París, hasta el 25 de marzo

El periodo más surrealista de Salvador Dalí centrará la exposición del artista ampurdanés que se verá hasta el 25 de marzo en la capital francesa y en primavera (el 24 de abril) llegará al Museo Reina Sofía de Madrid. Se trata de una colaboración entre ambas instituciones, la Fundació Gala-Dalí y del Museo Dalí que permitirá disfrutar de 200 obras, una de las muestras más completas sobre el artista catalán.

Comisariada por Jean-Michel Bouhours y Thierry Dufrêne en París y Montse Aguer en Madrid, la muestra propone revalorizar al Dalí pensador, escritor y creador de una particular visión del mundo y hace especial hincapié en el método paranoico-crítico desarrollado por el artista como mecanismo de transformación y subversión de la realidad.

Contribuyen a su excepcionalidad préstamos de instituciones como el MOMA (Nueva York), de dónde se traerá «La persistencia de la memoria» (1931); el Philadelphia Museum of Art, que cederá «Construcción blanda con judías hervidas» (1936); de la Tate Modern, con «Metamorfosis de Narciso» (1937); y de los Musées Roayux des Beaux-Arts de Bélgica, con «La tentación de San Antonio» (1946).

Las diferentes secciones contendrán, además de las obras, material documental, fotografías, manuscritos del propio Dalí, revistas y audiovisuales.

La muestra arrancará con una sección dedicada a las primeras obras de Dalí, como «Aurretrato cubista», «Retrato de mi padre», «Muchacha en la ventana» o «Paisaje de Cadaqués»; y seguirá con las relacionadas con su coqueteo con el cubismo como «Academia neocubista» y con el presurrealismo, como «Asno podrido».

De su etapa plenamente surrealista se podrán ver «El gran masturbador» o «La persistencia de la memoria», aunque también estarán presentes treinta dibujos originales de los que sirvieron para ilustrar el libro «La vida secreta de Salvador Dalí», de los años cuarenta.

La última sección mostrará su gran interés por la ciencia, con una pintura profundamente transformada por el fin de la Segunda Guerra Mundial y la catástrofe nuclear de Hiroshima y Nagasaki, como en «Téte nucleaire d'ange» (1962).

La experimentación con las obras estereoscópicas, como «Dalí de espaldas pintando a Gala de espaldas» (1972) cerrarán el conjunto de su trabajo más delirante y transgresor.