Opiniones dispares sobre el paso del papa Francisco por EEUU

Las declaraciones del papa Francisco sobre los refugiados, el cambio climático, la venta de armas, el acuerdo nuclear con Irán y las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, entre otros temas políticos, han gustado a unos e irritado a otros.

Francisco en la ONU
Francisco en la ONU/ Foto: Li Muzi / POOL

Sin embargo, varios legisladores de derecha en Estados Unidos afirmaron que la «infalibilidad» del papa argentino se refiere únicamente a la teología, y no a la política mundial o la degradación del medio ambiente.

Al menos dos de los candidatos republicanos que buscan la nominación de su partido para la presidencia de Estados Unidos, el gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, y el senador de Florida, Marco Rubio, ambos católicos, discreparon con el papa Francisco, el primero de origen latinoamericano.

«Creo que el papa se equivocado», declaró Christie en referencia al papel desempeñado por el pontífice en la reanudación de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos. «Y el hecho es que su infalibilidad refiere a los asuntos religiosos, y no políticos», añadió.

Para Rubio, «el papa, como persona individual, una figura importante en el mundo, también tiene opiniones políticas. Y con esas, claro está, tenemos la libertad de discrepar».

Sin embargo, Eric LeCompte, director de la Red Jubileo Estados Unidos, una alianza de más de 75 organizaciones y 400 comunidades religiosas de este país, nos dijo que el actual papa nunca ha realizado declaraciones «infalibles».

Las declaraciones infalibles «se hacen de una manera muy específica desde el trono de San Pedro. En toda la historia de la Iglesia Católica se han hecho muy pocas de esas declaraciones», explicó.

La cuestión más importante a entender es que todas las declaraciones de Francisco «son enseñanzas morales para los católicos. Cuando el Santo Padre habla sobre la desigualdad, la pobreza, el medio ambiente, la guerra y la economía, nos está dando una orientación moral muy clara», aseguró LeCompte, quien también es consultor ante el Vaticano.

«Su Santidad está aplicando enseñanzas católicas y bíblicas específicas directamente a las políticas económicas que afectan a millones de personas. Pide un proceso de quiebra internacional para proteger de las crisis financieras a los más vulnerables», añadió.

«Está aplicando enseñanzas católicas básicas sobre la pobreza, la compasión y la misericordia a las políticas económicas que causan la pobreza», manifestó LeCompte en defensa de los pronunciamientos públicos del papa.

Después de su histórico discurso ante la sesión conjunta del Congreso legislativo de Estados Unidos en Washington, el papa Francisco habló en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el viernes 25. Una ocasión en la que el líder religioso también pidió un sistema responsable de créditos internacionales para hacer frente a la crisis financiera.

«Es asombroso ver al papa Francisco hablar sobre la responsabilidad de los acreedores. Incluso se refirió a lo que era formalmente un pecado en la Iglesia Católica, la usura», destacó LeCompte.

El discurso papal hizo hincapié en dos temas de la agenda de la ONU, la desigualdad económica y el medio ambiente. El mal uso y la destrucción del medio ambiente también se acompañan de un proceso implacable de exclusión, afirmó.

«Un afán egoísta e ilimitado de poder y de bienestar material lleva tanto a abusar de los recursos materiales disponibles como a excluir a los débiles y con menos habilidades, ya sea por tener capacidades diferentes, discapacidades o porque están privados de los conocimientos e instrumentos técnicos adecuados o poseen insuficiente capacidad de decisión política», declaró Francisco.

«La exclusión económica y social es una negación total de la fraternidad humana y un gravísimo atentado a los derechos humanos y al ambiente», agregó.

«Los más pobres son los que más sufren estos atentados por un triple grave motivo: son descartados por la sociedad, son al mismo tiempo obligados a vivir del descarte y deben injustamente sufrir las consecuencias del abuso del ambiente. Estos fenómenos conforman la hoy tan difundida e inconscientemente consolidada 'cultura del descarte'», dijo.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se refirió al pontífice. «Usted está en casa no en los palacios, sino entre los pobres, no con los famosos, sino con los olvidados, no en los retratos oficiales, sino en las 'selfies' con los jóvenes», declaró.

Al igual que la ONU, «a usted le motiva la pasión para ayudar a los demás. Sus puntos de vista conmueven a millones. Sus enseñanzas conducen a la acción. Su ejemplo nos inspira a todos», aseguró Ban.

Pero no todos se mostraban tan elogiosos.

Barbara Blaine, de la Red de Sobrevivientes Abusados por Sacerdotes, dijo que el papa «habla de algún supuesto 'gran sacrificio' realizado por los obispos» tras los abusos cometidos por religiosos católicos contra niños y niñas, y su posterior encubrimiento, comprobados a lo largo de los años.

«¿Qué sacrificio? ¿Qué obispo se toma menos vacaciones, conduce un coche más pequeño, lava su propia ropa o no fue ascendido porque oculta a los depredadores y pone en peligro a los niños?», cuestionó. Ninguno, agregó.

Además, «si usted es mujer, no puede ser sacerdote, si está casado, no puede ser sacerdote, pero si has violado a niños, puede seguir siendo sacerdote», subrayó Blaine.

Representantes de otras organizaciones no gubernamentales elogiaron al papa, como Ben Phillips, de ActionAid.

«ActionAid recibe con gran satisfacción el liderazgo moral del papa sobre la desigualdad económica y el cambio climático: él habla por los muchos millones de personas en todo el mundo que viven con las consecuencias. La urgencia ahora es la acción de los líderes políticos», exhortó.

Andrew Steer, presidente del Instituto de Recursos Mundiales, dijo que el papa aporta una voz de firme claridad moral sobre la necesidad de proteger a la Tierra. «En pocas palabras, el cuidado de nuestro planeta y de los más necesitados entre nosotros es una responsabilidad que todos compartimos», señaló.

Barbara Frost, presidenta de WaterAid, dijo que el líder católico había arrojado luz sobre la difícil situación de los más pobres y los más vulnerables, que son los más afectados por el cambio climático y por las enormes desigualdades que existen en nuestro mundo de hoy.

«Él ha hecho mucho para reafirmar el acceso al agua potable y segura y al saneamiento como derechos básicos y universales esenciales para la salud y la dignidad. Y nos pidió a todos que cuidemos a todas las personas en nuestro planeta», observó.

La Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN) consideró que los argumentos morales y humanitarios que fundamentan el discurso papal deben inspirar a los gobiernos a iniciar las negociaciones de un tratado que prohíba estas armas.

«Las armas nucleares son armas inmorales e inaceptables. Los gobiernos deben responder a la petición del papa e iniciar la negociación de un nuevo instrumento jurídico» que las prohíba, afirmó Beatrice Fihn, directora de la ICAN.