Rusia afronta una crisis 'en toda regla'

Para los economistas ya no caben eufemismos. Rusia se asoma al abismo de una recesión económica que podría durar años. Lastrada por la caída del precio del petróleo y por las sanciones económicas impuestas por Occidente, la sociedad rusa podría enfrentarse en 2015 a una caída del PIB de más del 2%.

Vladimir Putin
Vladimir Putin, en su rueda de prensa anual ante más de mil periodistas

«Hoy puedo decir que hemos entrado o entramos en una crisis económica en toda regla; el próximo año la sentiremos en plena medida», ha asegurado este lunes Alexéi Kudrin, ministro de Finanzas del Kremlin hasta 2011. «La caída del nivel de vida será dolorosa», ha pronosticado el que fuera responsable de las medidas que evitaron que los vaivenes financieros mundiales de 2008 dejaran huella en el país,

Las alarmas se disparaban este lunes también en el sector financiero. El Banco Central Ruso anunciaba el rescate del Trust Bank, una entidad financiera de tamaño medio, conocida por dar créditos hipotecarios en condiciones ventajosas a los militares. Según han explicado en una nota, la entidad recibirá una inyección de 30.000 millones de rublos, unos 435 millones de euros, en un intento desesperado por impedir la quiebra.

Las sanciones aprobadas por Europa y Estados Unidos están poniendo en serios aprietos a la economía rusa. Vladimir Putin calculaba la semana pasada, en su rueda de prensa anual, que entre el 25% y el 30% de los problemas económicos del país eran consecuencia directa de estas medidas. Ni siquiera una recuperación del petróleo, ahora en mínimos históricos, podría salvar la debacle económica. Según los cálculos de Kudrin, el PIB ruso caería en torno al 2%, incluso en el caso de que el barril de petróleo recuperara los 80 dólares. «Y si los precios son del orden de los 60 dólares, caerá el 4%», advierte. El ex ministro pronostica, que además, la política económica del Kremlin tendrá que lidiar el próximo año con una inflación de entre el 12% y el 15%.

Temor al efecto dominó

Las más perjudicadas por la situación son las empresas rusas, que tras la brusca depreciación del rublo, se encuentran con serias dificultades para acceder a los mercados internacionales. Esta misma semana, por ejemplo, el Banco Central tenía que intervenir en los mercados para permitir que la principal empresa petrolera del país pudiera hacer frente a sus deudas. Además, el repentino incremento de las exportaciones de cereal, en un año récord para las cosechas, ha puesto en peligro el suministro de la población. Hasta tal punto, que el Gobierno de Putin tiene previsto aprobar un arancel a la exportación de grano «para garantizar la seguridad alimentaria» en su país.

En su comparecencia este lunes, el ex ministro Alexéi Kudrin ha hecho un llamamiento al Kremlin para que mejore sus relaciones con Occidente. «Lo más importante es normalizar las relaciones con sus socios económicos», ha asegurado, porque de no hacerlo Rusia corre el riesgo de tener que enfrentarse a sanciones económicas más duras. «El endurecimiento de las sanciones, principalmente las financieras, reduce la eficacia de las medidas anticrisis», ha advertido. «El deseo de defender la soberanía de la Federación Rusa no está reñido con la posibilidad de que Rusia conserve su condición de socio comercial fiable».

Pero no solo en Rusia; en el resto del mundo las multinacionales también analizan con lupa la evolución económica del país y la cotización del rublo. La caída del precio del petróleo ya está teniendo efectos negativos en el sector. Además de desestabilizar las divisas latinoamericanas y asiáticas, ha provocado una paralización brusca de las inversiones. El Financial Times calcula que en total, las empresas habrían dejado de invertir en torno a un billón de dólares.

También podría afectar a los países que tienen una mayor dependencia económica del turismo. El número de turistas rusos ha experimentado un espectacular aumento en los últimos años, debido, en gran medida, al incremento del poder adquisitivo de su clase media. Sin embargo, una caída en el nivel de vida provocará que muchas familias se lo piensen dos veces antes de gastar su dinero en grandes viajes.