Oslo y Estocolmo se visten de Nobel

Cada 10 de diciembre, día de la muerte de Alfred Nobel, las capitales de Noruega y Suecia se engalanan para la entrega de los premios más prestigiosos del mundo. La ceremonia de este año ha estado marcada por el recuerdo a Nelson Mandela.

Escenario con los premiados y los reyes de Suecia
Ceremonia de entrega de los premios Nobel en Estocolmo (Suecia)/ Foto: Fundación Nobel

Cada 10 de diciembre, día de la muerte de Alfred Nobel, las capitales de Noruega y Suecia se engalanan para la entrega de los premios más prestigiosos del mundo. La ceremonia de este año ha estado marcada por el recuerdo a Nelson Mandela.

En la Sala de Conciertos de Estocolmo, el rey Carlos Gustavo de Suecia y su esposa Silvia han presidido la ceremonia como manda la tradición desde 1926. Una tradición que se perpetúa desde la muerte de Alfred Nobel, él mismo fue quien dijo en su testamento que el Premio Nobel de la Paz -sin explicar el motivo concreto- se entregaría en Oslo (Noruega) en lugar de en Suecia.

Allí, en el ayuntamiento de la capital noruega, la OPAQ, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, ha recibido el valioso Nobel de la Paz en manos de su director, el diplomático turco Ahmet Uzümku. Los Nobel han querido sacar del anonimato a esta organización y premiar su constante lucha por el desarme desde su creación en 1997 y en concreto su trabajo actual en Siria. Junto a Uzümku, en Oslo, el discurso ha sido presidido por el presidente del Comité Nobel Thorbjorn Jagland. Es la vigesimoquinta vez que el Nobel de la Paz, dotado con 1,5 millones de dólares (930.000 euros), recae en una organización.

«Nuestra tarea es conseguir que las armas químicas sean historia para siempre, una tarea que hemos llevado a cabo con silenciosa firmeza», ha afirmado un emocionado Uzümcu. «La OPAQ ha verificado la destrucción de un 80 % de todas las armas químicas declaradas y hay 190 estados que se han sumado a la prohibición; estamos avanzando para que la visión de un mundo sin armas químicas se haga realidad», ha añadido.

El galardón tiene la misión de reconocer su trabajo y de servir de incentivo para una de las tareas más determinantes de su historia, el desarme en Siria.

De vuelta a Estocolmo, las celebraciones arrancaban a las 16:30 de la tarde con un solemne recuerdo a Nelson Mandela, en el mismo día en que Sudáfrica le llora en varios funerales por todo el país. Mandela recibió el Premio Nobel de la Paz hace 20 años y «cumplió las máximas aspiraciones del premio», como ha asegurado el jefe del Comité Nobel, Thorbjörn Jagland.

La gran ausente de la ceremonia ha sido Alice Munro, la decimotercera mujer que gana el premio Nobel de Literatura y la única mujer galardonada en 2013, que, con 82 años y por motivos de salud, no ha viajado desde Canadá. En su lugar, el premio -dotado con 900.000 euros- lo ha recogido su hija Jenny. El secretario permanente de la Academia Sueca, Peter Englund, ha dicho que este premio se debe a que «si lees muchas obras de ella con atención, antes o después en uno de sus relatos te verás cara a cara contigo mismo; ese es un encuentro que siempre deja zarandeado, con frecuencia transformado, pero nunca destrozado».

El Nobel de Economía «por su trabajo en el análisis empírico de precios de posesiones capitales» ha sido para Lars Peter Hansen, Eugene Fam y Robert J. Schiller.

Pero, sin duda, uno de los Nobel más esperados era el de Física, para el inglés Peter Higgs y el belga François Englert, «descubridores» del Bosón de Higgs, la partícula subatómica que estaría en el origen de la creación y cuya existencia se ha tardado casi 50 años en demostrar.

Thomas Südhof, James E.Rothman y Randy Schekman han recibido el Nobel de Medicina por sus investigaciones sobre el «tráfico vesicular, un mecanismo de transporte esencial para nuestras células».

En la capital de Suecia, el último galardón entregado ha sido el Nobel de Química, que este año ha premiado «el desarrollo de modelos multiescala para sistemas químicos complejos» llevado a cabo por los científicos Martin Karplus, Michael Levitt y Arieh Warshel.

Una vez acabada la ceremonia, como manda la tradición, se celebra una cena de gala en el Salón Azul del Ayuntamiento de Estocolmo.