Un puñado de empresas controla la alimentación mundial

Mª Ángeles Fernández y J. Marcos

La población y el consumo de alimentos están creciendo en todo el mundo: ¿significa eso que el número de empresas que participan en el sector de la alimentación es cada vez mayor? Pues no. Así comienza su análisis el informe 'Agropoly. Un puñado de corporaciones controlan la producción mundial de comida', de las organizaciones Econexus y Berne Declaration.

Una plantación de maíz
Las grandes corporaciones se adueñan del mercado mundial de alimentos e imponen sus condiciones

«Las grandes corporaciones compran las empresas más pequeñas y, por lo tanto, aumentan su cuota de mercado y el poder», añaden.

Bajo esta tesis de entrada, el informe, de 18 páginas pero lleno de datos, hace un repaso a las empresas que controlan mundialmente el sector de la alimentación, desde la venta de semillas, pasando por el cultivo y el engorde de animales, hasta llegar a la transformación y a la venta final.

Según datos de la FAO, el consumo medio de alimentos per cápita en el mundo ha aumentado casi en una quinta parte, pasando de 2.360 kilocalorías por día a mediados de los años 60 a las 2.800 actuales. Un dato que hay que analizar conjuntamente con el crecimiento de la población mundial. Y mientras la tendencia alcista en el consumo de alimentos no pisa el freno, la producción agroalimentaria está cada vez más concentrada.

'Agropoly' explica que un tercio de la tierra agrícola está destinada a la producción de alimentos para animales, que las diez principales empresas de semillas controlan el 75 por ciento del mercado y que los ingresos de las tres mayores cadenas de supermercados son más grandes que el PIB de muchos Estados. Estas empresas, recoge el informe, «pueden dictar los precios, términos y condiciones y, cada vez más, el marco político».

Y añade: «los grandes perdedores son los trabajadores de las plantaciones y los pequeños agricultores en el Sur, ya que son los débiles eslabones de la cadena de valor».

«Los mayores compradores de productos agrícolas son responsables del hambre entre muchos pequeños agricultores», afirma sin tapujos el informe. El relator especial de la ONU sobre el Derecho a la Alimentación, Olivier de Schutter, ha denunciado que la presión al productor por los bajos precios que se pagan provoca el deterioro de las condiciones sociales de los pequeños agricultores.

Un sector que despierta cada vez más interés

La mitad de la población del mundo vive en zonas rurales y genera más de la mitad de sus ingresos de la agricultura. 450 millones de granjas son de pequeña escala y producen alrededor de la mitad de toda la comida que se consume. Según los autores de la investigación, este sector está despertando cada vez más el atractivo de los bancos y las grandes empresas: «Con el aumento de los precios agrícolas, el interés de los inversores está creciendo rápidamente. Cada año, un área del tamaño de Francia se vende o alquila a inversores extranjeros».

Este fenómeno, conocido como acaparamiento de tierras, es particularmente llamativo en África. El interés por el negocio de los alimentos ha provocado que muchas de las familias que trabajan la agricultura a pequeña escala sean «violentamente desalojadas de sus tierras».

El interés por la tierra ha crecido de manera significativa en unos pocos años y prueba de ello ha sido la concentración del poder en unas pocas manos en un tiempo significativamente corto. Según los datos del informe, en 1996, las diez mayores compañías de semillas tenían una cuota de mercado inferior al 30 por ciento; hoy, las tres compañías más grandes controlan más del 50 por ciento de este mercado. Y estos tres líderes del mercado en las semillas son también importantes productores de plaguicidas.

El mercado de las semillas

La producción mundial de semillas ahora está dominada por un puñado de empresas. El oligopolio es el resultado de un sinnúmero de fusiones y adquisiciones, que el informe explica a través de un complejo diagrama. Las diez principales compañías que dominan el mercado son: Monsanto (con el 26 por ciento de la cuota), seguido de DuPont (18,2) y de Syngenta (9,2). El resto de compañías son Wilmorin, WinField, KWS AG, Bayer CropSciencies, Dow AgroSciencies, Sakata y Takii & Company.

Esta concentración ha provocado, según destaca el informe, que sólo se trabajen pocas variedades de semillas y que el control provoque el aumento de los precios. Un ejemplo: en Filipinas se cultivaban más de 3.000 variedades de arroz antes de la Revolución Verde de los años 60; veinte años después, sólo había dos variedades en el 98 por ciento de la superficie cultivada.

Cuando se habla de alimentación y de semillas no se puede obviar a Monsanto, líder del sector. Creada en 1901, la empresa estadounidense empezó comercializando sacarina y entró en la producción de semillas en la década de 1980. Hoy controla el 90 por ciento del mercado de semillas genéticamente modificadas (transgénicas), lo que ha logrado a través de un gran número de adquisiciones de otras compañías, en pocos años.

Aumento del consumo de carne

Uno de los problemas señalados por el informe es el consumo de carne. La producción de un kilo de carne implica una media de tres kilos de grano y de soja. De este modo, por ejemplo, más del 90 por ciento de la soja mundial va para la alimentación de animales y en el caso del maíz el porcentaje aproximado es del 66 por ciento El informe afirma que la producción de piensos ocupa la tercera parte de la tierra.

Cuatro comerciantes de soja controlan alrededor del 75 por ciento del mercado mundial: Archer Daniels Midland, Bunge, Cargill y Dreyfus. Por tanto, el crecimiento de la producción mundial de carne proporciona enormes beneficios para los comerciantes de soja y granos.

Uno de los problemas que trae aparejado el alto consumo de carne y, por ende, la necesidad de la producción de la misma es la industrialización y la globalización de la producción animal. Esto ha provocado por ejemplo, según pone de relieve el estudio, el aumento drástico de enfermedades de los animales: estas epidemias cuestan alrededor del 17 por ciento de la facturación de la industria animal. En Alemania, un tercio de los antibióticos que se venden se utilizan en animales, mientras que en Estados Unidos se consumen ocho veces más antibióticos en las granjas industriales que en los hospitales, apuntan Econexus y Berne Declaration, las organizaciones que firman el informe.

Una de las consecuencias del abuso de antibióticos es que las bacterias se hacen resistentes, haciendo que cada vez sea mayor el número de personas cuyas infecciones no se pueden curar con estos medicamentos, uno de las más graves amenazas para la salud humana, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El procesado de alimentos

El procesado y transformación de los alimentos es otro de los grandes sectores a los que se refiere el informe, pues aquí es donde se encuentran los más altos beneficios de la cadena alimentaria. Y sólo diez empresas controlan una cuota del 28 por ciento del mercado. «Las grandes corporaciones de alimentos hacen sus grandes ganancias en particular centrándose en la expansión de las clases medias en las economías emergentes como Brasil, China, India e Indonesia», recoge el estudio.

Nestlé acapara el protagonismo en este sector. Es la empresa más grande del mundo en el sector de la alimentación, con un volumen de negocios de 103.000 millones de dólares. Vende productos lácteos pero también bebidas, dulces, alimentos preparados, para mascotas e incluso productos para la salud. Alrededor de 600.000 agricultores, en 80 países, son contratados por Nestlé, cuyas políticas de compra han sido muy criticadas.

Significativo es también el mercado del café. Alrededor de 25 millones de agricultores producen el café que es consumido por 500 millones de personas en todo el mundo. Sólo tres compañías controlan el 40 por ciento de la cosecha mundial de café mientras que son cinco las que comercializan el 55 por ciento del café.

El último eslabón de la cadena son los supermercados, es decir, el mercado minorista de alimentos. Y aquí la mayor empresa es Wal-Mart, que emplea a 2,1 millones de personas en todo el mundo y cuyo volumen de negocio en 2009 fue de 408.000 millones dólares. «Walmart ejerce una presión a la baja sobre los precios de los proveedores y paga salarios bajos», apunta el informe.