Una puesta en escena de la Tasa Tobin poco creíble

Los once países que apoyan de forma más clara la Tasa Tobin han vuelto a hacer un llamamiento para que se pueda aplicar en 2016, lo más tarde. Hasta ahora solo hay un acuerdo político, no se ha avanzado gran cosa en la forma en la que aplicará o en la cantidad real que se podrá recaudar, solo diferencias de criterio y acusaciones de estar haciendo un guiño a los votantes.

Los ministros español y sueco en el Ecofin
Luis de Guindos, ministro español de Economía y Anders Borg, ministro suevo de Economía, en el Ecofin/ Foto: CE

«Hemos llegado a un acuerdo político de cómo avanzar en el futuro, creo que es una proposición prudente que recoge planteamientos y necesidades de los diferentes países», ha dicho el ministro español de Economía, Luis de Guindos. De los once países de la zona euro que apoyan la llamada Tasa Tobin, Alemania, Austria, Bélgica, Eslovaquia, España, Estonia, Francia, Grecia, Italia y Portugal diez han llegado al «acuerdo político» del que habla el ministro. Eslovenia se ha mantenido al margen debido a la dimisión de su Gobierno este lunes.

Por su parte el ministro de Economía de Austria, Michael Spindelegger, ha ampliado «Hemos convenido en avanzar paso a paso, empezando por gravar el intercambio de acciones y algunos derivados».

La hoja de ruta ha quedado como sigue: para finales de año estará listo el trabajo técnico, durante 2015 se pulirán y aprobarán los diferentes aspecto del impuesto y el 1 de enero de 2016, finalmente, entrará en vigor.

Por el momento no es posible saber cuanto dinero se podrá recaudar con el impuesto ya que no está claro qué se gravará. Aunque el ministro de finanzas de Francia, Michel Sapin, ha adelantado que si se trata únicamente del intercambio de acciones se podría estimar en unos 5.000 a 6.000 millones de euros.

En 2011 la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nikolás Sarkozy, se convirtieron en paladines de la Tasa Tobin, que presentaron como la forma de hacer pagar a los bancos por su parte de culpa en la crisis.

Desde el primer momento Londres, la mayor plaza financiera de Europa, estuvo en contra. Aseguró que si el impuesto afectara a alguna economía europea, ésta estaría en su derecho de «objetar» el acuerdo. Lo hizo, llevó el impuesto ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea para que los Estados miembros partidarios de la Tasa no pudieran aprobarla utilizando el sistema de la cooperación reforzada.

El Tribunal europeo rechazó el recurso de Londres que anunció que recurriría. Suecia también está en contra de la tasa, alega que no funcionará y que tendrá efecto en las inversiones. Luxemburgo, con una economía basada en el sector financiero, cree que «no será bueno para los mercados de capital europeos».

Holanda, cuyo ministro de economía es el presidente del eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, no se ha mordido la lengua a la hora de decir que el acuerdo al que han llegado los países partidarios de la tasa es muy débil pero «han decidido hacer el anuncio antes de las elecciones». Afirma que Holanda podría adherirse si supiera algo más sobre la propuesta.

La Tasa Tobin fue enunciada por el economista estadounidense James Tobin en 1971 para frenar la volatilidad de los mercados cambiarios. Cuarenta años más tarde, tras la crisis económica y financiera el grupo ATTAC y el movimiento antiglobalización recuperaron la idea pero con un cambio, ahora sería un impuesto a las transacciones financieras cuya recaudación se destinaría a fines sociales, algo que a James Tobin no le hizo ninguna gracia.

La organización Oxfam la rebautizó Tasa Robin Hood. Ahora, que la tasa está perdiendo fuelle, acusa a los ministros de ceder a la presión del sector financiero.