Un experimento de la ESA en Tenerife bate el récord de teleportación

La ciencia ficción hace tiempo que se está viendo sobrepasada por la realidad. En el Observatorio del Teide, en Tenerife se ha teletransportado una partícula a 143 kilómetros de distancia. Es lo más lejos que se ha llegado en teleportación cuántica, reproduciendo las características de una partícula de luz.

Las islas y una línea que marca la distancia recorrida por la partícula
Recorrido de la partícula/ Foto: ESA

Investigadores de Australia, Canadá, Alemania y Noruega, con financiación de la Agencia Espacial Europea (ESA), han conseguido transferir las propiedades físicas de una partícula de luz, un fotón, a otra partícula mediante teleportación. Se ha establecido un vínculo que cubre los 143 kilómetros que separan el telescopio Jacobus Kapteyn, en la isla canaria de La Palma, y la Estación Óptica de Tierra de la ESA en la isla de Tenerife.

La teleportación cuántica no es copiar, en el sentido más estricto del término, ya que al transferir información de una partícula a otra se destruye la primera, es pasar las características mediante un sistema de «entrelazado».

Albert Einstein se refirió al entrelazamiento cuántico diciendo que era una «espeluznante acción a distancia». La literatura y el cine le han echado imaginación al tema con ejemplos buenos y malos de sus resultados. «Este logro allana el terreno hacia las comunicaciones cuańticas a larga distancia» ha dicho Erix Wille, supervisor del proyecto para la ESA.

La teleportación se había experimentado en laboratorio, pero no se había probado a larga distancia y sometido a condiciones atmosféricas diversas. Hace un año se hizo un primer intento que falló debido al mal tiempo. Ahora se ha repetido el pasado mayo, aunque esta semana es cuando se publican las conclusiones en la revista científica Nature.

Los dos telescopios, entre los que se ha efectuado la teleportación están situados en terreno volcánico, a 2.400 metros de altura. El siguiente paso será conseguir la teleportación con un satélite en órbita, «para demostrar que la comunicación cuántica es posible a escala global», ha explicado Rupert Ursin, de la Academia Austriaca de Ciencias.