Dar un nuevo impulso al diálogo euromediterráneo

Puede ser un intento europeo importante....pero sin Alemania. Hacía nueve años que no se reunían y, por primera vez desde las primaveras árabes, cinco países de Europa del Sur y cinco países de África del Norte se han encontrado en Malta para reactivar las relaciones de una unión euromediterránea dejada de lado. La economía, sobre todo, pero también la seguridad y la diplomacia son temas clave a ambos lados del Mediterráneo.

Foto de familia de la cumbre 5+5
Foto de familia de la cumbre 5+5 / Foto:élysée

La primera reunión de esta cumbre llamada «diálogo 5+5» (Francia, España, Italia, Malta, Portugal + Argelia, Marruecos, Libia, Mauritania, Túnez) tuvo lugar en Roma en 1990. Desde entonces, la Unión euromediterránea ha ido languideciendo y ahora los países del sur de Europa se proponen, una vez más, mejorar las relaciones entre las dos riberas del mar Mediterráneo, a pesar de todas las dificultades económicas.

Han asistido a esta cumbre, el presidente francés, François Hollande; el jefe del gobierno italiano, Mario Monti; el español, Mariano Rajoy y el portugués, Pedro Passos Coelho. En cuanto a los países del Magreb, participaron el presidente tunecino, Moncef Marzouki, y el mauritano, Mohamed Ould Abdel Aziz; los primeros ministros marroquí, Abdelilah Benkirane, y argelino, Abdelmalek Sella, y el presidente del parlamento libio Mohamed Magarief. Hay que añadir también al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, el Secretario de la liga árabe y el secretario general de la Unión por el Mediterráneo.

Uno de los objetivos de la cumbre era enfocar la reflexión sobre las necesidades del Magreb después de las revoluciones árabes, pero para los dirigentes presentes se trata también de hablar sobre asuntos tales como la seguridad, la defensa o la inmigración ilegal. Los países quieren intentar desarrollar el diálogo político y ante todo la cooperación económica haciendo hincapié en los temas de la educación, los transportes o las energías renovables.

La Unión por el Mediterráneo es una organización internacional fundada por Nicolas Sarkozy ahora en punto muerto con las tensiones geopolíticas y las primaveras árabes. François Hollande quiere que sea uno de los mayores ejes de la política extranjera francesa pues ha aludido varias veces al «Mediterráneo de los proyectos». A ese respecto, ha evocado también un «Erasmus del Mediterráneo» con la implementación de formaciones y diplomas comunes para favorecer el auge de las empresas y la formación profesional de los jóvenes. Algunos de estos han tenido un papel muy importante en los acontecimientos de las primaveras árabes y a menudo sufren el contexto actual de crisis y padecen el paro.

La idea de François Hollande es facilitar la circulación de los estudiantes, los investigadores y sin duda los inversores. Hay que recordar que Italia, Francia y España cuentan con cientos de pequeñas y medianas empresas en el Magreb, de forma que tienen mucho interés en promover proyectos euro-mediterráneos muy concretos. En cuanto a Italia, es preciso anotar que Argelia es su primer proveedor de gas mientras Libia le suministra petróleo. Para los países del Magreb es además una oportunidad para evocar asuntos más sensibles. A ese respecto, hace falta apuntar el caso de Argelia y de Marruecos que han conocido tensiones en los últimos meses pues los marroquíes quieren la reapertura de las fronteras entre los dos países, cerradas a toda clase de tráfico desde 1994. Sin embargo, por el momento, Argel ha planteado su decisión y exige ante todo el arreglo de varios expedientes bilaterales.

El caso de Mali también ha sido ineludible ya que Francia incita a una intervención militar de los países de África del Oeste. Ahora bien, François Hollande se ha reunido con el nuevo primer ministro argelino, Abdelmalek Sella, pues Argel es hostil a toda injerencia en esta zona. En el caso de una intervención militar, Argel teme que los terroristas de AQMI retrocedan en el país. Para François Hollande, hay que tranquilizar a los argelinos. Aboga por una implicación argelina en particular para la vigilancia de las fronteras.

Más allá de un nuevo intento por reforzar la cooperación Norte-Sur, parece que no hay que esperar mucho de esta reunión. Los dirigentes políticos han confirmado que no se tomarán decisiones importantes. Sin embargo, este diálogo es una manera de no hacer de este mar Mediterráneo un obstáculo o una frontera sino un vínculo entre ambas partes para un desarrollo común solidario. Es imprescindible coordinar la defensa, la seguridad o la diplomacia en una zona que se revela muy estratégica.