consejo. En este sentido, a propuesta del ministro español, se ha solicitado una mayor dotación para la Agencia europea que gestiona las fronteras exteriores (Frontex), porque la actual es «absolutamente insuficiente».

Sin embargo, y pese a los problemas en la región, así como el último brote de Ébola que azotó Liberia, Sierra Leona y Guinea Conakry, y que ahora empieza a estabilizarse, el continente crece a un ritmo del 5%. La UE quiere mantener una estrategia de cooperación entre dos socios de forma igualitaria, abandonando el papel paternalista Norte-Sur. «Las crisis africanas las deben solucionar los africanos», sólo en el caso de que no puedan abordarlas, la UE acudirá, pero rechazan inmiscuirse a menos que sea inevitable, explican fuentes diplomáticas.

También hace ahora cuatro años que la primavera árabe contagió a Siria. Las revueltas contra Bashar al-Assad pasaron a la creación de grupos islamistas vinculados a Al-Qaeda y la irrupción del autodenominado Estado Islámico. Al respecto, los titulares de Exteriores han coincidido en que «la acción militar en este contexto es necesaria pero no suficiente para acabar con el Estado Islámico». Asimismo, y a pesar de las palabras expresadas por el Secretario de Estado estadounidense, John Kerry, quien aseguró que en la lucha contra el grupo terrorista debería haber diálogo con Assad, los Veintiocho niegan que el régimen sirio sea un socio en la lucha contra el ISIS. No obstante, el ministro español cree que «parece obvio» que se deba hablar con el régimen de Al Assad, no con el dictador de forma personal, para luchar con el Estado Islámico.

Un año de Crimea

Hace ahora un año de la anexión ilegal de Crimea. El punto de inflexión que ha llevado a los líderes europeos a volver a las reminiscencias del pasado. La Alta Representante Federica Mogherini ha reiterado su rechazo por «la violación del derecho internacional» que supuso el referéndum que llevó a la península a adherirse a Rusia. Asimismo, ha mostrado su «profunda preocupación» por el deterioro de los Derechos Humanos en la península, entre ellos la falta de libertad de expresión y la persecución de minorías, entre ella los tártaros, la minoría más importante de la península y contraria a la anexión. El ministro español ha rechazado que se apliquen por el momento nuevas sanciones, «pero tampoco reducirlas», ha señalado. La semana pasada, García-Margallo visitó Kiev y Moscú donde se reunió con sus homólogos y ha podido confirmar que «la situación es mejor que hace un tiempo» y considera que ahora «queda lo más complicado: el acuerdo político, la descentralización de Ucrania para dar respuesta a las minorías de habla rusa», ha explicado.