Potenciar la prevención del cáncer laboral

La mayor parte de los riesgos de exposición del cáncer profesional son prevenibles. EU-OSHA (Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo), recuerda que los trabajadores que tratan productos químcos y otros relacionados con emisiones de radio son los que están más expuestos a padecer cáncer. La legislación europea obliga a los países a elaborar continuamente revisiones en las categorías laborales con más riesgo.

Dibujo de Napo con productos químicos
Napo con productos químicos / Foto: OSHA

Los trabajadores manuales, cualificados y no cualificados, están 10 veces más expuestos al cáncer profesional que los directivos. Los expertos creen que todavía hay poca investigación al respecto y que se subestiman los riesgos. Los obreros están poco informados, especialmente los asalariados temporales o a tiempo parcial y los emigrantes.

Los trabajadores que han estado expuestos al amianto, son uno de los grupos con más riesgo laboral. La inhalación de fibras de amianto es la responsable de casi el 90% de las muertes por mesotelioma, según un estudio publicado por Cristina Morales, para la Comunidad de Castilla-La Mancha. La OMS señala que la mayor parte de los riesgos de exposición del cáncer profesional son prevenibles. En todo el mundo hay unos 125 millones de personas expuestas al amianto en el lugar de trabajo. Según estimaciones de la OMS, más de 107.000 personas mueren cada año por cáncer de pulmón, mesoteliomas y asbestosis debidos a la exposición ocupacional al amianto. Una de cada tres muertes por cáncer ocupacional se debe a este producto.

Aunque el mayor problema del cáncer profesional es el de la salud de los trabajadores, también tiene una afectación económica. En el Reino Unido se calcula que cada año mueren unos 8.000 asalariados, lo que supone un coste anual de más de 2 mil millones de libras. Las estadísticas muestran que cada año aparecen unos 13.000 casos nuevos, la mayoría de ellos no mortales, pero suponen bajas laborales de larga duración, gastos del cuidado de los enfermos, pérdida de salarios y prestaciones sociales. Unas repercusiones económicas, que se añaden a las de salud, que afectan especialmente al propio trabajador que lo padece.

En ese sentido la EU-OSHA (Agencia Europea para al Seguridad y la Salud en el Trabajo) también estudia las políticas de apoyo, en sus variantes económica y sanitaria, a los trabajadores afectados por alguna enfermedad cancerígena. Existe una creciente necesidad de identificar los grupos vulnerables cuya exposición es peligrosa. Por ejemplo, la Agencia Internacional del Cáncer, está estudiando las posibles vinculaciones entre el trabajo por turnos y el cáncer de mama.

En Septiembre se celebró en Berlín unas jornadas sobre «Agentes cancerígenos y cáncer relacionado con el trabajo» donde se presentaron campañas políticas y programas de trabajo. Por ejemplo se dieron a conocer las campañas de sensibilización e inspecciones en Francia y España, o los trabajos de salud llevados a cabo en Alemania y que han minimizado la exposición a los agentes cancerígenos.

Las exposiciones ocupacionales a algunas sustancias químicas, producen afecciones alérgicas, cutáneas o respiratorias. Según fuentes de la OMS, varios productos hallados en el medio como el benceno, el arsénico en el agua, el cadmio, el óxido de etileno, el benzo[a]pireno y la sílice, radiaciones ionizantes como las emitidas por el radón, las radiaciones ultravioleta, incluidas las cabinas de bronceado, los procesos de producción de aluminio y carbón, las fundiciones de hierro y acero, y la industria de fabricación de caucho.

La Unión Europea, y los estados actualizan la lista de enfermedades profesionales y las medidas de seguridad que deben tomarse. Los empresarios y los sindicatos son los responsables de realizar la prevención y mejorar las condiciones laborales de los trabajadores. Los estados deben añadir medidas de prevención, de detección precoz y cribado, así como mejorar los tratamientos y los cuidados paliativos.