Ni vencedores ni vencidos en la guerra de Gaza

Parecería que no hay vencedores ni vencidos en Gaza, ahora que comienza a posarse el polvo y la pólvora tras la guerra que comenzó el 8 de julio.

Israel, a pesar de su fuerza militar de alta tecnología y los llamados «bombardeos de precisión milimétrica», no ha conseguido su objetivo final: aniquilar al movimiento armado palestino Hamás.

Un hombre anda sobre los restos de un edificio completamente destruido
Una vivienda completamente destruida en Khuzaa, en el sur de la Franja de Gaza. 6 de agosto de 2014/ Foto: UN Photo/Shareef Sarhan

En cambio, ha matado a civiles sobre todo, mediante la destrucción de viviendas, escuelas, hospitales, universidades y refugios de la Organización de las Naciones Unidas. Actos que podrían considerarse crímenes de guerra sujetos a la investigación de la Corte Penal Internacional en La Haya.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, calificó la cifra de muertos y la magnitud de la destrucción de «estremecedores».

Según la información preliminar, en el conflicto han muerto aproximadamente 2.000 palestinos, casi el 75 por ciento civiles, incluidos 459 niños y niñas, agregó.

«Han muerto más niños en este conflicto de Gaza que en las dos crisis anteriores juntas», declaró en conferencia de prensa de la ONU el martes 12, en referencia a las guerras que enfrentaron a israelíes y palestinos en 2008-2009 y 2012.

En contraste, Israel ha tenido un saldo de 64 soldados y tres civiles muertos, según datos de las fuerzas militares israelíes.

«¿Cuál ha sido el valor político de esta lucha?», se pregunta Vijay Prashad, profesor de Estudios Internacionales del Trinity College, una universidad de Estados Unidos. Israel se encuentra aislado y la mayor parte del mundo está disgustado por la carnicería de la guerra, mientras la simpatía por la causa palestina está en su punto más alto, nos dice.

«El resultado en el plano político está todavía poco claro. Todo depende de cómo se comporte la dirigencia palestina», señala Prashad, analista político de Oriente Medio y autor del libro 'Arab Spring, Libyan Winter' (Primavera árabe, invierno libio).

H.L.D. Mahindapala, un analista político con sede en Melbourne que trabajó en un periódico de Sri Lanka, nos dice que Israel ha perdido el monopolio del poder del que gozaba en la región para imponer sus condiciones.

La respuesta palestina a través de túneles primitivos ha demostrado que es una fuerza a tener en cuenta, añade. Por ejemplo, Israel boicoteó las negociaciones en Egipto y Hamás lo obligó a retomarlas con el disparo de cohetes y la amenaza a su seguridad, comenta.

«Israel ha quedado desconcertado y derrotado por la red de túneles», afirma Mahindapala.

Esa ingeniosa red se construyó en un principio como forma de defensa para superar el embargo que Israel impuso al tráfico de productos de Gaza. Después se convirtió en el mejor mecanismo defensivo y ofensivo que Israel no ha podido desmantelar, aunque ha anunciado 'misión cumplida', según Mahindapala, que observa la política de Oriente Medio desde hace décadas.

Su construcción fue un fallo de la inteligencia por parte de Israel, reconoce Meir Sheerit, otrora miembro de la Comisión de Relaciones Exteriores y Defensa del parlamento israelí, según el diario Wall Street Journal.

«No creo que nuestra inteligencia supiera cuántos túneles se habían excavado, su ubicación ni cuántos fueron planificados para el ataque», agrega.

Según Ban, más de 300.000 personas siguen refugiadas en escuelas administradas por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA), en centros de enseñanza públicos y privados, y en otras instalaciones públicas o en casas de familia. Las viviendas de al menos 100.000 personas han sufrido una destrucción total o severa, explica.

Según fuentes militares israelíes, Hamás lanzó 3.488 ataques con cohetes y morteros hacia Israel desde el inicio del conflicto el 8 de julio, frente a los 4.929 ataques militares israelíes, principalmente con armas proporcionadas por Estados Unidos, contra objetivos en Gaza.

«Si el recuento de los cadáveres y la destrucción de las armas son los principales criterios para la victoria, Israel es el claro ganador en la última confrontación con Hamás», argumenta Ronen Bergman, analista político y militar del diario israelí Yediot Aharonot, en un artículo de opinión en el New York Times el domingo 10.

«Pero el recuento de los cadáveres no es el criterio más importante para decidir quién debe declararse vencedor», continua. Mucho más importante «es la comparación de los objetivos de cada parte antes del combate y lo que han logrado. Visto así, ganó Hamás», resumió.

Hamás también realizó una campaña urbana contra las fuerzas terrestres israelíes, infligió al menos cinco veces más bajas que en el último conflicto y ha utilizado con éxito los túneles para penetrar en el territorio enemigo y sembrar el miedo y la desmoralización, dice Bergman, que está escribiendo una historia del Mossad, el servicio de inteligencia de Israel.

El veredicto final dependerá en gran medida del resultado del acuerdo tras las conversaciones de paz en Egipto.

Prashad nos dice que la guerra de Gaza fue «asimétrica y desproporcionada».

La ONU confirma que la infraestructura de Gaza está totalmente destruida, lo que incluye hospitales, escuelas, empresas, la red de energía y el almacenamiento de alimentos. «Es una catástrofe humanitaria. Así que en este nivel, Israel ha ganado. Ha hecho la vida imposible para los palestinos «, comenta.

Israel asegura que su objetivo era la destrucción de Hamás, pero resulta que destruyó Gaza una vez más, agrega. Prashad dice también que sería un gesto importante que ambas partes se comprometieran con la Corte Penal Internacional y que respaldaran plenamente una investigación sobre la naturaleza de la guerra.

«Los estrategas militares deben darse cuenta de que no es solo Israel quien se enfrenta a la derrota, sino también su mayor aliado, Estados Unidos», comenta Mahindapala.

Si Israel fracasa, Estados Unidos se hundirá con él, advierte. «Las presiones militares, económicas, políticas y diplomáticas de Israel pueden evitar el tsunami árabe por un tiempo, pero no por mucho «, agrega el analista.

Estados Unidos e Israel están los dos en decadencia y la forma en que propongan gestionar las nuevas realidades sin provocar un holocausto nuclear es la gran interrogante, afirma.

La izquierda israelí es demasiado minúscula y débil en comparación con la derecha, y la cuestión principal no es cómo vivirán los palestinos en los territorios ocupados, sino cómo hará Israel para vivir rodeado de un mar de árabes, vaticina.