La marca Europa: por una diplomacia cultural europea

El Parlamento Europeo ha llamado la atención sobre la escasa difusión de la cultura europea en el exterior, la fragmentación de políticas, las múltiples actuaciones nacionales y pocas comunitarias que impiden potenciar la marca Europa en el mundo.

Los eurodiputados ven posibilidades de actuar conjuntamente en la difusión de los valores europeos en el nuevo Servicio de Acción Exterior que, a su juicio, ha olvidado la promoción de la cultura europea entre sus misiones. La diplomacia cultural no es un lujo, sino una necesidad para sostener y estimular el atractivo de Europa en un entorno competitivo y globalmente conectado.

El Partenón, Atenas
El Partenón, Atenas (Grecia) / Foto:CC

«El rock and roll, culturalmente hablando, fue un elemento decisivo para la relajación de las sociedades comunistas y para su aproximación a un mundo de libertades». Con esta cita de Andreas Simonyi, embajador de Hungría en Estados Unidos durante la pasada década, comienza el informe que el Parlamento Europeo ha aprobado para pedir una mejor y mayor visión de la cultura en la acción exterior de la UE. Es una propuesta de difusión de cultura europea como exportación de valores.

El informe, elaborado por la eurodiputada holandesa Marietje Schaake , argumenta que la integración y el desarrollo de la cultura en el Servicio Europeo de Acción Exterior puede llevar a la comprensión mutua, a la cooperación pacífica y a la estabilidad, así como aportar beneficios económicos.

Schaake considera que la UE carece de una estrategia para llevar a cabo una diplomacia cultural que promocione la diversidad de Europa como gran atractivo. Hay cientos de programas educativos, culturales, de formación y de intercambio que es necesario promover también en el exterior con la marca Europa como distintivo.«La marca Europa es solo para cambiar el pensamiento en términos de "Europa en el mundo", y no las diferencias entre los Estados miembros. Es importante pensar en nuestra posición en la economía mundial porque, de lo contrario, perdemos oportunidades y corremos el riesgo de ser menos relevantes en la escena internacional aunque tengamos, con mucho, el paisaje cultural más atractivo».

El informe cita iniciativas nacionales que han conseguido su propósito de llevar una cultura determinada a todo el mundo, como la Alliance Française o el British Council, aunque no cita el Instituto Cervantes, y avisa de la competencia de China con la apertura de cien centros Confucio para practicar la diplomacia cultural. El empuje de los países emergentes está sustituyendo a la históricamente sólida presencia cultural de Estados Unidos en el mundo que, aunque está disminuyendo ligeramente, sigue siendo potente.

«Se ve fragmentación y difusión entre los Estados miembros, pero también entre diversos departamentos e instituciones de la UE. Esta fragmentación sin una estrategia común obstaculiza el uso pleno y eficaz de recursos y presupuestos culturales», dice el informe.

Los legisladores consideran que los ciudadanos europeos son los que más se beneficiarían si la UE interviene activamente como líder en el escenario mundial, con fondos y con una estrategia competitiva de Europa en turismo, talento, arte, comercio y entorno estudiantil.

Más acción e interacción de la UE

El informe propone que en cada representación europea en el mundo haya un delegado que se ocupe de coordinar los programas y actividades culturales y de informar a la gente. Expresamente, lamenta que el Servicio Europeo de Acción Exterior que dirige Catherine Ashton no haya previsto ningún puesto relativo a los aspectos culturales.

Además entiende que los nuevos medios interactivos tienen un papel crucial en esa estrategia. La diplomacia cultural debe incluir la diplomacia digital. «Hoy en día, es posible saltarse la censura y romper los tabúes, y es muy importante involucrar a la gente con la democracia y los derechos humanos a través de estos nuevos medios. Forma parte también de los programas culturales», dice Schaake.

Los eurodiputados piden a la Comisión que prepare una consulta sobre el asunto de la que extraer conclusiones y al propio Parlamento Europeo, que se comprometa más con la inclusión de la cultura en el trabajo de sus delegaciones con otros parlamentos del mundo. «No se trata de un lujo, sino de una necesidad para sostener y estimular el atractivo de Europa en un entorno competitivo y globalmente conectado».